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Pandemia impactaría ingresos de quienes ahora están en el colegio por los próximos 30 años

El estudio comprueba que el Covid-19 afectará en mayor medida a los hijos de padres de menos recursos, y sobre todo al grupo que actualmente tiene entre seis y diez años.

Por: Montserrat Toledo Egaña | Publicado: Lunes 21 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Agencia Uno
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Que el cierre de colegios para contener el coronavirus está teniendo impacto sobre los trabajos de los padres ya es, lamentablemente, una certeza, y aunque todavía no es visible, el Covid-19 también dejaría marcas en el futuro laboral de los actuales escolares.

Con el fin de entender las consecuencias futuras sobre los escolares, académicos de las universidades de Goethe de Frankfurt y de Pensilvania elaboraron el estudio “Los efectos distributivos y de bienestar a largo plazo del cierre de escuelas por Covid-19”, en el que concluyen que “la falta de contacto social durante los cierres de escuelas podría afectar directamente el bienestar de los niños, pero también sus habilidades no cognitivas y, de ahí, sus salarios a largo plazo”.

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“El impacto adverso es más pronunciado para los niños más pequeños en edad escolar -es decir, de 6 a 10 años-”, precisa la investigación, y acota que medio año de cierres de escuelas conduce a una reducción de ingresos de más o menos del 1% para los estudiantes afectados, lo que persistirá hasta que quienes hoy tienen seis años cumplan treinta o cuarenta años.

Una de las autoras es Nicola

Fuchs-Schündeln, académica de la Universidad Goethe de Frankfurt, quien precisa que “los hijos de padres pobres sufren más”, ya que para ellos la educación pública, más que la inversión privada de tiempo y dinero de los progenitores, es el principal insumo en la acumulación de capital humano y conocimiento.

“Sus padres tienen menos medios para ayudarlos durante los cierres, por ejemplo, contratando a un profesor particular o pasando más tiempo con ellos en sus tareas escolares”, comenta la doctora de la Universidad de Yale. Algo que según el paper impacta en la oportunidad de asistir a la universidad, lo que “agrava el shock inducido por el cierre de la escuela”.

La investigación, dice Fuchs-Schündeln, también evidencia que “para los propios niños, los cierres de escuelas tienen más efectos negativos que la propia recesión”, ante lo que afirma que si bien puede haber beneficios para la salud al cerrar colegios, “los gobiernos también deben conocer los costos al tomar sus decisiones”.

Así, sugiere que “los gobiernos deberían apoyar especialmente a los niños de familias desfavorecidas, por ejemplo, proporcionando educación adicional durante las vacaciones escolares normales o permitiéndoles participar en la enseñanza virtual”.

¿Vuelta a la escuela en Chile?

De cara al análisis local, la académica de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Susana Claro, advierte que -según el estudio- los efectos de los cierres no son lineales en el tiempo, o sea, que si se duplica el lapso sin escuela, el impacto negativo es más que el doble.

“Si pensamos que ahora nuestros estudiantes llevan más de medio año sin colegio, agregas los meses del estallido social y la huelga de profesores del año pasado, le sumas la disminución de ingresos de sus familias, y el aumento en riesgos de abuso y maltrato intrafamiliar por aumento de estrés y confinamiento, podemos imaginar que los estudiantes tendrán un impacto bastante considerable”, detalla, y agrega que “por supuesto esto afectará más a aquellos niños y niñas de familias con menor escolaridad”.

La doctora en Economía de la Educación en la Universidad de Stanford afirma que “hemos priorizado abrir muchas cosas antes que las escuelas y esto tiene un costo que veremos en el largo plazo”, a lo que suma que “al no tener formas de aperturas graduales que tomen en cuenta la diversidad de riesgos a los que están expuestos niños y niñas de distintos grupos sociales, en Chile estamos dejando a cada familia a su propia suerte”.

Claro precisa que la “vuelta a clases” debe ser en realidad una apertura gradual de los espacios escolares, que no implique necesariamente volver a las actividades tradicionales, pero en la que se retomen los contactos. Por ende, sugiere que mientras esto no ocurra, “es importante tomar medidas alternativas”, por ejemplo redes de tutorías online.

“Cualquier forma de apertura que se realice necesita tener en cuenta los aspectos sanitarios de la comunidad, pero también ser flexible y estar preparados para cambios y aprendizajes en el camino, incluido volver a cerrar”, recomienda.

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