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Eyzaguirre y el nuevo gobierno: “Hay riesgos de retrocesos, pero veo muy difícil cambios significativos”

Ministro afirma que el juicio histórico será “muy benigno” con la presidenta Bachelet.

Por: Sebastián Valdenegro Toro | Publicado: Viernes 9 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Nicolás Eyzaguirre se ve cansado, pero feliz. Es miércoles y se encuentra en la oficina de ministros en el Senado, en Valparaíso. Acaba de exponer en la Cámara el proyecto que reemplaza el Crédito con Aval del Estado (CAE).

El ministro de Hacienda está en los “descuentos”. A dos días de abandonar el gobierno y cumplir diez años como ministro (seis en Hacienda en el gobierno de Ricardo Lagos y cuatro como titular de Educación, la Segpres y Teatinos 120 en esta administración), el economista hace un balance en su última entrevista en el cargo.

La autoridad saliente admite que no tiene nada claro sobre su futuro a partir del lunes. Que prácticamente no ha parado desde su retorno de vacaciones y que por una práctica de “sanidad mental” ha optado por postergar eventuales definiciones hasta abandonar la cartera.

Pero siguen en pie sus anhelos de escribir un libro y volver a la academia. “Supongo que habrá alguna editorial interesada (risas). También quiero hacer clases, pero no sé dónde, puede ser en la Chile pero también me pueden mandar a la punta del cerro porque ni siquiera he preguntado (risas)”, dice.

- ¿Cuáles son sus sensaciones a días de dejar el gobierno?

- Siempre es una mezcla de sensaciones. Esta es una tarea muy dura, pero también muy gratificante, porque uno tiene la posibilidad de hacer cosas para cambiar la vida de la gente. Y eso, para quienes pensamos que aún queda un largo camino por recorrer para llegar a un país con justicia social, sin duda es una motivación muy fuerte.

- ¿Fue un gobierno bien sufrido, como dijo Ana Lya Uriarte?

- Claro, cuando se intenta hacer cambios más profundos, desatas por un lado expectativas a veces exageradas, y de otro lado resistencia también muchas veces exagerada. Pero en la vida uno tiene que funcionar en virtud de lo que uno cree, y si la ciudadanía eligió a la Presidenta, lo obvio era hacer lo que ella prometió que iba a hacer.

- ¿Cuánto contribuyó el gobierno a la polarización social?

- Un analista dijo que nosotros le dimos un palo al avispero, que nosotros habíamos desarrollado este conflicto social. Yo estoy en completo desacuerdo. Y episodios esporádicos como la crisis de los pingüinos, los universitarios, el movimiento No + AFP, los derechos de género, la marcha de los enfermos, demuestran que hay un conflicto latente, hay un contrato social insuficientemente legítimo aún.

Entonces, hay dos posibilidades: canalizar o tapar esos conflictos. Y si se tapan, revientan en la cara. Nosotros optamos por el camino de canalizar esos cambios.

Yo estoy completamente convencido de que el juicio de la historia con la Presidenta Bachelet será muy benigno, y ya lo está siendo cada vez más.

- ¿El contrato social es un poco más legítimo hoy?

- Desde luego que hoy es mucho más legítimo de lo que era en 1990. Cada gobierno ha ido acercando más la estructura de la sociedad chilena a algo que pueda ser compartido por las inmensas mayorías. Pero aún no estamos ahí, siguen habiendo conflictos latentes en materia de salud, pensiones, delincuencia y Constitución.

- ¿Qué ministerio recordará con más y menos cariño?

- Todos con mucho cariño, pero también con un poco de angustia al recordar los trances por los que pasamos (...) Todos los proyectos que me tocó elaborar en Educación fueron extraordinariamente fructíferos, en ese período bosquejamos prácticamente todas las leyes en educación de estos cuatro años, pero claramente los intereses en conflicto eran brutales. Pero al final del día, nadie puede negar que la reforma educacional tuvo importantes grados de éxito, se logró la mayoría de las cosas, aunque quizá no en la medida soñada, pero con bastantes consensos.

En la Segpres me tocó tramitar y elaborar, sobre la base de las propuestas de la Comisión Engel, todas las leyes de probidad y fueron aprobadas en su inmensa mayoría.

Y mi paso final por Hacienda fue quizá un poco más ingrato en comparación al primer gobierno con Lagos, pero he sido afortunado: ya nadie hará ironías respecto del problema de los brotes verdes y las florcitas, porque es completamente evidente que la economía viene en un ciclo de reactivación.

- ¿La Segpres y Educación le costaron su capital político?

- A ratos he encabezado esa figura del Roto Quezada (risas). Lo que pasa es que la política es una mezcla de dos cosas: una, llevar al país hacia donde lo has planteado, que tiene que ver con objetivos de mediano y largo plazo; pero también hay que tomar la temperatura de lo que está pensando la ciudadanía aquí. Y ese camino entraña mucha presión en el presente.

Si bien es cierto no puedo decir que las críticas no me apenaban y dañaban, nunca me hicieron dudar del sentido justo de las propuestas de la Presidenta.

- ¿Cómo pasará a la historia este gobierno?

