Laboral & Personas

Chile no cambia: Hombres en mejor pie laboral que las mujeres y expertos piden medidas

Superar estas deficiencias mejoraría la productividad y el crecimiento económico. Actuales políticas públicas serían insuficientes.

Por: Narayan V. Caviedes | Publicado: Viernes 5 de febrero de 2016 a las 04:00 hrs.
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La ecuación es sencilla: si Chile reduce las brechas de género en el mercado del trabajo, su Producto Interno Bruto (PIB) tendrá un mayor crecimiento. Así lo afirman expertos y el gobierno. También el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su último reporte sobre la economía local señala que aumentar la tasa de participación femenina 1,25% al año hasta 2020 se traduciría en un aumento adicional del PIB de 3%. Es decir, el Producto per cápita (que bordearía los US$ 24.000 en 2016, según el FMI) se incrementaría en US$ 720 anuales sólo por garantizar un mayor y mejor acceso de las mujeres al mercado laboral.

Sin embargo, el punto de partida es poco alentador. Los hombres siguen exhibiendo mejores condiciones laborales y salariales que las mujeres. A la ya conocida diferencia de ingresos (que van desde 20% hasta 40% por idéntica función, según estimaciones del Ministerio del Trabajo y la OIT), se constatan fisuras importantes en los tipos de contratos, empleo y jornadas, como lo reveló la última Encuesta Laboral (Encla), en su versión 2014.

Por ejemplo, el 12,3% de los hombres recibe el sueldo mínimo, lo que sube a 18,8% en el caso de las mujeres. En materia de vínculos, del total de personas contratadas directamente por las empresas, un 38,2% son trabajadoras y un 61,8% son trabajadores. Por jornada, 177.852 mujeres trabajan a tiempo parcial (menos de 30 horas), situación que en el caso de hombres se reduce a 105.345 empleados.

Las brechas se extienden, incluso, a la participación colectiva al interior de las empresas. La afiliación sindical de las mujeres llega al 43,6%, cifra inferior a hombres asociados a sindicatos, que se ubica en 56,4%.

Estas diferencias se producen en un contexto de baja participación y ocupación de las mujeres en el mercado del trabajo (apenas de un 48,7% y 45,9%, respectivamente), panorama que se aleja bastante de la realidad de los hombres, dichos números se empinan hasta 71,3% y 67,2%, según el último boletín de empleo del INE.

El origen de las desigualdes

Desde la óptica del Ministerio del Trabajo, el escenario actual de las mujeres en el mercado laboral habla de “la discriminación, algunos factores culturales y la división sexual del trabajo”, una realidad que “afecta el PIB, los índices de pobreza e, incluso, la productividad del país”.

A nivel microeconómico, el impacto es más dramático que algunos puntos adicionales en el PIB. Según el Mintrab, “se observa que en aquellos hogares donde las mujeres no trabajan existe un efecto directo en el ingreso familiar, lo que -a su vez- impacta en los niveles de pobreza y vulnerabilidad del país. En contraste, en aquellos hogares donde trabaja existen mejores niveles de acceso a diversos servicios, como educación, salud y vivienda”.

Mirada más integral

La respuesta del gobierno, para superar esta realidad, es mejorar el acceso femenino al mercado del trabajo. Para eso destina 300.000 cupos para mujeres en el programa “Más Capaz” y entrega el “Bono al Trabajo de la Mujer”.

Estas políticas públicas, según el economista de LyD, Francisco Klapp, ayudan, pero no son suficientes. “Favorecen a las personas que ya están en el mercado, pero terminan excluyendo a quienes tienen menos capacitación y experiencia”, advierte el experto.

Para el analista, la mirada tiene que ser más integral y debe atender elementos estructurales, como el “confinamiento” de la mujer al trabajo no remunerado en el hogar y en labores de cuidado, además de la seguridad en los barrios.

“Es importante generar una red de cuidados estable para los hogares, así como también un cambio social y cultural, para igualar la carga total del trabajo de un hogar”, coinciden en el gobierno.

Junto con superar las barreras de entrada al mercado laboral, las mujeres deben asumir “posiciones de poder”, para mejorar su realidad. Así lo piensa el economista de Cenda, Manuel Riesco, quien se inclina por “cuotas” para mujeres en los “sindicatos y directorios de las empresas, además de partidos políticos y ministerios”.

El Observatorio de Género y Equidad propone, por su parte, promover los “sellos de igualdad” en las empresas, un plan que el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) promueve a través del Programa de Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género, que busca “reducir las brechas, mejorar la incorporación femenina y el desarrollo de carrera de las mujeres, así como contribuir al aumento de la productividad y competitividad”.

El desafío, agrega el Observatorio, es también “para los y las trabajadoras organizadas, para que incluyan en sus agendas sindicales la igualdad de género”.

“Es urgente analizar las estructuras restrictivas de género en el mercado del trabajo”, afirman desde el Sernam, donde enfatizan que “el gran desafío es cambiar la cultura machista y estereotipos sexuales, como que el único o principal responsable de sostener económicamente a las familias son los varones”.

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