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La crisis de la Democracia Cristiana bajo la óptica de sus renunciados economistas

Por: Sebastián Valdenegro y Denisse Vásquez | Publicado: Lunes 15 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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Hace poco más de una semana la Democracia Cristiana (DC) vivió otro capítulo revelador de la profunda crisis por la que atraviesa: 31 militantes de la falange dimitieron en desacuerdo por el rol desempeñado por la tienda en el gobierno de la Nueva Mayoría y luego de la debacle electoral del sector.

Entre los renunciados el nombre que más revuelo generó fue el de la exministra e hija del exmandatario Patricio Aylwin, Mariana. Pero también se incluyeron nombres de militantes que desempeñaron roles técnicos claves en los gobiernos de la Concertación, como el exministro de Economía, Hugo Lavados, el exsuperintendente de Salud, Manuel Inostroza, el exregulador de AFP, Julio Bustamente, el expresidente de Metro, Clemente Pérez, el exgerente del Banco Central, Guillermo Le Fort, y el exsuperintendente de Valores y Seguros, Álvaro Clarke.

Le Fort y Clarke analizan las razones que los llevaron a abandonar la DC, manifestando duras críticas al rol de la tienda durante el gobierno de la Nueva Mayoría, poniendo énfasis en las reformas laboral y tributaria. E indicaron que a través del movimiento Progresismo con Progreso seguirán atentos al debate público y aportando con ideas para el desarrollo del país.


"La DC ha pasado a ser un partido que mira solo a la izquierda, un partido con tortícolis"

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El economista Guillermo Le Fort inició su relación con la Democracia Cristiana (DC) en su época universitaria y este año la terminó luego de cuatro décadas. Revela que fue una decisión"dolorosa y difícil pero necesaria", ya que desde el inicio del segundo gobierno de la presidenta Bachelet, él y otros miembros del partido observaban inquietos cómo se impulsaban reformas "mal diseñadas", que creían terminarían impactando al crecimiento del país y al futuro de la coalición. "Y así efectivamente sucedió", expresa.

- ¿Qué detonó su renuncia?

- Hay una gran cantidad de militantes desilusionados por la pérdida de perfil de la DC, son más de cien, no es una cuestión personal. Y, la verdad, que es doloroso. Sentimos que nos ha dejado de representar y tuvimos que dar este paso porque si no estaríamos en una situación de no cumplir con nuestras responsabilidades con el país y la gente que alguna vez votó por el partido.

- ¿Por qué el partido ya no lo representa?

- Porque la DC ha pasado a ser un partido que mira solo a la izquierda, un partido con tortícolis, que no está dispuesto a jugar un rol en el centro político y así lo demostró durante todo este gobierno. Además, ha perdido su diversidad interna, la cantidad de militantes se ha reducido fuertemente y los que quedan adentro tienden a representar un solo tipo de quehacer: están concentrados en ser fundamentalmente funcionarios públicos. Y la capacidad de dialogar, de aceptar a otras corrientes, eso también ha disminuido muchísimo.

- ¿Trabajará con el Progresismo con Progreso?

- Sí, pretendemos hacer algo +en materia de generación de respuesta a los problemas nacionales, fundamentalmente en el terreno de las ideas, pero de repente, si se puede, también en el terreno de la acción política.

- ¿Junto con Mariana Aylwin?

- Como no. Ella ha sido nuestra líder, la voz presente en la discusión pública, claro que sí.

- ¿Se puede rearmar la Nueva Mayoría (NM)?

- La NM es parte de la historia, del pasado y si se rearma, no creo que vaya a ser una coalición exitosa.

- ¿Como cambiará el panorama político de aquí a las próximas elecciones presidenciales?

- No veo la prolongación de la centroizquierda. Veo un rebaraje del naipe, nuevas alianzas y nuevas agrupaciones. Cuatro años es un período lo suficientemente largo para que el panorama político cambie bastante.

- ¿Cuáles deberían ser las prioridades del gobierno de Piñera en materia económica?

- Hay que recuperar el crecimiento, la inversión, las confianzas y para eso hay que preocuparse de muchos detalles. El tema tributario es uno, hay que ir hacia una simplificación que incluya incentivos para el ahorro y la inversión y que integre los impuestos de primera y segunda categoría. El gran problema es que eso tiene que hacerse sin perder recaudación, lo cual hace el ejercicio bastante más complicado. Otra prioridad es estabilizar las cuentas fiscales y evitar el continuo incremento del endeudamiento público, porque eso puede terminar desbarrancando nuestras pretensiones de un mayor crecimiento al incrementar el riesgo país.

- ¿Qué errores no debería volver a cometer Piñera?

