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Mariana Mazzucato: “El Estado no puede seguir relegado a un papel secundario en la economía”

Para que el Estado pueda cumplir su rol público de forma eficiente y en línea con los desafíos actuales, defiende que se debe invertir en “capacidades públicas que contribuyan al diseño de políticas públicas dinámicas e innovadoras”.

Por: Montserrat Toledo | Publicado: Lunes 6 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Sea Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) o José Antonio Kast (Frente Social Cristiano) el próximo presidente de Chile, deberá enfrentar un debate que con el estallido social, luego con la pandemia y ahora con la Convención Constitucional ha ido tomando fuerza: el rol del Estado en la economía.

Mariana Mazzucato, académica de Economía de la Innovación y Valor Público en University College London, es una de las voces más escuchadas sobre el tema -y en Chile referente del Frente Amplio-, y su postura es clara: el Estado debe dejar de tener un rol secundario en la economía.

Desde Londres, la experta italo-estadounidense señala que ha estado siguiendo la discusión nacional. “De verdad espero que el debate final que prospere sea uno centrado en los programas económicos y sociales que estimulen un crecimiento de la economía de Chile hacia una nueva década de inversión e innovación orientada por los desafíos sociales: desigualdad, brecha digital y crisis climática”, comenta.

Plantea que este camino puede generar empleos de calidad, un aumento de la productividad, y “más importante aún, una mejor vida para las y los chilenos”. Dice que para lograrlo, “es necesario ir más allá de la retórica tradicional de las discusiones económicas y políticas, lógica que en gran medida ha moldeado la formulación de las políticas económicas, especialmente en Chile”.

- Tener un Estado más protagonista del desarrollo, ¿implica un Estado más grande, con más empresas, como plantea Boric?

- No se trata de un Estado más grande, sino de un Estado más estratégico, que pueda catalizar innovación e inversiones en toda la economía, y también de un tipo de crecimiento que sea beneficio para las personas: más inclusivo, más sustentable. Esto significa pensar tanto en la tasa como en la dirección del crecimiento. Es muy importante romper con la idea de que el Estado solo tiene un rol secundario en la economía. Si se sigue con ese paradigma, los grandes desafíos sociales no podrán ser abordados ni a tiempo ni a la escala necesaria. El Estado necesita fortalecer su sentido de propósito público. El Estado debe recuperar su capacidad para gobernar los problemas públicos, en todo nivel, para que la acción pública sea inclusiva, democrática y sostenible.

Esto se logra de distintas formas. La creación de empresas públicas en sectores estratégicos es una, pero no la única. En algunos casos será necesario depender menos de los incentivos indirectos y más de la inversión directa, que modifique el mercado o esté orientada a misiones, que aumente las expectativas de empresas sobre futuras oportunidades de crecimiento.

Para establecer un crecimiento económico con propósito e impulsado por la innovación, es necesario un financiamiento paciente y de largo plazo, algo que los sistemas financieros no entregan naturalmente. Contar con bancos nacionales de desarrollo y fondos públicos de inversión se vuelve necesario para impulsar políticas industriales y de innovación orientadas por los desafíos.

- Una idea de Kast es reducir el Estado y apuntar más a su eficiencia. ¿Puede funcionar en Chile?

- Se requiere una noción dinámica y no estática de eficiencia para definir qué tipo de Estado se necesita para gobernar complejos procesos de inversión e innovación, donde las asociaciones público-privadas son también esenciales. Chile es un país con un Estado pequeño (...) y con importantes desafíos en materias sociales, económicas y medioambientales. La promesa de reducir el Estado para ganar eficiencia descansa en un error original, pero que muchas veces se vuelve en una profecía autocumplida, ya que obviamente si se cree que el Estado lo hará mal y se invierte menos en mejorar sus capacidades, probablemente el resultado de la acción pública será insuficiente.

Para que el Estado pueda cumplir su rol público de forma eficiente y, en línea con los desafíos que hoy enfrentamos como sociedad, es necesario invertir en capacidades públicas que contribuyan al diseño de políticas públicas dinámicas e innovadoras.

- ¿Cómo dialoga esto con el proceso constituyente? Muchos asumen que el Estado deberá crecer para garantizar más derechos.

- El Estado no puede seguir relegado a un papel secundario. Sería muy interesante que ese fuera uno de los principios que dibuje la discusión económica en los debates de la nueva Constitución. Esto no solo tiene relación con la provisión de derechos y la redistribución de la riqueza, elementos que sin duda son muy importantes en un país como Chile, que tiene brechas importantes en múltiples dimensiones, por ejemplo en recaudación y progresividad de su sistema tributario. Para redistribuir hay que producir, y es esencial que el Estado asuma más directamente la responsabilidad por un crecimiento económico inclusivo y sostenible.

