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Alfredo Joignant: "siempre me asombraba la docilidad de los chilenos ante la desigualdad...de alguna forma me equivoqué"

En 2013 un grupo de economistas e intelectuales de centroizquierda lanzó "El otro modelo", un libro sobre el malestar de la sociedad, que fue ampliamente comentado y criticado. Aquí, uno de sus autores, Alfredo Joignant, repasa el actual conflicto social.

Por: Sofía Neumann | Publicado: Domingo 24 de noviembre de 2019 a las 09:30 hrs.
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Foto: Julio Castro
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Lo llamaron uno de los textos clave de la centroizquierda chilena. Fue "el" libro que sustentó el programa del segundo gobierno de Michelle Bachelet y sus fuertes críticas al sistema. Sin embargo, seis años después y tras el estallido social, "El otro modelo: Del orden neoliberal al régimen de lo público", un comentado y criticado diagnóstico sobre el malestar de la sociedad chilena, retomó su vigencia. La editorial Debate anunció que lo tendrá en librerías a contar de diciembre.

Escrito por Fernando Atria (PS), José Miguel Benavente (independiente), Javier Couso (DC), Guillermo Larraín (DC) y Alfredo Joignant (pro PS), la nueva entrega ofrecerá paralelismos, pero también diferencias entre el actual estallido social y la situación de hace seis años.

Para Alfredo Joignant, sociólogo y coautor, lo que pasó a partir de este 18 de octubre con la ola de marchas, violencia, cuestionamientos y hasta el acuerdo para una nueva Constitución, fue algo sorpresivo, que no vio venir y que con el paso de los días se convirtió en un llamado para reeditar y reivindicar el libro.

El académico de la Universidad Diego Portales cuenta que tras la oferta de reedición hecha por la editorial Debate -sello del grupo Penguin Random House- que publicó la primera edición, se reencontró con Atria, Larraín, Benavente y Couso. Juntos, decidieron incorporar un capítulo inédito que tendrá cerca de veinte páginas. Allí, los autores profundizarán en que la actual crisis tendría las mismas bases de las movilizaciones estudiantiles de 2011 y 2012, que dieron pie a la publicación original del libro y que, según ellos, se produjeron debido a un desgaste del modelo neoliberal.

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El nuevo texto además incluirá bibliografía renovada y responderá a las críticas de 2013, cuando académicos y políticos, como Axel Kaiser y Lucía Santa Cruz, señalaron que el diagnóstico de Joignant y sus compañeros era errado.

-¿Qué aspectos claves incorporará el capítulo?

-Será sobre cómo la protesta social de ahora no está en ningún caso desconectada de lo que fueron las movilizaciones de 2011 y 2012. Precisamos el diagnóstico, que básicamente sigue siendo el mismo, y respondemos una que otra cosa a los pocos críticos serios de la primera versión del libro. Dentro de las críticas más acérrimas que recibimos en 2013, estuvo una persona que osó decir que el modelo que estaba detrás de "El Otro Modelo..."era Corea del Norte. Eso es un escándalo. Con respecto a eso, emitimos un juicio de desprecio a los críticos más ridículos, también hay un anti glosario, donde vamos a decir "el régimen de lo público no es esto".

-¿En qué etapa está?

-Ya tenemos el borrador del capítulo inédito muy muy avanzado, en el proceso de unificación y ajuste. Esperamos que se publique en diciembre, por lo tanto estamos trabajando bien rápido y a full.

Nueva Constitución

-¿Qué le parece el acuerdo "Acuerdo por la paz social y nueva Constitución"?

-En primera instancia me parece un estupendo acuerdo, justo. En donde todos concuerdan en una mecánica y reglas del juego comunes, eso es muy importante.

- ¿Cuáles serían las causas directas de la "explosión" ciudadana?

-El alza del precio del pasaje de metro fue el "factor precipitante", pero solo condensa todos los malestares acumulados por muchos años. Es importante además incorporar en la ecuación la simultaneidad de protestas anti-neoliberales en varias ciudades del mundo, hay un sentimiento anti-neoliberal que está muy a flor de piel, y está siendo muchas veces encarnado y aprovechado por fuerzas y líderes de derecha radical. Esto debiese entregar algo de tranquilidad a los partidos de derecha con representación parlamentaria en Chile, y debiese ser una nota de alerta para los partidos de izquierda y centroizquierda, que lidian con una voluntad de radicalidad pero que se disuelve a la hora de gobernar: el caso de Syriza en Grecia es súper interesante, un partido de izquierda extra-sistema que se volvió socialdemócrata por la vía de los hechos, y que debiese interesar a todas las izquierdas de Chile.

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En 2013, "El otro modelo" salió a librerías.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre los malestares actuales y los de 2011?

-Nuestro diagnóstico en 2013 fue que detrás de la queja estudiantil por gratuidad y fin al lucro, había un malestar con el modelo general de desarrollo, e implicaba un descontento con la Constitución: pudimos ver cómo las demandas estudiantiles escalaron hasta llegar la Carta Fundamental, lo cual es normal y esperable en movimientos sociales de gran envergadura. Ese diagnóstico sigue siendo válido. Pensar que el malestar de entonces y el de hoy son simplemente el resultado de la modernización capitalista acelerada y sus expectivas no satisfechas es de una gran ingenuidad, casi infantil.

