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Repetto y uno de los retos de Chile: “Hemos sabido generar riqueza, pero no distribuirla adecuadamente”

Nueva presidenta de la Fundación para la Superación de la Pobreza aborda la importancia para la estabilidad institucional de afrontar la situación de los más vulnerables.

Por: Rossana Lucero | Publicado: Miércoles 2 de mayo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Andrea Repetto es una voz autorizada en cada debate económico relevante en el país. Y ahora a su aporte en temas laborales, tributarios y fiscales, se suma su llegada a la presidencia de la Fundación para la Superación de la Pobreza, con cuya causa -en la que también destaca a Servicio País y equipos nacionales y regionales- se siente comprometida.

Orgullosa, la economista del MIT destaca que se trata de una entidad -en cuyo directorio está desde 2012- con un discurso que ha sido pionero, enriquecedor y sobre todo coherente a lo largo de los años. “En los 90, cuando el país crecía al 7%, la Fundación ya había levantado diagnósticos y propuestas de política, basados en su trabajo territorial y reflexión institucional, llamando la atención sobre las desigualdades en Chile y los conflictos y dificultades para alcanzar la integración social”, recuerda.

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Desde sus inicios, refuerza la también académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, “nos hizo ver que hay zonas rezagadas que escapan de la acción del Estado y puso de manifiesto, a inicios de la vuelta a la democracia, cómo el tema habitacional estaba provocando otros problemas graves como el allegamiento o los campamentos”.

- ¿Se ha propuesto alguna meta en particular en su nuevo rol? Chile aún tiene una tasa de pobreza de 11,7% y una de 20,9% bajo la lógica multidimensional...

- La pobreza y la inequidad en la distribución de la riqueza y las oportunidades han sido, paradojalmente, parte consustancial del desarrollo del país desde sus inicios. Hemos sabido generar riqueza, pero no hemos sabido distribuirla adecuadamente.

En la medida en que el país ha ido avanzando, las familias más empobrecidas han podido participar del mercado laboral y financiero, mejorando sus ingresos. En este contexto, la Fundación junto a otros, puso la alerta sobre la multidimensionalidad de la pobreza y la necesidad de mirarla como un desafío de equidad y de integración. De hecho, así dice el lema de la Fundación. Este trabajo ayudó a instalar nuevos parámetros de medición.

- Pero...

- Aún hay desafíos, en particular en lo que respecta a la convivencia. Nuestras indagaciones en los territorios donde intervenimos nos muestran que hoy Chile enfrenta un problema de pobreza relacional. La pobreza actual se genera y persiste en un marco de relaciones sociales. En particular, nos hemos detenido en la que se da entre el Estado y las familias y personas, y entre las mismas comunidades.

- ¿Por ejemplo?...

- Las formas en que el Estado entrega sus apoyos resultan humillantes en lo simbólico si las personas son rotuladas en diversos niveles de pobreza y deben “competir” incluso con sus vecinos para calificar y recibir beneficios, cuando probablemente el barrio completo sufre el mismo deterioro social producto de la segregación.

También, de acuerdo a nuestros estudios, en ocasiones sienten que reciben un trato vejatorio, que el resto de la sociedad les asigna una baja valoración, que son “clientes” con menos recursos. Ello fomenta sensaciones de aislamiento social y falta de autonomía, e incluso las lleva a conceptualizar su realidad como una de “pobreza encubierta”.

Las familias no se sienten verdaderamente representadas por la información que se recolecta, sienten que no se valoran sus esfuerzos, generando una sensación de injusticia. Cambiarse de la ficha al Registro Social de Hogares en años recientes ha representado un avance enorme al incorporar información administrativa al proceso, pero aún queda trabajo por hacer en este ámbito.

- ¿Hay avances en términos de conciencia, preocupación de parte de la sociedad? Hoy los chilenos parecen más bien preocupados de las pensiones, la salud, de los migrantes.

- Las inquietudes de los chilenos por las pensiones, la salud y la migración denotan una preocupación por las seguridades sociales, producto de la alta vulnerabilidad en la que una parte importante de la ciudadanía vive. Pensiones insuficientes, contratos precarios, jóvenes altamente endeudados para poder educarse… es una realidad latente para las familias.

