Macro

La advertencia de Valdés: “Lo peor ya pasó, pero la recuperación tiene un techo bajo”

Académico de la Escuela de Gobierno de la UC ve un sesgo bajista para el crecimiento el próximo año, ante la situación política y la incertidumbre sobre la vacuna para el Covid-19.

Por: S. Valdenegro y R. Lucero | Publicado: Lunes 24 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Archivo
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Rodrigo Valdés trata de ver el vaso medio lleno, destacar las cosas positivas por sobre las negativas de esta etapa de confinamiento. En su veta académica en la Escuela de Gobierno de la UC, el exministro de Hacienda cree que ha ganado en productividad, al “ahorrarme las horas de taco” camino a su oficina en San Joaquín y también al apoyarse en las plataformas digitales para clases y reuniones.

“Hacia adelante, es bien probable que todos terminemos trabajando parte de la semana desde la casa y otra parte en forma presencial”, valora.

¿Lo que menos le gusta? La sensación de que “cuesta desconectarse” del trabajo y la distancia social, algo complejo para un declarado fanático del running como es este ingeniero de la UCH y doctor del MIT.

- ¿Cuán asegurada ve la recuperación con el desconfinamiento?

- Lo primero es reconocer que estamos en terreno desconocido, con alta incertidumbre. El desconfinamiento empuja a mayor actividad, también sirve la adaptación que muestra la economía a funcionar con el virus, incluso con cuarentena. El dato de Imacec de junio, que aumentó comparado con mayo, refleja esto último.

Y, además, en el corto plazo tenemos el 10% de las AFP, que ayudará a la demanda interna, así como un alto de azúcar, con una política macro muy expansiva y exportaciones que han resistido bastante bien.

Así que tiendo a pensar que lo peor ya pasó, pero también que la recuperación tiene un techo bajo. Cuando me preguntan si veo una V o una U en la recuperación, digo que será en forma de raíz cuadrada.

En el fondo, viene un período en que vamos a recuperarnos rápido, pero después será muy lento hasta que haya vacuna, porque existen muchos sectores que necesitan cercanía social para operar normalmente y eso no cambiará.

- ¿Una recuperación más fuerte en el segundo semestre?

- Absolutamente, lo estamos viviendo ahora. Y el problema es que vamos a tener cierta sobrerreacción por el lado de la demanda interna por el uso del fondo de pensiones. Pero, posteriormente, vamos a tener un tope. Por lo tanto, esperaría una desaceleración posterior, relativamente importante.

Además, tendremos la herencia del desempleo y, un poco más adelante, la herencia fiscal. Ambas serán muy difíciles de administrar y de solucionar.

- ¿Esta “raíz cuadrada” cómo se traduce en números?

- Tenía una proyección de una caída de 8% este año antes del desconfinamiento y el 10% de las AFP. Con lo que vemos hoy, uno puede pensar un número entre -5% y -6%, con riesgos de que sea peor si tenemos nuevas cuarentenas. Y el próximo año, la recuperación será más bien tímida, entre 4% y 5% y con sesgo a la baja.

- ¿Qué factores explican ese sesgo a la baja?

- Se juntan varias cosas. No tenemos idea de cuándo habrá vacuna; es muy distinto si esto ocurre en el primer trimestre del próximo año o en el último, en cuyo caso la recuperación de estos sectores que necesitan cercanía social puede que no se dé hasta 2022. Supongo que habrá vacunas hacia mediados de 2021, pero no al comienzo.

Segundo, tenemos mucha incertidumbre que procesar. Tendremos un proceso constituyente que es muy importante, pero no hay duda de que le agrega incertezas a la economía y, por lo tanto, tampoco espero que la inversión tome una dinámica tan grande. Vamos a tener una recuperación del consumo relevante, pero la inversión probablemente no se recupere tan rápido.

- ¿Será un paréntesis esa recuperación entonces?

