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Expectativas privadas apuntan a que personas en situación de pobreza van a superar los dos millones

Aún con las ayudas del Gobierno, se deteriora la situación de las familias más vulnerables. En la crisis de 2009 el máximo de desempleo fue de 11,9%. Ahora se teme tasa de hasta 20%.

Por: Pamela Fierro | Publicado: Viernes 22 de mayo de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Agencia Uno
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El alza de la pobreza ya se observa en el país. Y aunque las cifras oficiales tardarán en reflejarlo -el 31 de octubre parte el trabajo en terreno de los encuestadores de la Casen-, las ollas comunes se multiplican en medio de la pandemia y esta semana se sumaron protestas en las comunas de El Bosque y La Pintana de la capital.

Las expectativas privadas apuntan a que las personas pobres podrían superar los dos millones, es decir, unas 500 mil más que lo registradas por la Casen de 2017 (8,6% del total).

Se tratará, como coinciden expertos, de una realidad distinta a la vivida en las últimas dos crisis, la asiática (1998-1999) y financiera internacional (2009), incluido el terremoto de 2010.

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Francisco Gallego, Profesor asociado Instituto de Economía de la Universidad Católica. Heidi Berner,
Universidad de Chile y exsubsecretaria de Evaluación Social.

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Primero, explica el economista de la Universidad Católica, Francisco Gallego, en esos momentos hubo fuerzas que contrarrestaron una mayor vulnerabilidad.

Segundo, en los shocks anteriores la recuperación fue muy rápida y marcada (V). Hoy, la alta incertidumbre sobre su duración y magnitud frena inversiones, genera dudas sobre la viabilidad estructural de los sectores, todo luego del golpe provocado por el conflicto social que estalló en octubre.

Tercero, y para el experto lo principal, “esta es una crisis cualitativamente diferente. Es mundial, real, con elementos de oferta y demanda y que se retroalimentan. Esto frena proyectos y destruye empleos con una profundidad no vista”.

Como lo resume el exjefe de la División de Políticas Sociales del Ministerio de Desarrollo Social, Luis Díaz, el aumento de la pobreza por ingreso será “importante”, porque “aumentará el desempleo, sobre todo en los sectores más populares, los salarios tenderán a bajar y habrá un mayor nivel de desigualdad, el costo de estas crisis no es igual para todos”.

En 1999, el máximo desempleo fue de 11,9% en agosto, y a diciembre de ese año volvió a un dígito. En 2009, alcanzó una cima de 10,8% y el último trimestre de ese año cerró en 8,6%.

Esta vez las expectativas para el peak de la desocupación van desde un 12% a 20%, que se alcanzaría en los meses de invierno, y su duración es aún incierta mientras no se logre controlar la pandemia que obligó a declarar cuarentena total en la provincia de Santiago.

Díaz precisa que un desempleo de 20% es muy fuerte y no se observa desde la crisis del ‘82.

Sectores intensivos en mano de obra como la construcción y el comercio, que en conjunto aportan más de 2,3 millones de plazas, se han visto muy perjudicados por el Covid-19.

Otra diferencia, coinciden Gallego y Díaz, es la paralización de los trabajadores por cuenta propia informales que llegan al 30% de la población.

Para Sebastián Izquierdo, director ejecutivo de Horizontal, el factor crecimiento será clave. “Cabe esperarse un aumento de la pobreza de alrededor de 3%, equivalente a más de medio millón de personas”, dice.

El economista advierte que dicha cifra dependerá tanto de la intensidad como de la duración de la crisis. Basa su estimación en una relación aproximada de uno a uno entre caída del Producto Interno Bruto (PIB) y alza de la pobreza. Para el PIB consideró la caída de 2,7% de la encuesta de expectativas del Banco Central y la contracción de 3,2% que plantea BoFA.

A nivel país, la Región Metropolitana resultaría particularmente afectada, dado que concentra el comercio, restaurares y hoteles.

Gallego señala que hay demasiada incertidumbre como para plantear números exactos, pero comenta que a nivel internacional la elasticidad de pobreza a PIB está en torno a -2, es decir, si el crecimiento baja un punto porcentual, la pobreza sube dos.

Ayuda, pero...

Heidi Berner, académica de la U. de Chile y exsubsecretaria de Evaluación Social, advierte que aun cuando el Gobierno ha hecho harto para apoyar con fondos a las familias, el diseño explicará que algunas queden bajo la línea de pobreza extrema.

Ejemplifica con el Ingreso Familiar de Emergencia, que establece $ 65 mil per cápita. Así un hogar de cuatro personas percibirá una cifra menor a los $ 300.110 que representan la línea de pobreza extrema.

A su juicio, se debió entregar un mismo beneficio para los hogares del 40% más vulnerable, y con un monto más cercano a $ 75 mil per cápita.

En este escenario, ¿quiénes son más susceptible de caer en la pobreza? Gallego detalla que hogares con fuerte dependencia de ingresos informales; más grandes y con personas mayores; y ocupados en rubros con dependencia de interacciones presenciales y del comercio internacional. “Esto puede hacer que incluso haya hogares que hoy vemos lejos de la pobreza, pero que caen mucho”, aseveró.

Migrantes: haitianos complicados

La pandemia ha golpeado a los inmigrantes, una población que a diciembre llegaba a 1.492.522, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Delia Curahua, encargada del Programa Migrantes de Recoleta, advierte que de todas las comunidades la haitiana es la más complicada, porque con las nuevas medidas de migración implementadas en abril, se les pide antecedentes y ellos tienen sistemas tan deficitarios que no cuentan con condiciones ni tecnología para acceder a sus antecedentes y deben remitirse hasta Haití.
Quienes llegaron previo a la pandemia, relata, no tienen nada en qué ampararse ni protegerse, viven hacinados en cités y están más expuestos a los contagios.

Situación de calle se ha agravado

"Está muy difícil la situación y se ha agravado con la pandemia, el toque de queda y las cuarentenas", dice el director ejecutivo de la Fundación Gente de la Calle, Francisco Román.
Las razones son varias. El grupo de personas en dicha condición que lograba hacer trabajos precarios, como limpiar parabrisas o hacer aseo, no está teniendo ingresos para la alimentación. "Se nota físicamente, están demacrados y con problemas de nutrición, con menos energía y es un tema complejo de resolver", puntualiza.
Están más expuestos al contagio porque no tienen dónde lavarse las manos ni cambiarse de ropa, menos acceder a jabón. Deben movilizarse más que antes en busca de comedores distintos a los que estaban acostumbrados porque hay locales cerrados por la cuarentena.
La oferta de albergues es insuficiente ante las medidas de distanciamiento social que han debido tomar, donde antes había 40 camas hoy hay 20 disponibles y el plan de invierno ha sido lento.
También hay cambios en el perfil. Ahora, aparecen familias. "El aumento no es explosivo, pero comienza a notarse a medida que pierden los trabajos", agrega Román.
Lo bueno, destaca, es la solidaridad a nivel de barrios y comunitaria, donde se observación la organización para entregar canastas familiares y han recibido numerosos llamados para realizar ayudas, pero advierte que hay problemas para que la misma gente en situación de calle reciba los bonos anunciados por el Gobierno, pues no saben si cumplen con los requisitos.

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