- No creer que son mejores que los demás, que en 20 días hicieron más que lo que otros habían hecho en 20 años. Aprender de los errores del pasado, tener humildad y focalizarse en las tareas del bien común.

- ¿Cree que está más "maduro" en términos políticos?

- Sí. El presidente Piñera es un hombre de grandes capacidades, lo ha demostrado a lo largo de su vida en términos académicos, como autoridad y como inversionista. Si se focaliza en la tarea pública -como parece estarlo haciendo ahora- y utiliza la experiencia de sus años anteriores en el poder, puede generar resultados muy favorables para el país.


"A la Nueva Mayoría le sobró soberbia. Había que seguir construyendo dentro del modelo"

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Hace dos semanas, el exsuperintendente de Valores y Seguros (SVS), Álvaro Clarke, puso fin a más de 30 años de militancia en la Democracia Cristiana (DC). Quien se desempeñara como subsecretario de Hacienda en la etapa final del gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle es crítico del rol que ejerció la falange durante los cuatro años del gobierno de la Nueva Mayoría.

Miembro del movimiento Progresis con Progreso, señala que el objetivo de la agrupación debe apuntar a incidir en el debate para implementar reformas que apunten a que Chile sea un país desarrollado en el próximo cuarto de siglo.

- ¿Cuál fue la gota que rebasó el vaso?

- Hubo una combinación de muchas cosas. La derrota electoral de la Nueva Mayoría fue producto de un mal diagnóstico, esta coalición de gobierno creyó que la gente esperaba un cambio radical al modelo económico. Ese modelo de desarrollo llevó a Chile de ser un país de ingresos promedio en la región a ser el líder de la zona.

Adicional a ese mal diagnóstico, hay un mal diseño de políticas públicas y una mala ejecución. Esto se deja notar, por ejemplo, en cada una de las reformas que emprendió la Nueva Mayoría, siendo las más emblemáticas la tributaria y laboral.

- ¿Qué puntos lo incomodaron?

- En lo tributario, había un cierto acuerdo social y político de que era necesario incrementar los ingresos del Estado para financiar más prestaciones sociales. Para esto, había que reformular el sistema tributario, era algo simple. Sin embargo, se optó por cambiar todo el sistema. Quedó un engendro tributario, hubo que cambiarlo con otra reforma y hoy sigue siendo un sistema complejo e ineficiente. Esa fue la primera señal de la pasada de la retroexcavadora.

Lo mismo ocurrió con la reforma laboral, con un enfoque que se basa más en ideologías que dominaron la discusión laboral en los 60 y 70, pero que no miran hacia adelante.

Uno deduce de toda esta historia que hay poca prolijidad en el diseño de las políticas públicas y su implementación deja mucho que desear.

- ¿Primó la ideología sobre la técnica?

- Hubo mucho de eso. Si uno revisa las políticas públicas llevadas a cabo por la Nueva Mayoría, se encuentra un componente ideológico fuerte en cada una de ellas, más de lo que estábamos acostumbrados en la época de la Concertación.

Comenzando el gobierno, había un consenso de que Chile para ser desarrollado e inclusivo tenía que llevar a cabo reformas relevantes. Estoy seguro que eso es aceptado por la mayoría de los chilenos. Pero eso no lleva a deducir que había que ir con una retroexcavadora y destruir los elementos fundamentales de un modelo económico exitoso.

En este sentido, más que el tema de las confianzas, a la Nueva Mayoría le sobró soberbia. Eso fue lo que produjo que el gobierno de la Nueva Mayoría no fuera certero en el detalle de las políticas públicas, había que seguir construyendo dentro del sistema y modelo económico y hacerlo más inclusivo. De ninguna manera había que apuntar a cambiarlo absolutamente todo.

- ¿Siente que la DC no logró compartir su diagnóstico?

- La DC no pudo ejercer su rol de centro durante este gobierno. Hubo un apoyo poco crítico a la gestión del gobierno. Si no se genera un debate riguroso, donde se pongan en tela de juicio las propuestas de tal forma de perfeccionarlas, se terminan aprobando proyectos muy malos. Y este rol tan pasivo que tuvo la Democracia Cristiana -y alejada de su pensamiento tradicional -, hizo que no me sintiera interpretado en estos cuatro años.

Todo lo que dijimos desde Progresismo con Progreso se fue cumpliendo con una certeza impresionante y pasó lo que todos conocemos: la debacle electoral de la Nueva Mayoría responde a un mal diagnóstico, a malas políticas públicas y a una gestión soberbia y que en todo momento hizo que miraran con cierto desdén lo que hicieron los gobiernos de la Concertación.

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