Macro

Le gané a la pobreza

En 1985 el 45,1% de la población era pobre, hoy lo es el 8,6%. Expertos reconocen avances, pero dicen que aún hay mucho por hacer para solucionar el problema.

Por: Carolina León | Publicado: Lunes 12 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Hace 30 años Karina Palma era una niña de 5 años y Carol Hullin una joven de 18 años. Pero pese a la brecha de edad, las unía un denominador común: eran parte del grupo de 5.501.153 de chilenos -equivalente al 45,1% de la población- definidos como pobres. A esas alturas ni ellas ni sus familias contaban con el ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.

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Hoy, la profesora de educación básica y la experta en temas de salud, relatan con orgullo su historia de superación (ver nota relacionada) que se apoyó en el estudio y que coincidió con un país que puso al crecimiento económico en el centro de la agenda pública, al tiempo que subía el gasto social.

No son probablemente las únicas. Desde inicios de los '90 a la fecha el número de pobres disminuyó a 8,6% en el territorio nacional, de acuerdo a la Encuesta de Caracterización Económica (Casen) de 2017. O sea, aún hay 1,1 millón de personas con un ingreso menor a $ 158.145.

"Chile presenta una alta movilidad social, lo que quiere decir que las personas han tenido buenas oportunidades para superar la situación en la cual han nacido y la que experimentaron sus propios padres", subraya la economista de Libertad y Desarrollo, María Paz Arzola.

El Estado también ha tenido su rol. "El énfasis que ha puesto Chile en las políticas sociales focalizadas ha contribuido a bajar esa pobreza. Desde ese momento, ha sido crecimiento con equidad", sostiene el director del Centro de Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, David Bravo.

Pero el descenso no es sinónimo precisamente de alivio, pues se trata de una pobreza "mucho más oculta", advierte Arzola.

De hecho, un elemento preocupante es el aumento que observa el número de campamentos desde 2011. El catastro realizado por Techo muestra que en la actualidad 40.501 familias viven en 702 localidades de ese tipo a lo largo del país.

Y el reto lo acentúa un factor adicional: asumir que la vulnerabilidad no se limita a los ingresos -una visión que se ha extendido también a nivel internacional-, que las carencias de los hogares y las personas en salud, educación, transporte, vivienda, entre otros indicadores, también sugieren precariedad.

Dado lo anterior, desde 2009 la Casen incorporó el concepto de una pobreza "multidimensional", la que arrojó que en el país hay 3.530.889 personas en esta condición, lo que equivale al 20,7% de la población.

"No solamente ha cambiado la magnitud de los pobres, sino que también ha cambiado la intensidad de la pobreza. A quienes llamamos pobres hoy son distintos a los que llamábamos pobres el año 1987. Estamos usando varas de medición mucho más altas, estamos incorporando a esta categoría a personas que anteriormente no habríamos incorporado", explica Bravo.

El académico agrega que al mirar la cifras,"estamos ante un país muy distinto. Es increíble recordar y ver los indicadores de cómo vivíamos hace 30 años atrás".

Si ante la limitante eran bienes materiales -partiendo por zapatos hace tres décadas-, hoy lo son los accesos, principalmente a salud, previsión y educación.

Y esto dialoga con los distintos niveles de distribución del ingreso del trabajo de los hogares, que el año pasado revelaron un deterioro.

De hecho, el Índice 20/20, que muestra la relación entre el ingreso del 20% de hogares con mayores ingresos y el 20% con menores, pasó de 11,9% a 13,6% de 2015 a 2017.

El llamado coeficiente de Gini, que toma valor cero cuando existe perfecta igualdad y uno cuando el ingreso se concentra en una persona, se deterioró de 0,493 a 0,501 entre las últimas dos Casen.

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Karina Palma, Profesora de educación básica.

Uno puede surgir, pero el camino está lleno de obstáculos"

