Expertos rechazan que foco restrictivo marque la nueva legislación del país

Por Denisse Vásquez H.

No hay duda que tema migratorio ha adquirido relevancia en el debate nacional este año, pero ahora está en el ojo del huracán debido a propuestas provenientes de la oposición que llaman a adoptar políticas migratorias más restrictivas.

Ante eso, el gobierno respondió que Chile es un país que acoge a los inmigrantes, lo que es respaldado por estudiosos de la materia, quienes ven consecuencias negativas si los cambios van en una dirección represiva.

Para la socióloga e investigadora del Centro de Políticas Públicas UC, Verónica Correa, tal escenario -además de inviable- sería perjudicial para el Estado y los chilenos, porque generaría más población en condición de residencia irregular y no detendría el flujo migratorio.

“Los migrantes van a venir a Chile con o sin políticas restrictivas, porque estamos en una situación económica más ventajosa que nuestros países vecinos”, agrega.

La visión es respaldada por el director del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), Miguel Yaksic, a quien le preocupa que “algunos políticos vean a los migrantes como el campo de batalla de sus aspiraciones” y califica las propuestas como una “suerte de oportunismo político”.

“Las cifras de migrantes vinculados a delitos es muy baja, 0,7% del total registrado al 2015. Entonces, no hay razones objetivas para enfrentar el tema a partir de esta perspectiva, salvo razones políticas”, sostiene.

El economista del MIT, Andrés Solimano, se declara partidario de una política migratoria de puertas abiertas y si bien cree que ciertos resguardos son necesarios, estima que no es adecuado que los cambios a la política migratoria partan de la base de que los migrantes son la fuente de delincuencia, crimen y robos en el país.

“Creo que es un gran error criminalizar el tema migratorio”, expone.

Las opciones y efectos

Solimano recomienda poener en los cambios pondría más un enfoque económico y social, “de contribución de los migrantes al desarrollo económico, a la calificación de la fuerza de trabajo, al capital cultural”.

Lo anterior, añade, está en línea con la globalización que tiene Chile en el comercio y la inversión. “También debe ser globalizado en el movimiento de personas”, manifiesta.

Yaksic apuesta por una política de inclusión en Chile, que facilite al ciudadano extranjero regularizar si situación, ya que un migrante con visa “trabaja, cotiza, contribuye al PIB con sus impuestos, sabemos quién es y dónde está”.

“En cambio, un rebote arbitrario en la frontera probablemente será una razón para ver a un migrante caer en una red de tráfico. Va a ingresar irregularmente a Chile exponiéndose a muchos peligros y vulneraciones de derecho y luego se va a ver obligado a vivir en el país de manera irregular”, plantea.

Para Correa, la nueva ley tiene que adaptarse a la realidad que está viviendo hoy el país, con una importante masa de inmigrantes que viene a Chile a buscar trabajo, incorporando herramientas como la nueva visa temporaria por motivos laborales, que empezó a implementar el Departamento de Extranjería y migración a mediados de 2014.