En mi opinión, ese diagnóstico, que se origina en el recordado sociólogo chileno-alemán Norbert Lechner, fue cierto para la década del ´90, es decir, cuando Chile crecía a un 7% promedio, pero, dejó de ser cierto cuando la velocidad del crecimiento cayó desde entonces.

- ¿Cómo cree que evolucionará la clase política y los partidos a partir del estallido social?

-Dada la crisis social y política en la cual estamos, dificulto que aquí se vaya a producir un cataclismo del sistema de partidos, en el sentido de que desparezcan, no creo que eso ocurra. Algunos partidos sí se van a debilitar, de eso no tengo duda.

-Y con las élites, qué va a pasar?

-Tengo otra visión cataclística que se conoce como la circulación de la élite y ésta debiese tener lugar al interior de los partidos existentes, en algunos más que en otros. El fenómeno, vale decir de sustitución o reemplazo de las élites antiguas por nuevas, no se va a plantear en partidos nuevos como el Frente Amplio, pero sí fuertemente en partidos tradicionales. Tengo la impresión de que esto se traducirá en que el reclamo social, hacía élites enquistadas en distintas posiciones de poder.

-¿Por qué un reclamo?

-Será un reclamo por ponerle límites a los mandatos electivos, la presión social es tan fuerte que, de haber límites a los mandatos, esos no podrán partir de ahora en adelante. Tendrán que ser con efecto retroactivo, la opinión pública no tolerará otra cosa. En concreto, eso podría significar que los diputados, que ya tienen dos mandatos, solo podrán concursar por un tercero e irse -si es que el límite se establece en tres mandatos- y no podrán ir a la reelección. La gran paradoja es que esa reforma la tienen que votar los propios diputados y senadores, y podrían verse obligados a firmar -bajo la presión social- su propio suicidio.

"Derechos sociales"

-¿El actual panorama, con la fuerza que ha tomado el movimiento, es algo que se veía venir?

-A lo menos yo, no lo supe ni vi venir, ni menos con la velocidad con la que llegó. Vi los ingredientes, pero siempre me asombraba la docilidad de los chilenos ante la desigualdad, los abusos, las estafas, el mal trato. De alguna forma me equivoqué, y fallé. Pero también fallaron todas las ciencias sociales en su poder predictivo, partiendo por la economía, cuya ceguera es alarmante: hay mucho debate interesante sobre los problemas intelectuales que aquejan a la ciencia económica, por ejemplo en esa gran plataforma que es project-syndicate.org, en la que escriben varios premios Nobel haciendo gala de un feroz mea culpa. Es muy interesante.

-¿Cuál es su diagnóstico actual sobre "el modelo"?

-Que el modelo de desarrollo constitucionalizado sin derechos sociales garantizados en solo tres áreas: salud, educación y pensiones, no da para más. La descompresión de la crisis parte por cambiar la Constitución con participación popular, habrá que ver exactamente bajo qué mecanismo. De lo que estoy seguro es que el Congreso por sí solo y ante sí mismo no tiene ninguna capacidad para generar una nueva Constitución socialmente legítima. La sola idea de intentarlo es entre suicida y criminal.

-¿Es relevante el cambio de la Constitución? Muchos señalan que cambiar el documento no tendrá mayor impacto en las demandas ciudadanas.

- Sí, es relevante. Hay dimensiones del modelo de desarrollo económico chileno que están constitucionalizadas, como el agua. Hay una doble fantasía: la primera, que con la actual Constitución se pueden hacer todo tipo de modificaciones a través de la ley, como si el Tribunal Constitucional no cumpliera un rol de tercera cámara para preservar el modelo, lo que significa que no es un órgano neutro. La segunda es que con un cambio de Constitución se podrá hacer cualquier cosa. Como en todas las cosas, exceptuando las coyunturas revolucionarias –Chile no está en ella– o de que "se vayan todos" –cosa que siempre es posible si la política establecida aparece lenta y corrupta–, el camino irá por el medio, y eso no debiese asustar a nadie.

-¿Qué le pareció el anuncio previo del Presidente, de crear una nueva Carta Magna mediante un congreso constituyente?

-Fue un primer gran paso. Fue una eutanasia a la Constitución de 1980 en una calle, de noche, casi un asesinato en medio de un atraco, "maletero", es decir carente de todo tipo de formas.

Me sorprende que el Presidente no haya hecho de esta eutanasia el gran momento de su mandato. Pero las cosas son lo que son: el cadáver de la Constitución está a la vista, y estamos a la espera de que nazca su sucesora, ojalá por parto natural y no por cesárea.

-¿Cuáles son los cambios a corto y largo plazo que deberían comenzar a ocurrir?

-Lo esencial es cambiar la Constitución, el resto se verá después: el secreto está en los derechos sociales y en hacer retroceder la desigualdad de ingresos y patrimonios. Me parece que el paquete de reformas sociales impulsado por el ministro Ignacio Briones, de quien tengo la mejor de las impresiones, por su inteligencia y seriedad, está bien encaminado, va en la dirección correcta.

-¿Cuáles son las principales lecciones del actual movimiento?

- Que los grandes cambios políticos y sociales vienen y llegan a través de las luchas sociales, y no son regalo de nadie. Como debe ser. El fundamento de todas las cosas está en el demos, "el pueblo sin ataduras", para parafrasear el título de ese gran libro de Wendy Brown, precisamente sobre las dimensiones políticas del neoliberalismo.

- ¿Este "despertar" de la población es algo que podría repetirse en otras sociedades de la región?

- Es posible, la globalización es también la globalización de la protesta.

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