Macro

El optimismo se hace espacio en el mundo empresarial en medio de la fortaleza de la recuperación

El ICE que mide el CEEN-UDD dio cuenta de los positivos efectos que está generando la apertura de economía. Industria y comercio siguen mostrando un mejor ánimo.

Por: Rossana Lucero | Publicado: Lunes 6 de septiembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
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El invierno va quedando atrás en el mundo de los negocios. El Índice de Confianza Empresarial (ICE), que elabora mensualmente el Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la Universidad del Desarrollo en conjunto con Diario Financiero, volvió a ubicarse en agosto -por tercer mes consecutivo- en un nivel “levemente optimista” al alcanzar los 6,4 puntos.

Determinante en este mejor ánimo fue la mayor actividad económica -incluido el boom del consumo- en medio del desconfinamiento que se extendió por el país.

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La industria siguió a la cabeza de la recuperación de la confianza, aunque en agosto moderó su optimismo debido a resultados y a una visión del rubro menos auspiciosa.

Detrás, también con aires positivos, se ubicó el rubro del comercio, donde el mes pasado las expectativas fueron más favorables sobre la situación del negocio a tres meses, costo de insumos y nivel de inventarios, aunque las ventas recientes fueron peor de lo esperado.

El ánimo en minería y construcción se situó en un estado “neutral”, es decir ni bueno ni malo.

Solo en el ámbito financiero el ICE registró un avance en agosto, pasando desde “moderadamente pesimista” hasta “levemente pesimista”. Esta transición reflejó resultados recientes mayores a lo esperado y una mejor percepción sobre la situación económica y de contratación de trabajadores a tres meses.

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¿Y la inversión?

El reporte del CEEN-UDD mostró que la visión de los empresarios sobre la situación del negocio en los últimos meses, relativa a la que habían previsto, avanzó cinco puntos en agosto para afianzarse en la casilla de “moderado optimismo”.

Un aspecto que destacó el director de la entidad, Cristián Echeverría, quien desestimó que las proyecciones del Banco Central sean sombrías para 2022-2023.

A su juicio, se trata de estimaciones “moderadas” de acuerdo a lo que es esperable después de un período de fuerte recuperación, en que además las bases de comparación para futuros crecimientos económicos van a quedar bien altas. De hecho, la brecha del Producto será positiva, es decir, la producción y actividad económica superarán el PIB potencial este y el próximo año.

En el Informe de Política Monetaria (IPoM) presentado la semana pasada, el ente emisor proyectó una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) más alta para este año -entre 10,5% y 11,5%-, mientra que redujo sus pronósticos para el próximo bienio a 1,5%-2,5% y 1%-2%, respectivamente.

Una desaceleración que irá acompañada de menor ritmo de inversión, lo que le hace sentido a Echeverría debido a cuatro factores: la alta tasa de crecimiento que exhibirá el indicador este año; el alza de tasas de interés de largo plazo, anticipatorios de una normalización de la actividad económica, pero que encarecen la inversión y, por lo tanto, la frenan; las perspectivas de crecimiento sostenible de la economía en años venideros son más bajas; y, cuarto, la mayor incertidumbre respecto del contexto social, político e institucional que que induce a posponer o pausar grandes proyectos de inversión de largo plazo.

Pese a lo anterior, Echeverría considera que el leve optimismo visto en la confianza empresarial este año “se estará materializando en la inversión de los próximos dos años. Esto me hace anticipar que veremos crecimiento de la inversión en 2022 y 2023 que posiblemente sea mayor al casi 0% que proyecta el Banco Central”.

El IPoM contempla una expansión de 16% en 2021 para pasar a apenas 0,3% y 0,6% en los próximos dos años.

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