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Banco Central asume mejor escenario sanitario y reduce caída prevista para el PIB este año

La entidad publicó esta mañana el Informe de Política Monetaria correspondiente a septiembre. Para 2021 acotó el rango a un crecimiento de 4% a 5% y recortó el PIB potencial a -1,2 y 0,2% para este ejercicio y el próximo, respectivamente. Estas últimas contrastan con una cifra cercana a 3,4% de septiembre de 2019.

Por: Rossana Lucero | Publicado: Miércoles 2 de septiembre de 2020 a las 08:35 hrs.
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Tal como se esperaba, el Banco Central pareció inaugurar esta mañana su propio proceso Paso a Paso. Ante el inicio del desconfinamiento en la Región Metropolitana y regiones -lo que implica el fin de cuarentenas y reinicio de actividades productivas-, la entidad redujo el rango de caída que espera para el Producto Interno Bruto (PIB) de este año desde -7,5%/-5,5% a uno de -4,5% y -5,5%.

"Esto supone una recuperación importante en la segunda mitad del año, pero el cierre de las holguras de capacidad creadas en este período y la convergencia de la inflación a la meta culminarán recién hacia el 2022", dijo la entidad en Informe de Política Monetaria (IPoM) correspondiente a septiembre.

Este escenario, advirtió el banco, "sigue rodeado de altos niveles de incertidumbre y expuesto a elevados riesgos. El Consejo seguirá manteniendo una política monetaria altamente expansiva y continuará atento para prevenir riesgos para la estabilidad financiera".

El escenario de proyección del Informe supone que hacia el 2021 y 2022, el PIB crecerá entre 4% y 5%, y entre 3% y 4%, respectivamente, lo que asume la autoridad es "coherente" con un escenario sanitario que permitirá el avance paulatino del desconfinamiento, donde los sectores económicos continuarán adaptando sus operaciones para desarrollar sus actividades y donde el crédito seguirá fluyendo para apoyar el proceso de recuperación.

Las proyecciones también suponen un "encauzamiento institucional de la crisis social evidenciada a fines del 2019", explicita el IPoM.

De todas formas, el reporte sostiene que el shock negativo provocado por la pandemia es muy significativo, lo que se refleja en el elevado número de personas y empresas que ha visto afectada su fuente de ingresos.

Añade que revertir la pérdida de empleos, la caída de ingresos de los hogares, el deterioro del consumo y mantener un flujo de crédito acorde con las necesidades de capital de trabajo e inversión de las empresas, "constituyen los mayores desafíos para la recuperación económica y para el aporte de la política pública en este proceso".

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En este contexto, dice que, debido al alto riesgo de contagio, la pandemia provocó una contracción particularmente aguda en rubros donde la interacción social es clave en el desarrollo de la actividad, afectando directamente los ingresos de empresas y personas que se desempeñan en ellos.

"El impacto contractivo se ha amplificado por la caída del empleo por cuenta propia —mayormente servicios que requieren interacción social—, que no ha podido cumplir su tradicional rol de amortiguación en esta coyuntura. Por el lado de la demanda agregada, el consumo y la inversión se han deprimido ante la pérdida de ingresos, las limitaciones a la movilidad y el contacto entre personas y la alta incertidumbre", señala el análisis.

No obstante, indica, las perspectivas para el consumo han mejorado producto de una serie de medidas de apoyo que se han desplegado en el tercer trimestre y que se reflejan en mejores expectativas empresariales —en particular para el comercio— y de consumidores. Entre ellas, cita un número importante de programas de ayuda directa, subsidios, postergaciones de pagos, rebajas impositivas y la aprobación del retiro de una parte de los ahorros previsionales.

Sobre el rescate del 10% de los fondos en las AFP, estima que involucrará recursos del orden de 6% del PIB, de los que cerca de la mitad se destinará a consumo, el que se distribuirá entre 2020 y los primeros meses de 2021. Dadas las restricciones a la prestación de muchos servicios, estima que el mayor gasto se orientará al consumo de bienes que, al tener un mayor componente importado, limita su impacto sobre la actividad.

En cualquier caso, el IPoM califica el impacto de esta medida sobre la demanda interna y la actividad en el corto plazo como "muy significativo, mientras que para el largo plazo hace notar la necesidad de considerar también su impacto sobre el ahorro, la inversión y el crecimiento".

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En este contexto, el banco acotó la disminución prevista para la formación bruta de capital fijo -sinónimo de lo ocurrirá con la inversión- de 15,9% a 10,6% para este año, mientras que mantuvo el repunte anticipado para 2021 de 8% y hacia 2020 aplicó una pequeña variación de 4,7% a 4,9%.

De todas formas, el escenario de proyección de este IPoM considera que la economía tardará varios trimestres más en recuperarse de los impactos negativos de la pandemia y los episodios de violencia de fines del 2019. De hecho, solo en el curso de 2022 la actividad volverá a los niveles que mostraba en septiembre del 2019.

Dichos eventos, precisó la entidad, también redundan en una reducción de la proyección del crecimiento del PIB potencial a -1,2 y 0,2% en el 2020 y 2021, respectivamente, lo que se compara desfavorablemente con una cifra en torno a 3,4% para ambos años en septiembre del año pasado.

Ello considera que al recorte de las perspectivas de inversión tras el estallido de la crisis social a fines de 2019, se suma la caída de la productividad y subutilización de recursos debido a las restricciones de oferta de las medidas de contención sanitaria.

Inflación y Política Monetaria

El Informe señala que la inflación convergerá a 3% hacia el 2022, con un nivel que, en los próximos meses, no bajará de 2% anual. Si bien en el corto plazo esta trayectoria está algo por sobre la prevista en junio, en buena parte debido al mayor consumo que se proyecta, a mediano plazo su principal determinante sigue siendo la menor actividad acumulada.

La medida subyacente se mantendrá sobre 2,5% en el corto plazo, para converger gradualmente a 3%, también en el 2022. Las expectativas de inflación a dos años siguen en torno a 3%.

En este escenario se proyecta que la política monetaria se mantendrá altamente expansiva, combinando una Tasa de Política Monetaria (TPM) en su mínimo de 0,5% y medidas no convencionales. "Estas últimas serán renovadas o ampliadas si la recuperación de la economía y la convergencia de la inflación a la meta así lo requieren. La TPM seguirá en su nivel mínimo durante gran parte del horizonte de política monetaria de dos años", precisa el informe.

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Por último, advierte el IPoM que la posibilidad de escenarios de riesgo más negativos, especialmente asociados a las cicatrices económicas que la pandemia está dejando, "sigue presente".

Agrega que las diversas medidas de política han permitido mantener un flujo de crédito acorde con las necesidades de capital de trabajo e inversión, rompiendo la relación pro cíclica del crédito.

En adelante, la materialización de inversiones, las adecuaciones productivas en sectores que se han visto obligados a cambios profundos en su operación, y el aumento de la actividad, requerirán que el crédito siga fluyendo en condiciones favorables.

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Por esto, sostiene que, es esencial procurar que el sistema financiero no vea deteriorados sus niveles de solvencia y liquidez, ya sea por cambios regulatorios y/o por un deterioro más marcado de la capacidad de repago de hogares y empresas. "Si esto sucediera, el sector financiero podría no ser capaz de sostener el crecimiento del crédito, transformándose en un amplificador de la recesión como ha sido en otras ocasiones", advierte el banco.

 

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