Laboral & Personas

CEP: ajustes en sueldos y más personas contratadas han contenido el desempleo

Estudio revela que más calificación se traduce en más probabilidades de trabajar menos horas y de desempeñarse en el sector público.e

Por: K. Peña y D. Vásquez | Publicado: Lunes 21 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Una serie de tesis se han sucedido para explicar la acotada alza -o resiliencia- que ha exhibido el desempleo en el país a pesar de la persistente desaceleración económica. Ahora fue el turno del Centro de Estudios Públicos (CEP), que luego de analizar cifras de los últimos diez años

desestimó que el aumento de la cantidad de inactivos fuera la mejor hipótesis detrás del moderado tránsito de la desocupación en el último tiempo, que se ha mantenido en niveles cercanos al 6% en los últimos tres años, marcando un peak de 6,9% en el trimestre mayo-julio de 2016, que el trimestre siguiente disminuyó a 6,6%

¿Cómo se explica entonces el acotado efecto del menor crecimiento en el mercado laboral? El investigador del CEP, Estéfano Rubio, autor del informe “Desigualdades laborales. El empleo y la calificación de la mano de obra en Chile”, plantea cuatro ideas para responder la pregunta.

La primera, vinculada con lo ocurrido con las categorías de ocupados, entre las que destacan asalariados y por cuenta propia.

“Han existido leves aumentos del porcentaje de la población en la fuerza laboral que podrían estar ocultando un aumento en el número de desempleados, siendo que estos incrementos han sido absorbidos por la categoría de ocupados”, explica Rubio.

Adicionalmente, el investigador sugiere que el fenómeno también podría explicarse por las medidas que tomaron las empresas para enfrentar la desaceleración económica, ya que, en su opinión, los ajustes se habrían realizado vía salarios en lugar de despedir a los empleados.

La variación que han tenido los ingresos laborales reales en los últimos diez años valida esta hipótesis: entre 2006 y 2009 crecieron 18%; entre 2009 y 2012 lo hicieron en 11% y entre 2012 y 2015 aumentaron apenas 2%.

Además, entre 2010 y 2015, los trabajadores con contrato aumentaron 4%, “lo que torna más difíciles y costosas las desvinculaciones de empleados de las empresas, no solo por los costos administrativos asociados, sino que también por las indemnizaciones que debiesen efectuarse”.

Otro elemento a considerar es que en el mismo período, se observó un movimiento de trabajadores desde las micro y pequeñas empresas hacia las de mayor tamaño, equivalente al 3% de los ocupados. Este factor es importante porque son las empresas de menor tamaño las que se pueden ver más afectadas en una desaceleración económica en términos de utilidades, forzándolas a tener que despedir empleados. Por el contrario, las grandes organizaciones tendrían más flexibilidad para enfrentar menores ingresos ajustando las remuneraciones.

El documento resalta que ante una mano de obra más calificada, las compañías están dispuestas a contratar a los trabajadores con mayores conocimientos específicos, lo que podría explicar que el aumento de la fuerza de trabajo se esté dando principalmente por un alza en la ocupación.

Y más allá de la tasa de desempleo, el estudio demuestra que conforme aumenta el grado académico de las personas, mayores son sus tasas de participación y ocupación laboral y, por lo mismo, el escenario para aquellos con baja calificación es “complejo”, generando marcadas desigualdades con los grupos más educados (ver nota relacionada).

¿Inactivos tienen efecto?

El estudio del CEP también entregó argumentos de por qué el aumento de los inactivos no es la principal razón detrás de este “desempleo contenido” en medio del cuadro de desaceleración económica: los inactivos han aumentado a nivel absoluto, pero no en términos relativos.

El trabajo consideró los datos correspondientes al trimestre octubre diciembre de 2015, período en que los inactivos crecieron en 125.580 personas respecto al año anterior. Y en 2014 el segmento también aumentó, en 72.647 personas.

Sin embargo, el porcentaje de inactivos respecto a la población económicamente activa decreció en 1% y 0,5%, respectivamente.

“Lo que ha pasado es que cuando escuchas a los otros expertos decir ‘los inactivos han aumentado en 100 mil personas’ es porque lo están viendo en términos absolutos y no relativos, es decir, en el número pero no como porcentaje total de la fuerza de trabajo”, refuerza Rubio.

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efecto en pensiones: el problema que se avecina

 

El análisis del CEP revela una baja tasa de participación laboral de los grupos sin educación o sólo con nivel básico -menos calificados-, con 61% en el caso de los hombres y apenas 32% para las mujeres, comparado con el 77% y 65% para sus pares con educación superior profesional, respectivamente.

Y más de 38% de este segmento responde a trabajadores no asalariados, lo que para Rubio es un dato "particularmente preocupante". ¿La razón? Esto significa que solo una fracción mínima de este grupo realiza cotizaciones previsionales, debido a la postergación de la puesta en marcha de la ley que obliga a cotizar a los independientes hasta 2018, creando lagunas que afectarán las futuras pensiones de estos trabajadores.


Para cada nivel educacional, además, los porcentajes de quienes no cotizan es similar a quienes no trabajan de asalariados. Así, por cada persona con educación superior que no cotiza, hay 2,5 personas con básica o menos que tampoco lo hace.

 

educación: lo que pesa en las condiciones laborales

 

El estudio del CEP profundiza en un aspecto muchas veces asumido, pero poco explorado: la educación como un elemento clave para acceder a trabajos con mejores condiciones laborales. ¿Cómo es hoy el empleo entre personas de distinto nivel educacional? El documento deja entrever las engrosadas brechas de desigualdad en el mercado del trabajo que se determinan por el nivel educativo alcanzado, con sueldos promedio de $ 234.234 para los trabajadores con educación básica o menos, frente al ingreso promedio de $ 977.009 de los empleados con educación superior profesional.


Adicional al mejor sueldo, el estudio arroja que en la medida que aumenta el grado académico, mayor es la tasa de ocupación, lo que se nota con fuerza en las mujeres ya que el 65% de las profesionales está ocupada versus el 32% de quienes poseen educación básica o menos (en los hombres es de 77% versus 61%).


Las personas con mayor nivel educacional suelen trabajar en jornada completa y con menor probabilidad de hacerlo más de nueve horas al día; es más probable que tengan contrato, que trabajen de forma dependiente y realicen cotizaciones previsionales. Según el estudio, el 32% de quienes poseen educacion básica o inferior no cotiza y la cifra llega a 17% respecto a quienes poseen educación media.


También es más factible que trabajen en el sector público y que en el mundo privado, se desempeñen en empresas de menor tamaño.


Frente a estas diferencias, el Centro de Estudios Públicos advierte que Chile tiene el desafío de aumentar la calificación de sus trabajadores ya que, como fue comprobado en el estudio, tiende a estar relacionado con puestos de trabajo de mayor estabilidad y de mejores condiciones.


"Aquí se ha expuesto un problema muy serio: en la mayoría de los casos, quienes presentan carencias en algunas dimensiones de sus condiciones laborales, también las evidencian en otras", refuerza el documento.

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