Laboral & Personas

CUT critica rol de ministros: “Su reacción destemplada generó expectativas en sectores conservadores”

Dirigenta sostiene que ellos crearon un cuadro de crisis que enturbió el debate al no lograr que avanzara su idea de adecuaciones necesarias en el Senado.

Por: Narayan V. Caviedes | Publicado: Lunes 29 de febrero de 2016 a las 04:00 hrs.
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El reemplazo en la huelga, la extensión de beneficios y la negociación interempresa son los principales nudos en el proyecto de reforma laboral que el gobierno deberá desatar a contar de hoy, cuando reanude -oficialmente- las conversaciones para lograr un acuerdo al interior de la Nueva Mayoría.

A la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, no le preocupa tanto el primer punto, pero sí los dos restantes. Su lectura es que el Ejecutivo, luego del rechazo de la indicación que permitía “adecuaciones necesarias” en la huelga, tiene poco margen para intentar avanzar en ese sentido. Además, cualquier intento por vulnerar uno de los pilares del proyecto -como es la huelga efectiva- atentaría contra el consenso que se pretende alcanzar.

Lo que sí inquieta a la dirigenta sindical es el grado de innovación que La Moneda tenga en materia de extensión de beneficios y negociación colectiva interempresa. Sobre el primero, un grupo de senadores de la DC y el PPD buscan avanzar hacia una fórmula “automática y universal”; respecto del segundo, la pretensión es dejarla como voluntaria y no obligatoria.

Figueroa responsabiliza al gobierno por el actual clima de incertidumbre en materia laboral. “Al ver que su indicación de adecuaciones necesarias no avanzó en la comisión de Trabajo del Senado, creó un cuadro de crisis que enturbió el debate y abrió apetitos para vulnerar otros aspectos del proyecto”.

Los culpables, según la presidenta de la CUT, tienen nombres y apellidos: Rodrigo Valdés y Ximena Rincón. “La reacción destemplada de los ministros generó expectativas en los sectores conservadores, para ir con una ofensiva mayor”, asegura.

- Son tres los puntos que impiden el acuerdo, uno es el reemplazo en la huelga. ¿Qué le parece lo aprobado hasta el momento, por la comisión de Trabajo del Senado?

- El proyecto que salió de la comisión de Trabajo del Senado cumplía con expectativas de todos los sectores. Por un lado, satisfacía la inquietud de garantizar que aquellos trabajadores que no están en la huelga puedan seguir cumpliendo sus funciones, si es que esa era realmente la inquietud. También resguardaba que uno de los pilares estructurales no se viera vulnerado, logrando un diálogo sin tensión y contradicción entre una huelga efectiva sin reemplazo y esta posibilidad que la empresa siga funcionando. Esos dos elementos estaban equilibrados en la redacción propuesta por la comisión de Trabajo del Senado, cuestión que no había sido resguardada por el Ejecutivo con las “adecuaciones necesarias”, que claramente desequilibraba la balanza, porque abría la compuerta a la figura del reemplazo interno. Los senadores oficialistas de la comisión lograron sortear ese vicio de una manera bastante inteligente.

- Y sobre la extensión de beneficios, ¿comparte la fórmula que actualmente se tramita?

- La fórmula es correcta. Aquellos que tienen mucho temor sobre lo que pueda ocurrir con el Tribunal Constitucional (TC), hay que recordarles que la comisión de Trabajo del Senado incorporó no sólo la posibilidad del común acuerdo para la extensión total de beneficios, sino que también la facultad de extender el reajuste por IPC a todos los trabajadores -sean o no sindicalizados-, si eso está en la primera respuesta del empleador a la negociación colectiva. Si uno mira lo que se hizo en extensión de beneficios, fue mucho más fino de lo hecho en la Cámara de Diputados.

- Actualmente, la negociación interempresa es obligatoria, pero con ciertos requisitos. ¿Eso satisface al mundo sindical?

- Nosotros hubiésemos estado más llanos a entender que la negociación interempresa no requiere tanto requisito. Lo ideal era que el único requisito del sindicato interempresa para negociar fuera su quórum de constitución y ningún otro. Sin embargo, al final del día se impuso el criterio adicional de un quórum de negociación. Esa es una fórmula que nosotros no compartimos. Ahora bien, dado el escenario en el que estamos, con la eventualidad de que la negociación interempresa sea voluntaria, en ese marco es mejor quedarse con lo que el proyecto construyó, garantizando con ello el fuero y otra serie de atribuciones que no tenía la negociación interempresa. Hemos logrado un avance, no el ideal, pero sustantivo.