- Ese paréntesis es importante, porque no tenerlo significaría mucho desempleo. No lo llamaría veranito de San Juan, sino más bien una cierta normalización de la economía, la que ayuda mucho. Ayuda a que las personas que son más informales, independientes, cuenta propia, puedan salir a trabajar.

- ¿Se justifica el temor por el proceso constitucional?

- Lo que he logrado aprender de procesos constituyentes en los últimos 50 años en el mundo es que, en el caso de asambleas constituyentes, se da un crecimiento promedio relativamente más bajo el año previo, durante y hasta tres años después de la discusión. O sea, hay costos en actividad e inversión.

Ahora, esto no quiere decir que no haya que hacerlo, sino que por el contario. Por suerte tenemos un proceso constituyente por delante para muchas cosas, entre ellas reparar la política, que hoy no está funcionando como debe. Pero si uno toma la evidencia, concluye que vamos a tener un período de bajo crecimiento.

Ahora, es importante tener un mandato claro hacia una nueva Constitución, con harta participación. Por cierto, me preocupa mucho el Covid.

Después vendrá la propia elección de convencionales, que será muy importante.

Por suerte, se están empezando a ver -de manera tenue- discusiones sobre el fondo. Estamos empezando a hablar de derechos -que es una parte no más- y es muy urgente empezar a hablar del sistema político, eso es central para poder cambiar para mejor a Chile.

“Pensar en ayuda más focalizada”

- Usted fue parte del grupo detrás del acuerdo de los US$ 12.000 millones, el que hoy parece haberse diluido...

- Es cierto que perdió presencia mediática. Es cierto también que ha habido discusiones duras sobre las interpretaciones del acuerdo tanto por parte del Gobierno como del Congreso, y eso es complicado.

Pero dentro de todo, se están aprobando proyectos súper importantes y que vienen de ese acuerdo. Hay uno urgente y que lamentablemente se fue a mixta: el que mejora el Seguro de Cesantía. También salieron de ese acuerdo un mejoramiento grande a los independientes, que ya se está pagando; y medidas tributarias que le interesaban mucho al Gobierno.

Quizás falta un buen recuento sobre qué se acordó, qué se ha hecho y qué falta. Creo que hemos avanzado harto. Lo que sí es cierto es que el 10% desbordó el acuerdo.

- ¿Qué medidas de reactivación son más urgentes? Se habla hoy de obras públicas y subsidio a la contratación.

- El diagnóstico macroeconómico detrás del Covid ha sido un poco simplón. Un porcentaje de la economía -la gente que trabaja en restoranes, en peluquerías, en malls- enfrenta gran falta de demanda y eso no lo vamos a arreglar tan fácilmente haciendo obras públicas. El problema es el miedo al contagio. Obviamente, la política fiscal ayuda, pero enfrentamos problemas que no son habituales, que requieren atención y una fineza distinta a la típica reacción keynesiana estándar.

Esto no es un shock de demanda común y corriente. Es primero de oferta, que muta a uno demanda en ciertos sectores. No hay que pensar la economía hoy como habitualmente pensamos macro. Las cuarentenas, el miedo al Covid y la distancia social necesitan reacciones de política precisas. No vamos a transformar al garzón, a la persona que trabaja en turismo o al peluquero, en trabajador de la construcción para hacer viviendas. Piensen en las profesoras de un jardín infantil.

¿Y cómo enfrentamos eso? Es difícil. La trazabilidad ayuda, pero a muchas personas habrá que apoyarlas de manera más focalizada. Esa discusión más sutil no está presente y es bien urgente tenerla, porque no vamos a poder reactivar algunos sectores tan fácilmente mientras no haya vacuna.

- ¿Qué puede funcionar?

- Tendremos que pensar en bonos de ayuda mucho más focalizados y sectoriales, por ejemplo, en ayudas a sectores que no van a estar funcionando. Hay que gastar plata en tratar de mejorar la tecnología con que operan algunos sectores.

