Laboral & Personas

Más de 200 mil personas en Chile mantienen dos trabajos a la vez, un 40% menos que hace dos años

Un 55,1% son hombres y 44,9% mujeres, según un análisis del OCEC de la UDP. Se trata de personas con un mayor nivel de estudios, empleadas principalmente en el sector privado con una jornada completa y en su mayoría son proveedores de un hogar.

Por: Pamela Cuevas V. | Publicado: Lunes 27 de diciembre de 2021 a las 13:50 hrs.
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Personas que  tienen un  mayor nivel de estudios, principalmente empleadas en el sector privado con una jornada completa, que en su mayoría desempeñan el rol de proveedor de un hogar son quienes en Chile tienen dos trabajos en simultáneo.

Ellos son el 2,5% del total de ocupados, que en el trimestre agosto-octubre ascendieron a 8.456.511 personas, según la Encuesta Nacional del Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), lo que equivale a casi 213 mil personas.

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Según un análisis del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la UDP, esto en comparación con lo registrado previo a la pandemia (tomando el mismo trimestre de 2019) significó una disminución de 40% de las personas que  ejercen una segunda ocupación, lo que es un correlato del impacto de la pandemia en el mercado laboral. En ese período representaban el 3,9% del total de ocupados.

“Algunas personas que hacían más de un empleo solo quedaron con una ocupación principal y otras dejaron de trabajar”, explica el director del OCEC, Juan Bravo. Así, agrega que en la medida en que la ocupación se vaya recuperando este segmento específico también lo hará.

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Según el desglose del OCEC, por categoría ocupacional del total de ocupados que tiene una segunda ocupación (212.696) el 43,5% es asalariado privado; el 28,6% es cuenta propia; 19,4% es asalariado del sector público y el 8,5%  lo identifica como resto de categorías.

¿Quiénes tienen dos trabajos?

Si bien los datos que proporciona la encuesta del INE no permiten distinguir las motivaciones o el tipo de labor que se ejerce como segunda ocupación, Bravo destaca que la proporción respecto del total es baja.

“Al final lo que importa es la razón por la que se tiene un segundo empleo. Si lo hace de manera voluntaria, no porque tiene necesidad económica y  no obligado a tener jornadas extenuantes, en ese caso sería positivo”, contextualiza.

Si por el contrario, agrega, que la gente debe recurrir a un segundo empleo con más horas adicionales, superando una hora jornada promedio semanal, eso “sería problemático”, por lo que el hecho de que en Chile el 97,5% solo tiene una ocupación principal es destacable porque da cuenta de un fenómeno “acotado”.

De acuerdo con su análisis, de los 212.696 personas con segunda ocupación el 52,7% tiene educación superior completa y el 68,7% lo ejerce como trabajador independiente, “entonces ese público que tiene mayor capacidad de generar ingresos en su empleo principal, en este segundo empleo está mirando tener emprendimiento”, comenta.

De quienes declararon tener dos trabajos, el 55,3% mantiene una jornada laboral completa en el primero. El 55,1% es hombre y el 44,9% son mujeres. De ellos, quienes son el proveedor principal son el 78,7% y 57,3% respectivamente.

Carolina, de 44 años, trabaja en el área de ventas de una agencia de publicidad en la vía pública. De profesión universitaria como diseñadora de vestuario con un diplomado en marketing y ventas, explica que optó como trabajo principal en el área de ventas por ser más compatible con el horario de mamá por la flexibilidad que le permite su jornada.

En ese contexto, siguiendo su vocación y ante la necesidad de generar ingresos adicionales, decidió emprender con una tienda online de vestuario, en la que diseña algunas prendas y otras las trae directamente desde Italia y Estados Unidos.

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Si bien reconoce que esto partió como un hobbie, al poco andar se dio cuenta que de tener 100 seguidores pasó a 500, luego a 1.000 y así fue aumentando a tal punto que en la pandemia -en medio de que en su trabajo principal suspendieron y bajaron los sueldos- decidió potenciarlo con lo que “hoy en día es muy importante”, en su composición de ingresos. Así pasó de representar el 30% del total de sus ingresos a ser el 60%.

Clemente de 25 años, egresado de publicidad, trabaja en el área de marketing y comunicaciones en una empresa de equipamiento outdoor. Esa actividad, en la que está contratado y la ejerce como su actividad principal, la combina con una empresa de estructuras metálicas en la que junto a un socio representa a un taller de cinco soldadores e instala cobertizos, rejas de piscinas, rejas, entre otros. Su motivación, comenta, es el desarrollo de marca en donde busca -en ambos trabajos- transmitirle al cliente “seguridad, responsabilidad y compromiso” en la entrega del producto y del servicio.

En la composición de sus ingresos menciona que su emprendimiento, que mutó desde la oferta de fogones metálicos que promocionaba en la época universitaria, en temporada peak como el verano puede llegar a representar el 60%.

Paulina de lunes a viernes trabaja en un colegio como educadora de párvulo y al llegar el fin de semana cuelga su delantal, toma su cámara y se dedica a la fotografiar eventos, principalmente matrimonios.

Con un magíster en psicopedagía y un diplomado en educación e STEM, dedica parte de su tiempo libre a la fotografía hace seis años, ya que le permite aumentar sus ingresos. Sin estudios formales en esa línea, reconoce que en la ecuación del tiempo dedicado y los recursos que le genera su segunda ocupación es más rentable. De hecho, menciona que si al mes registra ocho matrimonios cuadruplica el sueldo de profesora.

“La fotografía es un trabajo súper solo, en cambio en el colegio (que identifica como vocación) es uno más integral” en el que tiene instancias de retroalimentación y de trabajo en equipo, comenta esta profesional de 31 años.

Antonio, de 49 años es administrador agrícola, con un diplomado en agronomía y un MBA de IDE. Actualmente su ocupación principal es como gerente de proyectos en la construcción de un edificio en la comuna de Providencia. Explica que representa a un grupo de inversionistas peruanos, por lo que es el nexo con la constructora y con las autoridades locales.

En paralelo decidió emprender a fines de 2020 en un negocio en el que combina las finanzas y la gestión agrícola.

Aplicando sus conocimientos adquiridos en el rubro de la carne, administra un campo en Linares en el que engorda novillos que posteriormente entrega a los frigoríficos para ser faenados: “Este es mi cable al rubro agrícola, siempre trabajé en la agroindustria y ahora que decidí ser independiente eso me mantiene conectado con el campo”.

 

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