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Claudio Soto, Banco Santander: “Se requiere más crecimiento para satisfacer todas las demandas sociales que han ido surgiendo”

El doctor en economía de la Universidad de Nueva York espera que el Gobierno que asuma en 2022 entregue señales potentes para la inversión.

Por: Pamela Cuevas V. | Publicado: Lunes 4 de octubre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
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“Muy, muy, muy clave”. Así de enfático es el gerente de Estudios y Política Pública de Banco Santander, Claudio Soto, sobre el rol que cumplirá la inversión el próximo año.

Y de ahí nace su advertencia sobre la necesidad de “tener cuidado en los diseños de las políticas públicas, de manera que se generen los incentivos adecuados” para su desarrollo.

Sobre todo porque -como lo plantea el doctor en economía de la Universidad de Nueva York (NYU)-la economía volverá a crecer a un ritmo de tendencia en 2022, es decir, muy lejano del alza de dos dígitos de este año.

Para el exasesor macroeconómico del Ministerio de Hacienda durante la segunda administración de Michelle Bachelet, que la economía de “aquí en adelante” siga la senda tendencial significa mantenerse en un nivel que no permitirá avanzar hacia un mayor desarrollo.

“Se requiere más crecimiento para satisfacer todas las demandas sociales que han ido surgiendo y, por lo tanto, uno no puede conformarse con crecer al 2% o 2,5,% en tendencia de aquí en adelante”.

Esas, recalca, son tasas “definitivamente muy bajas y hay que apostar a tratar de elevar el crecimiento de mediano plazo”.

- ¿Qué tanto le ha sorprendido el ritmo de recuperación de la economía local? Hemos visto inéditos datos de actividad y consumo.

- Nosotros en febrero o marzo estábamos proyectando un crecimiento del PIB en torno a 7,5% para el año. Ahora, estamos proyectando un 10,5%, o sea, tres puntos porcentuales más. De esos, hay quizás un punto o un punto y medio que han sido datos más robustos de lo que pensábamos en su momento. Y hay otros dos o uno y medio aproximadamente, que son medidas adicionales de estímulo que no estaban consideradas en marzo.

Ahora, es verdad que nos sorprendió al alza la cifra, pero las sorpresas no han sido tan grandes, hay que tener ojo con eso. Creo que más bien lo que preveíamos era que se podía producir una desaceleración en la última parte del año, porque las medidas de apoyo habían sido más intensas en el segundo, tercer trimestre, pero ahora que se extendió el IFE hasta fin de año, por ejemplo, eso le va a dar más apoyo a la economía en la última parte; cosa que nosotros asumíamos que iba a ser más transitoria.

- Para 2022 se proyecta un crecimiento de la economía en torno a 2,5%, ¿cómo se sentirá ese ajuste?

- Vemos una desaceleración importante de la actividad. Nuestra estimación es de un crecimiento entre 1,5% y 2%, algo más bajo de las proyecciones del Ministerio de Hacienda y del Banco Central porque hay cosas que no son sostenibles.

No es sostenible una actividad de comercio tan boyante como la que estamos viendo. Eso, en algún momento, se tiene que moderar y volver hacia niveles que son más coherentes con sus tendencias de mediano plazo.

Detrás de esto, obviamente, está el hecho de que la política fiscal no va a ser expansiva, más bien va a ser contractiva el próximo año y las condiciones financieras son más apretadas.

El Banco Central ha estado subiendo la tasa. Las tasas de interés de largo plazo han subido muy fuerte y eso genera un cuadro de condiciones financieras más estrechas y una política fiscal, también, derechamente contractiva el próximo año. Todo eso va a producir un freno en la actividad.

Dinamizar la inversión

- ¿Ese nivel de crecimiento debiera preocuparnos?

- Es un nivel que es coherente con lo que es hoy el crecimiento tendencial de la economía chilena.

El crecimiento tendencial lo ha revisado a la baja sistemáticamente el Banco Central. Y el comité de expertos del Ministerio Hacienda este año lo revisó un poco al alza, pero si uno lo compara con lo que teníamos hace cuatro o cinco años, ciertamente son niveles de crecimiento más bajos.