El Centro de Políticas Públicas de la UC calculó cuán costoso es para una PYME seguir los estándares adecuados, y es mucho más caro por trabajador que para una empresa grande. Quizá debemos subsidiar esas cosas. Pero, con seguridad, lo que no debemos hacer son cosas como las que está impulsando el alcalde de Ñuñoa, que permite construir hasta las dos de la tarde. Eso es ponerle palitos a la bicicleta. Si empieza una competencia de aislarse respecto del resto, sin que la autoridad sanitaria lo indique, vamos a quedar peor.


Pensiones: "El 10% produjo una polarización
de visiones que no teníamos antes"

- Usted tiene una visión muy crítica del retiro del 10%, pero esto está dando resultados, pareció mejorar la imagen de las AFP y distender a la gente.
- Distendió un poco la política de corto plazo, pero sigo pensando que esto tiene consecuencias relevantes negativas para las pensiones. Hay gente que dice esto es solo el 10%, pero hay que pensar en lo que le generó a Hernán Büchi -a mediados de los '80- no haber hecho un reajuste del 10% de las pensiones. Eso lo persiguió para siempre y hasta hoy los jubilados se acuerdan cuando no le dieron ese 10%. Ese porcentaje parece poco, pero es mucho para un jubilado.
- Usted dijo que incluso esto podría terminar matando a la reforma previsional.
- Lo que ha producido el 10% es una polarización de visiones que no teníamos antes. La gente a la que le carga el sistema de AFP encontró una herramienta para empezar a reducirlo y la gente más pro ahorro individual dice ¿ve? La gente hoy solo quiere ahorro individual, lo cual dificulta mucho un punto medio, que es lo que se necesita para la reforma. Aún no pierdo la esperanza, pero veo mucho más difícil hoy que haya un acuerdo.
El 10% también enredó aún más la relación entre técnica y política. Pero es muy importante entender que hay técnicos buenos, hay técnicos malos y hay técnicos sobreideologizados. Y, sin duda, hubo técnicos equivocados, pero las consecuencias que estoy mencionando sobre pensiones y las dificultades que esto provoca en la reforma creo que son bastante evidentes.
- ¿En la propuesta de la oposición, ve puntos razonables para llegar a un encuentro?
- Sí, el tratamiento del 6% que proponen está bien estudiado y funciona. Hay otra parte de la propuesta que está más verde: la de la organización industrial de las AFP, como la separación de cuentas. Esa parte creo es más secundaria y le falta más análisis, más trabajo, más alternativas, porque no nos vaya a pasar que por cortarle la cabeza a un mono de paja, terminemos poniendo incentivos incorrectos, que el sistema sea más caro, que dé menos rentabilidad o que el servicio sea peor.
Al menos, creo que el concepto de sistema mixto está siendo adoptado por más gente y eso ayuda.

"El Presupuesto será difícil de hacer"

- ¿Cuánta presión le pone el actual escenario a la discusión presupuestaria?
- El Presupuesto será bastante difícil de hacer y, por lo mismo, es bien urgente actualizar números. Estamos con una ejecución bastante pobre, en parte por el Covid y en parte porque el Gobierno no es muy ágil en ejecutar. Entonces, cuesta mucho saber dónde estamos parados. Lo primero que haría, antes de ponernos a discutir qué hacer con el Presupuesto, es saber desde qué escalón nos estamos moviendo.
No debiéramos tener el próximo año un retiro de impulso fiscal porque sería demasiado pronto. Esto, especialmente luego del 10%, que es un súper impulso de corto plazo, pero que no va a estar el próximo año. Por lo tanto, hay que mover algo de impulso fiscal hacia el próximo año.
Entonces, más que exigirle al Gobierno mucha ejecución ahora, preferiría ver cómo hacemos para que este paraguas de los US$ 12.000 millones esté más cargado para el próximo año que para este año.
La segunda cosa del Presupuesto es que creo que es momento de analizar bien los sectores que requieren ayudas particulares para producir, para mantener familias. El Presupuesto tiene que encargarse de eso. Porque si la vacuna se demora tendremos que trabajar más en sostener la economía.

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