Laboral & Personas

Andrea Tokman pone acentos ante escenario laboral tech: “Si adoptamos las decisiones correctas, esta amenaza puede ser una oportunidad”

Fundación Vial Espantoso, U. Católica y DF reunirán a autoridades, empresarios y trabajadores para analizar el actual momento del mundo del empleo, sus luces y sombras.

Por: Rossana Lucero | Publicado: Lunes 10 de junio de 2019 a las 04:00 hrs.
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Línea de Metro “sin chofer” o cajas en el comercio “sin cajeros” hoy son ejemplos recurrentes en las conversaciones de quienes trabajan sobre la amenaza que representa el avance de la tecnología para el mercado laboral chileno.

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Una aprensión ante la cual pareciera sumergirse por momentos la preocupación o emoción -dependiendo del rol que se desempeña en una empresa- por la reforma a parte del Código del Trabajo que impulsó la administración anterior; o, incluso -lo que podría cambiar en las próximas semanas-, con las modificaciones anunciadas por el actual gobierno.

Pero ¿cómo está hoy el mercado laboral: avanza o retrocede? La respuesta la darán este martes 11 de junio el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, su antecesor Francisco Díaz, el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett, y el presidente de la Central de Trabajadores de Chile (CTCH), Arturo Martínez, en un seminario organizado por la Fundación Vial Espantoso, la U. Católica y Diario Financiero.

El debate lo abrirá Andrea Tokman, economista jefe de Quiñenco y una de las integrantes del Consejo Superior Laboral, una instancia tripartita de análisis del mundo del trabajo.

Estudiosa de la materia, su reflexión apunta a la necesidad de enfrentar el desafío de la tecnología -la rapidez de su irrupción-, de modo de abrir camino a oportunidades.

La capacitación, dice, juega un rol central, pero bajo cánones que quizás hasta ahora no hemos visto.

- Mientras la desocupación parece instalada en las cercanías del 7% en Chile, la inquietud de los efectos de la automatización se extiende. ¿Usted es optimista o pesimista frente al tema?

- Hasta ahora, los datos han demostrado que siempre ha dominado la creación de nuevos empleos y funciones por sobre el reemplazo.

El desempleo está en mínimos históricos en países donde la penetración de la digitalización ha sido masiva, incluso en Chile está hoy dos puntos por debajo del promedio de las últimas tres décadas.

También celebro que se generan nuevos empleos que complementan a la tecnología y acentúan lo realmente humano e irremplazable, al menos por ahora.

- Pero, ¿no hay nada que le preocupe de la irrupción de la tecnología?

- Como en todos los cambios, siempre van a existir consecuencias no tan buenas. Me preocupa que muchas personas de niveles técnicos intermedios no logren adaptarse para tomar estos nuevos puestos o funciones, y queden estancados en otro tipo de empleos que se están generando, también gracias a la tecnología, los denominados de “última milla”. Estos nuevos tipos de empleos son maravillosos como complemento de ingresos, como herramienta de inclusión y también como una nueva forma de protección ante el desempleo, pero existe el riesgo de que tiendan a ir bajando en la escala de capacidades, generando una masa de trabajadores subempleados con menores ingresos y satisfacción por el trabajo.

Éstos se pueden ir quedando atrás y experimentar pocas posibilidades de saltar desde ahí a otros trabajos con más proyección.

- ¿Y entonces no hay solución?

- Lo bueno es que la velocidad de la transformación tecnológica depende mucho del contexto y las políticas públicas que adoptemos para que los rezagados sean los menos. Esta transformación no depende solo de la evolución de la ciencia.

Al igual que la posibilidad de las personas de ir moviéndose hacia arriba en la escala cognitiva y aprovechar los nuevos empleos y funciones creadas, si adoptamos las decisiones correctas para la adaptación del entorno en que las nuevas tecnologías despliegan sus alas, esta amenaza puede ser transformada en oportunidad para todos los trabajadores.

“Velocidad de cambio mayor”

- ¿Hablamos de que hay mucho proyecto que encarece el costo laboral? Sala cuna, cotización previsional…

- Tenemos hoy una agenda muy contundente de proyectos de ley en el área laboral y de economía que incidirán en la velocidad de adopción de la tecnología y en el costo de esta transición. Muchas veces nos olvidamos de este efecto.

Cuando imponemos costos mayores al trabajo sin que esto se refleje en más productividad, o bajamos el costo del capital, al cambiar el precio relativo entre ambos, inducimos una adopción más acelerada de nuevas tecnologías.

Aunque quiero insistir que los datos hasta ahora han comprobado que se crean más empleos que los que se destruyen, al igual que con la globalización, la velocidad puede dificultar un manejo apropiado de la transición.

