Gobierno

Santa Cruz: La trayectoria del “guardián” de las marcas en Chile

Dejará su cargo al cumplir el plazo máximo que permite el sistema de ADP para ejercer la jefatura de un servicio público.

Por: Rodolfo Carrasco | Publicado: Lunes 25 de junio de 2018 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-
Rodolfo Jara
Rodolfo Jara

Compartir

“No soy el más indicado para explicar mi permanencia de casi nueve años en el cargo, habría que preguntárselo a los siete jefes que he tenido y a los cuatro gobiernos”, sostiene el director del Instituto de Propiedad Industrial (Inapi), Maximiliano Santa Cruz, quien dejará su puesto en octubre de este año al finalizar el plazo máximo que permite el Sistema de Alta Dirección Pública (ADP) para ejercer la jefatura de un servicio que asumió un martes 13 de octubre de 2009.

Imagen foto_00000003

Dice que su permanencia en el puesto la atribuye a que “todos los gobiernos se han tomado la propiedad intelectual como una política de Estado, con metas de largo plazo, objetivos altos, como ser un referente regional y siempre a la vanguardia, y eso se ha logrado”.

Santa Cruz es abogado de la Universidad de Chile y posee un master de la U. de San Francisco en temas de propiedad intelectual. Casado con Magdalena Claro con quiene tiene tres hijos de 14, 12 y 9 años, agradece con emoción a su esposa, que es “socióloga y se dedica a temas de tecnologías de la información, por haber sido tremendamente generosa y apoyar mi carrera”.

Desde 1999 a 2004, Santa Cruz trabajó en la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) donde fue negociador de propiedad intelectual en los TLC de Chile con la Unión Europea, Estados Unidos, con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) y con Corea, entre otros.

De ese tiempo recuerda que “entré al departamento que era el encargado de la propiedad intelectual y a la semana me pasaron un dossier y me mandaron a un viaje a Corea. De ahí me convertí en el encargado de propiedad intelectual de la Cancillería, así comenzó mi relación amorosa con la propiedad intelectual que no me soltó nunca más”.

Antes de dirigir el Inapi, Santa Cruz se ocupó de los temas de propiedad intelectual en la Misión de Chile ante la OMC y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) entre los años 2005 y 2009.

Destaca que el desarrollo del Inapi se debió principalmente a la visión del Estado de haberlo creado con facultades claras y fuertes, que no tenía el antiguo Departamento de Propiedad Industrial. “Eso ha ayudado mucho al trabajo de estos nueve años, porque no solamente se le dijo que iba a tener el registro de marcas, patentes y diseños, sino que también se le dieron facultades en materia internacional, transferencia tecnológica y difusión del conocimiento”, explica.

Sostiene que los avances han sido enormes en todos estos años y lo más reciente es que en enero se comenzó a trabajar con firma electrónica avanzada, con lo cual el Inapi dejó de imprimir miles de páginas. “Recibimos al año 45 mil solicitudes de marcas, 15 mil renovaciones, 4 mil solicitudes de patentes y 15 mil anotaciones que son anotaciones al margen de licencias, cambios de nombre, etc. Todo eso se acabó, somos un servicio sin papeles”.

Líder en teletrabajo

En materia de gestión de personas destaca que se pasó “de una cultura del siglo XX, que respondía más al mundo analógico que a la sociedad de la información y la era digital. Hoy tenemos un equipo muy bueno de 180 personas que son muy abiertas al cambio”. Aquí destaca el teletrabajo, “donde logramos que a fines de 2016 el gobierno y el Congreso autorizaran a que el Inapi fuera la primera institución del Estado que pudiera teletrabajar y hoy el 35% de los funcionarios trabaja desde sus casas, cuatro días en sus casas y uno en el Inapi”.

Santa Cruz afirma que la evolución de las solicitudes de patentes en Chile ha sido buena: “En los últimos 10 años ha aumentado en un 25% la solicitud de patentes por parte de chilenos, la locomotora del sistema son las universidades chilenas, donde ya hay 29 universidades públicas y privadas que tienen políticas de propiedad intelectual”.

Aunque el Estado ha fortalecido su institucionalidad y las universidades también, “la empresa hoy es la pata débil del sistema”. “Incluso grandes empresas no tienen incorporado que para desarrollarse y mantener su competitividad deben patentar sus creaciones. La idea es que las compañías chilenas, más allá de vender commodities, vendan también tecnología y conocimiento. No han entendido que proteger tecnología, inventos e innovación les da las posibilidades no sólo de vender madera y cobre, sino que vender conocimiento”.

Lo más leído