- ¿Cómo se supera la mala imagen de que en un Estado más grande puede haber corrupción?

- La corrupción no se origina por un Estado grande o pequeño, sino que por configuraciones de poder propicias para el clientelismo. Esto es usual en países que tienen su economía muy concentrada en pocos sectores económicos. Diversificar la matriz productiva debiese ser un objetivo de cualquier agenda que busque un desarrollo sostenible, inclusivo y de largo plazo. Un Estado que simplemente trata de satisfacer los intereses de los empresarios, sin objetivos públicos, está en mayor riesgo de problemas de corrupción. Y, por supuesto, es esencial diseñar instituciones y formas de gobernanza que impidan la corrupción. Pensar en un Estado más robusto y presente exige la obligación de avanzar en agendas e instituciones que garanticen un mayor accountability no solo institucional, sino que también social.

- Otra preocupación que se ha instalado en Chile es la violencia. ¿Cuánto daño le puede hacer la violencia a una democracia?

- Muchas veces la violencia y el crimen tienen una base social y económica. Construir una sociedad que tenga un tejido social más fuerte, más empleos de calidad, y especialmente que ofrezca un futuro para las y los jóvenes, resultará en una sociedad menos violenta. La obligación de los actores políticos es construir una economía más fuerte, con oportunidades para todas y todos, y caminos políticos y de paz que puedan dar respuesta a las demandas ciudadanas. Solo así se fortalece la democracia.

- ¿Cómo deben enfrentar el mundo pospandemia las nuevas autoridades? ¿Hay lecciones que puedan tomar en cuenta?

- Hice un informe con el PNUD sobre lo que aprendimos de la pandemia en mejores prácticas, y los países o regiones que lo hicieron mejor -independiente de su fase de desarrollo- fueron los que habían invertido en capacidades del sector público. Por ejemplo, Kerala en India y Vietnam. Entre las capacidades se incluyen, por ejemplo, el uso de plataformas digitales para gobernar la “infodemia”, alinear los servicios públicos con las necesidades de los ciudadanos y crear una relación más confiable entre la academia, las empresas, el gobierno y la sociedad civil. Esta es la razón por la que la visión ideológica sobre la reducción del tamaño del Estado no funciona: debilitan las mismas instituciones y relaciones que son centrales en una economía del conocimiento.

Crecimiento "orientado por misiones":
un trabajo público-privado más dinámico

Un enfoque del crecimiento económico al que Mazzucato llama "orientado por misiones", que está guiado por una dirección firme entregada por el gobierno, y que en última instancia se trata de innovación bottom-up en las empresas, es un tema en el que ha estado trabajando la académica.
"Considero que esta es una forma de lograr que los actores públicos y privados trabajen juntos de una manera más dinámica", dice. Explica que la idea es comenzar con los desafíos que enfrenta una sociedad, "a menudo encaminados a lograr los objetivos de desarrollo sostenible, pero interpretados de manera más local".
En Chile -señala- esto incluye brecha digital y las llamadas "zonas rojas", descarbonización y seguridad energética, la crisis hídrica, y otros desafíos.
El siguiente paso es traducir estos puntos en "saltos enormes" o moonshots, y da como idea reducir la brecha digital a cero. "Esto requiere inversión e innovación por parte de múltiples sectores, de la misma manera como ir a la Luna no fue solo un desafío aeroespacial, sino que también involucró inversión en nutrición, materiales, electrónica y software. El enfoque no es sectorial sino intersectorial", explica.
Luego viene la etapa de asegurar que todos los instrumentos que tiene a disposición el gobierno se usen para catalizar innovación bottom-up, y así lograr los objetivos propuestos. Para enfrentar, por ejemplo, la crisis climática, dice que se puede pensar en nuevos materiales de construcción, nuevos sistemas de movilidad, comidas escolares sostenibles, entre otros elementos.
"Bajo este enfoque, países como Chile deben dejar de obsesionarse con una pequeña cantidad de sectores clave -por ejemplo, el cobre o el salmón- y deben ser más ambiciosos en la elección de problemas que requieren que varios sino todos los sectores formen parte del cambio", afirma.
Precisa, eso sí, que para sectores clave como el cobre, este enfoque implica una transformación "en función de la transición que exige perseguir un desafío como el enfrentar la crisis climática o la crisis hídrica, y los instrumentos del gobierno deberían convertir esto en una condición".

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