- Parece tener una buena valoración del proyecto. En sus actuales términos, ¿lo respalda?

- No podemos hacer una valoración del proyecto hasta que sea ley, porque ha corrido mucha agua bajo el puente y hemos tenido que hacer fuertes ofensivas para evitar retrocesos mayores. La valoración de esta iniciativa va a llegar sólo cuando se vote en ambas cámaras. Si uno quisiera medir este proyecto por cuánto más se acerca o se aleja de las aspiraciones históricas del movimiento sindical, probablemente vas a quedar muy al debe. La aspiración de la CUT es una nueva institucionalidad laboral, que es bastante más compleja que una modificación al libro tercero y cuarto del Código del Trabajo. La mirada debe ser desde la coyuntura política: avanzar con una reforma que no era prioridad para este gobierno, que se instaló en el primer año y con una economía lenta. Si hubiésemos esperado hasta ahora -como era el plazo original-, obviamente habríamos salido de la agenda pública. Estamos avanzando en un proyecto que se hace cargo de los mínimos y el problema es que algunos están relativizando esos mínimos.

- Parte del movimiento sindical sostiene que la reforma laboral no sólo no es un avance, sino que es un retroceso…

- Podemos tener diferencias con organizaciones sindicales hermanas, cada cual tendrá su mirada del proceso. Hay una comprensión del cuadro político y un diagnóstico respecto de cómo se debe construir la estrategia sindical que es legítima, pero que lamentablemente no ha permitido durante los últimos 30 años avanzar. Más allá de las justas apreciaciones, valoraciones y críticas que cada uno pueda hacer y tener, lo cierto es que hoy sí estamos permitiendo que el movimiento sindical cuente con herramientas. Ahora, el contar con esas herramientas no implica que mecánicamente eso vaya a significar ni retrocesos ni avances. Es innegable que hay aspectos que le pueden cambiar la cara al movimiento sindical. Ahora, eso no es por decreto, eso tendrá que ver también con la habilidad que tenga el propio movimiento sindical de sacarle provecho a los instrumentos con los que cuenta.

 

La autocrítica: "No pudimos leer el actual escenario"

 

Dos hitos han marcado para la presidenta de la CUT el devenir político de la Nueva Mayoría: el cambio de ministros del 11 de mayo de 2015 y el consejo de gabinete del 10 de julio del mismo año, donde la presidenta Michelle Bachelet inauguró el concepto de "realismo sin renuncia".

Luego de estos eventos, asegura Bárbara Figueroa, "algo comenzó a pasar, que no fuimos capaces de leer. No fui capaz de leer". Este fenómeno fue "la irrupción de nuevos actores, con intentos desesperados por moderar las reformas", afirma la presidenta de la multisindical, quien considera que los partidos del oficialismo cometieron el mismo error.

Esto, según la dirigenta, provocó una especie de "dispersión programática", aprovechada por un sector, a su juicio, minoritario, que "avanzó para imponer posiciones conservadoras, que neutralizaron a quienes estaban defendiendo el programa con más convicción".

La incapacidad de la CUT en llegar a este diagnóstico tuvo costos, no sólo para la central, sostiene Figueroa, sino que para el país. "Tuvo un impacto en la reforma laboral, que se moderó, pero también en las otras reformas y en las que vendrán", afirma.

¿Qué pudo hacer la central para morigerar esta "derechización" del debate? "Habernos movilizado más y probablemente haber sido más desconfiados", relata la presidenta de una CUT que ha sido acusada, por parte del mundo sindical, de fracasar en la búsqueda de una "verdadera reforma laboral" y de ser condescendiente con el gobierno.

"Varios de nuestros dirigentes son militantes de partidos de la Nueva Mayoría, pero nuestro vicepresidente (Nolberto Díaz, DC) no tiene consideraciones cada vez que alza la voz. Arturo (Martínez, PS) ha sido muy crítico también.

Algunos podrían decirlo de mí, porque tengo un perfil mucho más moderado", sostiene la presidenta de la CUT. Otro elemento que la central desatendió, puntualiza la dirigente, fue "la convicción" de la presidenta Bachelet.

"Pese a que hay convicción genuina en algunos actores, eso es insuficiente si no va acompañado de la correlación de fuerzas necesarias", expresa.

 

 

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