- Cada gobierno fue haciendo lo que podía hacer en el contexto en que vivió. Este gobierno tuvo una tarea quizá más dura, ya que al haberse solucionado un conjunto de problemas que podrían ser válidamente esgrimidos como limitaciones para embarcarse en cambios más profundos, esos temas habían tendido a desaparecer, no había muchas excusas para seguir limitando cambios más profundos, la Presidenta tuvo el coraje para acometerlos y obviamente la tensión que se generó fue mayor.

- ¿Le frustra entregarle el gobierno a la derecha?

- Mirémoslo desde el lado más positivo: el que en las últimas elecciones haya habido alternancia en el poder es una medida del éxito de la vocación transformadora de los gobiernos de centro izquierda, porque llevó el pacto social a algo más aceptable que permitía que ambas coaliciones fueran elegibles. La derecha se corrió al centro. No podríamos decir que el primer gobierno del presidente Piñera fue una restauración del pinochetismo.

- ¿No percibe que el nuevo gobierno vaya a generar cambios muy fundamentales en lo avanzado estos cuatro años?

- Hay algunos riesgos de retrocesos, pero en lo central ya cada vez estamos calzando más o menos el número de zapato que nos acomoda, y veo muy difícil cambios demasiado significativos en un sentido u otro.

- ¿Quién debiera defender el legado de la presidenta Bachelet en la coalición opositora?

- El legado de la presidenta Bachelet se defiende solo, lo que la nueva oposición necesita es plantear un proyecto de futuro, obviamente a partir de lo logrado hasta ahora. Sería improductivo seguir discutiendo sobre qué paso en estos cuatro años, mejor discutamos qué pasará en los próximos 4, 10 o 20 años.

Siempre hay un peligro de retroceso en materia tributaria, porque desgraciadamente la derecha es muy rentista en este país y siempre ha tenido en mente un modelo de desarrollo en que ellos paguen muy bajos impuestos y se tengan ganancias aseguradas, pero eso no genera desarrollo.


El consejo a próximas autoridades: "Cuidado con la soberbia y el mareo de altura"

- ¿Qué tan consolidada está la recuperación?

- Es robusta cíclicamente, en el sentido de que el crecimiento efectivo debiera ser similar al tendencial, que será 3,5%-4%.

- Usted dijo que se revirtió completamente el ciclo económico. ¿Cuánto se puede atribuir a este gobierno y cuánto al cambio de administración?

- Cuando digo revertir el ciclo, me refiero a que los factores cíclicos detrás del bajo crecimiento están desapareciendo. Eso no significa que tengamos el futuro comprado, porque hay que trabajar duramente para mantener o elevar el crecimiento potencial. No es que todo mejoró y hay que poner el piloto automático, eventualmente podemos seguir decayendo en un crecimiento mediocre, puede ser.

La discusión de si esto fue por las reformas o por el ciclo internacional no será zanjada nunca, porque está demasiado cruzada por intereses políticos. Toda la evidencia apunta abrumadoramente a que lo que nos pasó era evidente que iba a pasar dada nuestra estructura productiva. Incluso la OCDE dijo que Chile maniobró muy bien en medio de este ciclo difícil.
Ahora, en el manejo de las expectativas sin ninguna duda puede ser que los empresarios son más de centro derecha y van a tener mejores expectativas con el próximo gobierno, y eso los puede apuntalar a invertir más. Pero, por otro lado, hay sectores que tienen peores expectativas con el nuevo gobierno y van a producir más conflictividad social, y eso apunta al sentido contrario. Entonces, al final hay expectativas mejores para un grupo, pero no para otro.

- ¿Qué consejo le daría al próximo gobierno?

- Uno de los grandes riesgos que tiene el próximo gobierno es marearse, porque las cosas que en el pasado les salieron relativamente bien no siempre fueron producto de su talento. Nosotros, además del costo político de las reformas, tuvimos la crisis de la política y el ciclo económico malo. Eran muchos factores los que nos jugaban en contra para nuevamente tener mayoría ciudadana. Pero de esos tres factores, ninguno apunta hacia que la derecha tenga una mayoría ciudadana permanente, eso se le puede deshacer entre los dedos rápidamente.
El próximo gobierno no puede irse con piloto automático en la economía, y de otro lado con esa misma economía van a tener que moverse hacia mitigar las grietas sociales que existen en materias como pensiones, salud, etc. Y armonizar las dos cosas es muy difícil. Entonces, creer que porque tuvieron una gran victoria y la economía se está reactivando, ya todo está solucionado y comenzar a construir castillos en el aire de que van a durar ocho años como gobierno... que lean la fábula de la Lecherita.

- El ministro Larraín dijo que Chile no es una marioneta del escenario internacional.

- Claro, lo dijo como si manejáramos el devenir económico en un 100% y no incidiera la economía internacional. Yo estimo mucho a Felipe, pero me recordó cuando Pinochet dijo "aquí no se mueve un papel sin que yo lo disponga"... cuidado con la soberbia. No les vaya a venir un problema económico internacional (...) No les deseo eso,, es solo una advertencia con el mareo de altura, a nosotros nos pasó un poco también.

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