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Siete historias detrás del rescate de ahorros

Por: Pamela Fierro E. | Publicado: Viernes 31 de julio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Agencia Uno
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Casi la mitad de los afiliados al sistema de pensiones en Perú retiraron parte de sus fondos para afrontar la pandemia y lo hicieron en el plazo de 60 días.

En Chile, el proceso comenzó ayer y se cuenta con un año para que los ciudadanos que cumplan con los requisitos opten por esta posibilidad que está siendo evaluada y decidida a nivel personal y de familia.

Quienes quieren retirar argumentan diferentes razones que van desde las necesidades, el pago de deudas, enfrentar situaciones complejas a futuro o alguna inversión.

Mujeres, hombres, chilenos, extranjeros, quienes están a un paso de jubilar y a quienes les queda toda una vida laboral por recorrer, nos cuentan sus razones.

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Antes de perder más

Siria es profesora de Educación Física y está pronta a jubilarse. Solo está a la espera del bono de retiro para contar con más recursos porque hace tres años cumplió la edad legal para hacerlo.
Desde el estallido social en adelante han sido tiempos difíciles para su familia.
Su marido está sin trabajo y a su hija también la despidieron. Su hijo viajó en febrero a Brasil a dejar a su polola y con la pandemia no pudo regresar a Chile por lo que ha debido mantenerse como puede en el país vecino.
Cuida a su padre que está postrado, y quien si bien tiene una pensión, la gasta mayormente en pañales para adultos, por cada paquete gasta $ 8.000.
Para teletrabajar tuvo que endeudarse. Adquirió un computador y hoy tiene que pagar internet, mientras las cuentas se acumulan.
"Yo no quería sacar la plata, porque pronto me voy a jubilar, pero hace falta, hay que pagar deudas, cuentas chicas", dice.
Comenta que ha cotizado en el sistema por más de 40 años y en los últimos meses ha perdido más de $ 7 millones ante la baja rentabilidad.
"Ya perdí plata y no sé cuánto más pueda perder, por eso prefiero sacar ahora que se da esa posibilidad", sentencia.

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Cinco años en Chile

Daniel (38) lleva cinco años en Chile. "Ni mi pareja ni yo nos hemos contagiado y eso es bueno", señala, aunque lamenta la situación de pandemia en el país.
Desde hace tiempo está tratando de conseguir su título universitario para tener más oportunidades, pero en Venezuela estos trámites demoran por la situación política y lleva más de dos años en ese periplo.
En estos años, Daniel se ha dedicado a trabajar en ventas, en comida rápida y está acogido a la Ley de Protección al Empleo, por lo que sus ingresos se han ido reduciendo mes a mes. Como vive en Santiago debe enfrentar la cuarentena y para sortear los menores ingresos trabaja para Cornershop.
Su pareja está con teletrabajo desde antes de que se decretara la cuarentena. Y han conversado sobre la necesidad de retirar fondos de la AFP "pensando en hacer una inversión pequeña", comenta.
"Todavía no sé cuánto tengo ahorrado porque no he podido acceder a la plataforma de Planvital y no quiero ir a hacer cola por temor a los contagios. Gracias a Dios he tenido salud y para esto aún hay tiempo", señala.

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Libros en orden

Hace seis años Anita dio un salto al emprendimiento y abrió las puertas a su pasión con la librería "Qué leo mil Tobalaba" @queleomiltobalaba. Le fue tan bien que en julio de 2019 apostó por otro local en Las Condes. Todo prometía hasta que llegó octubre y con la pandemia lo tuvo que cerrar.
Con el local de Ñuñoa se mantiene gracias a las ventas en línea y a sus fieles clientes que le piden recomendaciones que a ella le encanta dar sin escatimar minutos ni horarios.
Se acogió a la LPE y ha seguido pagando sus cotizaciones y lo ha hecho religiosamente desde los 21 años, cuando comenzó a trabajar en prensa. Luego, por 15 años fue gerente de marketing de una empresa de comida rápida, que le permitió aumentar su colchón previsional.
Ahora se ha reinventado con las ventas online, aunque en 2 meses logra el 25% de las ventas que tenía previo a las crisis. Con el ajuste de cuentas se tuvo que cambiar a un departamento con sus dos hijos, pero dice que está feliz.
Va a retirar su 10%, porque "tengo que ponerme al día con algunas cosas, no le voy a quedar debiendo plata a nadie y si no la ocupo toda, voy a ponerla en un depósito a plazo para tener de dónde echar mano más adelante", asevera.