Tenemos que ocuparnos de evitar que se termine con una masa de personas cesantes o subempleadas. Por lo demás, este mismo grupo de personas entorpecería la adopción de otras nuevas tecnologías.

En ese caso, al igual que cuando tratamos de detener la automatización o digitalización -rompiendo las máquinas, por decir algo muy gráfico- seremos poco competitivos y todos más pobres. Hay un equilibrio que encontrar.

- ¿Y estamos lejos de lograr ese equilibrio?

- La respuesta desde las empresas, los trabajadores y sobre todo de la política tiene que contemplar que incluso alcanzando ese equilibrio, la velocidad del cambio es hoy mayor y la regulación y prácticas tienen una inercia que a veces nos deja desactualizados en los temas en los que ponemos el foco.

El riesgo es alto para la economía y para la personas.

La velocidad de adaptación de las políticas públicas y las empresas está desafiada por la rapidez del cambio tecnológico

- ¿Desactualizados? Hay una reforma al Sence en el Congreso, y la de adaptabilidad incluye las plataformas tecnológicas…

- En grandes titulares, estas son sin duda las reformas que tenemos que estar impulsando, pero nos falta contenido realmente pensando en los nuevos desafíos. Por ejemplo, en plataformas digitales buscamos resolver la falta de protección social por la vía de cotización de independientes, lo que es un buen inicio, pero no se hace cargo de otras dificultades de este tipo de trabajo.

- Y en capacitación...

- En capacitación hay un esfuerzo loable por mejorar eficiencia en el uso de los recursos, pero sigue muy centrado en las empresas.

Con la alta rotación laboral que tenemos el incentivo a capacitar de las empresas es bajo. Además, lo tienen que hacer para trabajos y empresas que hoy no existen, lo que complica el diseño.

Se requieren soluciones distintas para condiciones distintas y me parece que estamos haciendo un poco más de lo mismo, aunque mejor. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si hacemos cuentas individuales de capacitación con programas diferenciados para cada trayectoria laboral? La tecnología lo permite hoy a un costo que es una fracción de lo que costaba hace una década.

- ¿Y el estatuto joven que tiene hoy discusión inmediata, se hace cargo de los reales problemas?

- Tenemos alto desempleo juvenil, particularmente de mujeres y de estudiantes, porque el código laboral hace difícil compatibilizar las responsabilidades de los jóvenes con el trabajo. Incorporar mayor flexibilidad, como busca el proyecto en discusión, los ayudaría a insertarse tempranamente en el mundo laboral lo que traería consecuencias relevantes para su trayectoria laboral.

Hay que proteger sus derechos básicos, evitar abusos, pero sin olvidar que hoy la alternativa que, en teoría es totalmente flexible, ya existe gracias a las plataformas digitales y está siendo muy ocupada por los jóvenes.

- Entonces, si está la solución, ¿por qué preocuparnos hoy?

- Es cierto que los trabajos de plataforma digital reducen la cesantía e inactividad, pero contribuyen poco a la formación de carreras. Hay una diferencia muy importante entre una carrera y un trabajo.

El progreso de las personas y los países está asociado con trayectorias laborales con aprendizaje continuo, acumulación de capital humano en el tiempo, proyección. Esto es bueno para el bolsillo y la satisfacción de las personas que reciben el fruto de un perfil ascendente de ingresos, responsabilidades, reconocimiento. También lo es para el crecimiento del PIB y de la productividad.

Si los trabajos a los cuales tiendan los trabajadores reemplazados, sean de plataforma u otros, no entregan proyección ni trayectorias, se deja de percibir ese beneficio. Además, cuando conviven trabajos planos con potencial de ir bajando cada vez más en la escalera cognitiva, con los trabajos de frontera que la van subiendo, ambos gracias a la tecnología, se puede polarizar más el empleo y la desigualdad.

Entonces, el desafío está en propiciar esos movimientos ascendentes en un contexto de baja calidad de educación, y necesidad de capacitación y reinserción continua.

Es un desafío para el trabajador, para los empleadores y para el Estado.

- ¿Cuál es su receta para evitar trabajos más precarios?

- Mi foco no estaría en evitar la precariedad sino que minimizarla maximizando las oportunidades. Diseñar políticas públicas y privadas que entreguen las herramientas para que las personas puedan ir moviéndose dentro de su empresa o entre empresas hacia trabajos de mayor productividad a lo largo de su vida activa. Los desafíos son múltiples.

Las trayectorias ya no son lineales y conocidas, muchas veces son en empresas y trabajos que hoy no existen, con transiciones laborales más heterogéneas, y un capital humano inicial poco preparado para la adaptación continua.

La idea es que la mayoría tenga posibilidad de ir ascendiendo en la escalera cognitiva y acceder a trabajos de mejor calidad, cuidando el equilibrio en la necesaria entrada y desarrollo de nuevas tecnologías que antes señalé.

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