Para muchas personas una joven embarazada a temprana edad trae aparejado un giro en 180 grados, sinónimo de postergar sueños y aspiraciones a nivel educacional.
Pero Karina Palma (hoy 35 años) escribió una historia distinta, aunque -asegura- no fue fácil.
Tercera hija del primer matrimonio de Gloria, se crió en un contexto en el que su madre trabajaba como asesora del hogar y su papá era quien administraba la casa debido a que no tenía una ocupación regular.
"Era quien se hacía cargo de nosotros, cocinaba, nos llevaba al colegio, me crié en esa dinámica", relata al recordar a su progenitor.
Pero la tensión matrimonial por los ingresos creció al punto de detonar que los padres de Karina se divorciaran cuando ella tenía 9 años, lo que generó un antes y un después en la relación con su madre.
"Con los años me di cuenta de las razones que desencadenaron el divorcio, pero en su momento reaccioné con rebeldía", comenta.
En medio de esta situación Karina quedó embarazada a los 14 años, lo que le impidió terminar la educación básica y media, producto de que ningún colegio la recibía. "Me ofrecieron no tener a mi hijo, pero yo decidí tenerlo, quererlo, hacerme responsable de él y sacarlo adelante", cuenta.
Con su hijo ya en brazos, la adolescente salió a buscar trabajo para poder mantenerlo, pese a contar con el respaldo de su mamá y su padrastro. "Ellos me apoyaron mucho, pero mi hijo era mi responsabilidad, no de mi mamá. Además, ella acababa de tener a mi hermana menor", dice.
Sus empleos fueron diversos, pero siempre se encontró con la misma barrera: no podría surgir sin completar su educación básica y media. "Me tomó tres años terminar todo. Octavo básico y toda la enseñanza media, para los trabajos más básicos pedían enseñanza media y yo no la tenía", recuerda.
Pese a concretar esa fase, Karina sentía que debía conseguir algo más. "Más que por mí, lo hice por mi hijo. Yo no quería que a él le faltaran las cosas que yo no tuve", relata.
"Por cosas de la vida", como describe, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar a un colegio, lugar en el que descubrió su pasión por la educación, lo que la motivó a estudiar. "Busqué y busqué y pillé una universidad que impartía educación básica en un horario flexible con mi trabajo. Así que por cinco años, todos los sábados, de ocho a ocho, estudié", relata.
Y lo logró. Próximamente, Karina cumplirá 10 años trabajando en el Colegio San Andrés de Puente Alto, ambiente en el que pretende impactar de forma positiva en la educación de los niños. "Uno puede surgir, pero el camino está lleno de obstáculos y lo principal es no darse por vencidos", reflexiona.
¿Lugar común? Puede ser, pero para Karina no lo fue.

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Carol Hullin, Decana Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Temuco.

Salir y estudiar fue la única estrategia para salir de mi pobreza"

Cuando los alumnos de la U. Católica de Temuco ven pasar a la profesora Carol Hullin (48 años), pocos se imaginan los inicios de la vida de quien ahora lidera la facultad de Salud de dicha casa de estudios.
Su infancia, según relata, no fue para nada "común". A temprana edad debió trabajar junto al resto de su familia para costear los uniformes escolares y los materiales para asistir al colegio.
"Nací en La Legua, pero terminé viviendo en La Florida en el campamento San Rafael con mi familia. Dentro de esta situación no tenía mucho futuro en materia educacional, estudiar era un cacho", dice.
Su interés en los estudios despertó a los 14 años, junto con la religión. En medio de la dictadura militar, rememora que una capilla cercana a su hogar le brindó un contexto de mayor tranquilidad y la posibilidad de acercarse a los libros. "Ahí comencé a entender que estudiando podía lograr cosas, que podía surgir", afirma.
Pero el talento no asomaba. "En el sistema yo era una burra. Fui el caballo por el que nadie apostaba", cuenta. Y, de hecho, ratificando su apreciación rindió la Prueba de Aptitud Académica. Obtuvo 381 puntos. ¿Y qué hizo? "No me quedé con eso", expone.
Estudió técnico paramédico en la Escuela Nacional de Capacitación (Enac) de Cáritas Chile, convirtiéndose en la primera de su familia en tener un ingreso estable para vivir.
Y, más audaz aún, decidió mirar más allá de Chile para surgir. A los 21 años y sin saber nada de inglés, partió a Melbourne, Australia, a buscar una oportunidad. Allí, con la ayuda de una profesora que la acogió y le enseñó el idioma consiguió una beca para estudiar enfermería.
Fue la mejor alumna, lo que le permitió hacer un doctorado en la Universidad de Melbourne en Informática en Salud con especialidad en Inteligencia Artificial, que posteriormente complementó con un post doctorado.
Entonces, la vida de Carol cambió. Fue asesora de salud pública en Australia, líder de la División de Informática Médica del Banco Mundial y hoy decana en la Universidad Católica de Temuco. "Salir y estudiar fue la única estrategia para salir de mi pobreza. Si me quedaba, me iba a tomar generaciones salir de ese círculo", reflexiona ahora.
"Si yo pude, muchos más pueden. Pero hay que ser perseverante, emprendedor y no rendirse, es cosa de cada uno lograr sus metas", sostiene con la leve esperanza de siempre poder inspirar a más de alguno.

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1988
octubre

Combate a la pobreza a través de alianzas

El combate a la pobreza ha sido una temática abordada tanto por el mundo empresarial como público. En 1988, a través de una alianza empresa, Estado y trabajadores, se lanzó un programa para construir cuatro mil viviendas en Putú -en la región del Maule- para trabajadores del sector forestal. Ahora, en 2018, este tipo de dinámicas se ha continuado usando, un caso reciente es "Compromiso País" una instancia de trabajo que conformó el gobierno, en el cual participan actores de la sociedad civil, empresarios, ex autoridades, economistas, trabajadores, entre otros, para abordar problemas sociales que involucran a la población más vulnerable del país.
La instancia es liderada por el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, y además cuenta con la participación del presidente de la CPC, Alfonso Swett; Roberto Angelini, Paola Luksic, Esperanza Cueto, Bernardo Matte, Luis Enrique Yarur, Sandro Solari, entre otros.

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