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Para ahorro

Hace diez años Pablo trabaja en una reconocida tienda internacional de retail, los mismos que lleva cotizando en el sistema de pensiones. Es el responsable del área de sistemas de la empresa. Mientras gran parte de los trabajadores de la firma se acogieron a la Ley de Protección de Empleo ante los efectos de la pandemia, él continuó prestando sus servicios.
Ahora que se promulgó la norma, dice que está decidido a retirar su 10% y anticipa que lo hará el primer día.
"Lo quiero sacar porque igual este sistema es nefasto, las pensiones son bajas y no puede seguir operando de la misma manera. Hay que cambiarlo y espero que cuando me jubile sea mejor porque no puede ser que el monto lo dividan en tantos años", señala.
Bajo el esquema actual, a Pablo le restan aún 33 años para la jubilación por edad.
El dinero que retire no lo destinará a consumo, sino que lo quiere tener de ahorro o para alguna inversión.
Vive en Ñuñoa, es casado y no tiene hijos. Su esposa, que por estos días teletrabaja, también sacará su 10%.

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Decisión en familia

Miryam vive en Puente Alto y hace más de siete años dejó de laborar en forma remunerada porque se ha dedicado al cuidado de su hijo y del hogar. En el interinato ha buscado trabajo, pero sin éxito, porque no son compatibles con horarios y distancias.
Con la pandemia, su marido, dedicado a las ventas inmobiliarias, teletrabaja y aunque mantiene su empleo, los ingresos han disminuido. Si bien en su caso no ha dejado de recibir consultas por compras de departamentos, no es lo mismo que la venta presencial.
"Yo decía que lo poco que tengo acumulado en la AFP no me alcanza para nada, porque la idea no es gastarla en el diario vivir. Pero lo conversamos y si juntamos lo mío con lo de él, más el préstamo sin interés para la clase media que se está discutiendo en el Congreso podríamos hacer un fondo para usarlo más adelante, porque uno nunca sabe lo que puede pasar, y si no pasa nada se puede invertir", señala.
Además, añade, ahora tiene un poco más de recursos. "Días antes de la aprobación del retiro mi AFP me informó que tenía $ 16 millones, y después que aprobaron me dijeron que tenía $ 19 millones, cómo subió en pocos días, no lo sé, pero hay que aprovechar", precisa.

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Para la salud y enfrentar deudas

La señora María trabaja desde los 17 años, hoy con 58 años esta asesora del hogar está decidida a sacar su 10% de la AFP.
Cuando se abrió la posibilidad pensó en su operación a la columna por la que ha esperado 3 años, entonces el costo ascendía a $ 7 millones, pero sabe que ahora es mucho más y su 10% será insuficiente.
Con la pandemia, su marido jardinero y sus dos hijos quedaron sin pega y sus expectativas de encontrar un nuevo trabajo se han complicado con la cuarentena decretada en Maipú.
Desde entonces, ella ha seguido manteniendo el hogar. Los recursos del ingreso familiar de emergencia no los han podido sacar y han recibido dos cajas de alimentos, pero las ayudas son insuficientes y las deudas se acumulan.
El encierro también la ha afectado, ha debido ir al cardiólogo y los medicamentos complicaron su gastritis, por lo que también debe destinar plata a la compra de medicamentos. "Estoy repensando lo de mi operación por la edad y la plata la voy a ocupar en pagar deudas y medicamentos", apunta.
Pese a todo, ahora se ha sentido mejor porque ha podido retomar sus labores y pudo salir de su casa a trabajar otra vez.

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Ante la duda...

Teresa es profesora de lenguaje y trabaja en Santiago. Mientras se discutía el proyecto de retiro de 10% en el Congreso tenía toda la intención de sacar los recursos para invertirlos en algún emprendimiento que le permitiera enfrentar alguna contingencia y para pagar una que otra deuda.
También había pensado en su proyecto de compra de un departamento. "Tengo 43 años y no tengo nada a mi nombre, el sistema no me ayuda, el banco no me presta lo suficiente y me pide complementar renta, pero como mi marido gana más, quedaría a su nombre, todo se complica para nosotras, da lo mismo que sea profesora y que lleve años trabajando", puntualiza.
Pero hubo un hecho que la hizo dudar. "Recibí el último informe de mi AFP y el monto había bajado de $ 32 millones a $ 27 millones.
"Ahora, estoy pensando en no sacarlo. Claramente no me conviene, estoy a la mitad del proceso, llevo 18 años trabajando y tengo una sola laguna", dice y cuenta que se produjo porque un empleador no le enteró la cotización y su AFP aún busca que se la paguen.
"Por eso, como no tengo una necesidad imperiosa me estoy retractando", afirma.

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