- En este contexto ¿cuál será la tarea más importante que debiera asumir el Gobierno que resulte electo?

- La inversión al final del día, porque la inversión también es la que va a generar empleo.

Entonces, de lo que se trata es de ser capaces de generar un cuadro que permita dinamizar la inversión (…) No se ven grandes proyectos de inversión que puedan generar un dinamismo de mediano y largo plazo para esta variable. Y esto es clave para el crecimiento económico, en general, y para la recuperación del empleo, en particular.

Aquí lo clave son las señales respecto de las reglas del juego. Hay un proceso paralelo que es el cambio Constitucional. Entonces, una cosa son las políticas que puede impulsar el próximo Gobierno y, otra, es lo que va a salir del proceso constituyente en el que estamos transitando. Ambos factores son clave y lo importante es que haya definiciones rápidas respecto de las reglas del juego básicas sobre las que va a tener que manejarse la inversión.

- ¿Dónde ve los principales focos de incertidumbre?

- Necesitamos tener algo más de información respecto de hacia dónde va a apuntar la nueva Constitución para tener mayores niveles de certidumbre.

El proceso de ir escribiendo el articulado va a empezar luego. Esperemos que eso ya empiece a ocurrir, una vez resuelto el tema del reglamento, y que podamos ver también un avance rápido en las definiciones del articulado. Eso, creo que será muy importante.

Inflación y consumo

Bajo la premisa de que el nivel de consumo de los chilenos que constatan las cifras no es sostenible, el economista -que desarrolló gran parte de su experiencia profesional en el Banco Central- espera que la presión sobre los precios de los bienes y servicios amaine durante la segunda mitad del año.

Esto, en un escenario en el que no prospera un cuarto retiro parcial de los fondos de pensiones y en que el Congreso aprueba el ajuste de 22,5% del gasto que contempla el Presupuesto Fiscal 2022. E, incluso, deja una apuerta abierta para que en 2022 se puedan aprobar leyes especiales que impliquen un desembolso fiscal adicional, si es que las condiciones sanitarias,por ejemplo, lo justificaran.

Pero, advierte que las holguras fiscales ya no son las de antes: “El bajo crecimiento ha sido un motivo importante de las rebajas de nota, reciente. No es solo el tema fiscal (…) Así es que si no somos capaces como país de elevar el crecimiento y de mantener una dinámica más gradual de aumento de la deuda, hay riesgo para la nota crediticia”.

- ¿Qué tan preocupante es para usted esta presión que hay en los precios?

- Están pasando muchas cosas. Todas estas inyecciones de liquidez y las ayudas estatales, lo que han hecho es estimular muy fuerte la demanda. Y esta demanda se ha dado en un contexto donde hemos tenido, además, presiones de costos. Las presiones de costos vienen a nivel global por las disrupciones en las cadenas de valor. En Chile, se dan en un contexto de una demanda que está muy boyante y eso hace que la transmisión de los costos a precios que enfrentan los consumidores sea más rápida y probablemente pueda ser más persistente.

Es ahí donde está la preocupación que ha planteado el Banco Central. Vemos una inflación subiendo de manera importante, pero más bien vemos el año con un IPC cerrando entre 5% y 5,5%. A partir de la segunda mitad del 2022, la inflación irá descendiendo gradualmente hacia la meta del 3%. No está, por lo tanto, en nuestro escenario que la inflación suba mucho más.

- ¿Qué cree que decidirá el Consejo en la reunión de octubre?

- La tasa va a seguir subiendo, pero a un ritmo más lento; 50 puntos base ahora y 50 en diciembre. Luego irse moviendo gradualmente hacia el 3,5%, pero no mucho más allá, porque lo que va a ocurrir el próximo año es que vamos a tener una política fiscal contractiva (...) estamos hablando prácticamente de una reducción de seis puntos porcentuales de PIB del déficit, que es una métrica del impulso fiscal.

Por lo tanto, es difícil pensar que vayamos a tener una combinación de política fiscal muy contractiva, junto con una política monetaria también muy contractiva.

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