Uno podría decir que en Chile tenemos muchas “pobrezas” sobre las cuales se superponen otras muchas “desigualdades”. Ello es muy complejo para la convivencia, y dificulta enfrentar la crisis de confianza institucional. Incluso sabemos que esta realidad debilita la democracia. Es sumamente preocupante cómo los latinoamericanos hemos ido perdiendo la valoración por la democracia. Ello pone en jaque nuestra valoración por los derechos humanos, que es el marco ético en el que se desenvuelve la Fundación en todo su quehacer. Entonces, el mayor desafío es ser capaces de construir una sociedad de mayor respeto a los derechos humanos y de mayor justicia social, en un marco de sustentabilidad.

Foco en la población más vulnerable

- ¿Es posible reducir la pobreza en un contexto de estrechez fiscal y cuando el gobierno tiene previsto bajar el impuesto a las empresas?

- En las últimas casi tres décadas, la pobreza se ha reducido sistemáticamente más allá de las coyunturas económicas y fiscales que ha enfrentado cada gobierno. En este contexto, Hacienda deberá ser capaz de compensar la menor recaudación que supone una reforma de ese tipo sin bajar la calidad de los servicios sociales y sin recortes de políticas que afecten a la población más vulnerable.

Ahí hay un desafío importante, porque diversas carteras se han comprometido a trabajar en colaboración con instituciones de la sociedad civil que implementan diversos programas o que ejecutan políticas de largo plazo con las comunidades y eso no solo hay que mantenerlo, sino que fortalecerlo. Lo digo desde mi rol encabezando una institución de la sociedad civil y conociendo lo multifacético de este sector. Un ejemplo importante es el de las políticas de infancia y la fuerza que se le ha dado al tema. La sociedad civil ejecutora de muchas medidas de protección es fundamental para las oportunidades sociales. La consolidación fiscal debe ajustarse a los compromisos políticos y sociales asumidos.

- Es difícil pensar que el gobierno tendrá apoyo en el Congreso para avanzar en esa medida. ¿Qué cambios tributarios ve necesarios?

- Creo crucial resguardar los avances que se hicieron para reducir la elusión y la evasión. Ellas no sólo afectan la distribución de la carga tributaria: también afectan la legitimidad del sistema tributario. Entre ellos están el no volver a aumentar la brecha entre la tasa de Primera Categoría y la marginal máxima del Global Complementario, así como la norma general antielusión, entre otros.

- ¿Se comprará un problema el gobierno en este intento? ¿Se puede suplir solo con crecimiento o será necesario subir impuestos?

- El crecimiento eleva la recaudación pero no la relación entre recaudación y PIB. Sin ello, no se puede financiar programas nuevos. Si el espacio para gastar se elevara con el crecimiento, tendríamos un Estado gigante. Pero el PIB per cápita se ha triplicado desde 1990 y la recaudación sigue en torno a 21 puntos del producto. El crecimiento no basta para comprometer permanentemente financiamiento para el gasto asociado a programas nuevos.

- Dado los anuncios de austeridad fiscal, ¿cree posible alcanzar un ahorro de US$ 1.250 millones al año sólo con ajustes en el aparato público?

- Creo que debemos esperar a que el Ministerio de Hacienda entregue el detalle de su plan, incluyendo la reforma a los impuestos que se desea realizar. Las finanzas públicas están apretadas, y la consolidación requerirá de un esfuerzo relevante.

- ¿Pero ve espacio para que esta administración alcance el equilibrio fiscal en el plazo que se plantearon, de 6 a 8 años?

- Es factible, pero requiere de un esfuerzo importante. Una fracción del déficit estructural del 2017 es transitoria (unos 0.4 puntos del PIB). Esta parte se resolverá sola en un plazo corto. Descontado aquello, una reducción de 0,2 puntos porcentuales en el déficit estructural al año por 8 años parece hoy una meta razonable. El ciclo hoy es favorable para comenzar con la tarea.


"No estoy de acuerdo con esa afirmación: la inmigración no es importar más pobreza"

- ¿Qué tanto puede afectar el fenómeno de migración la situación de pobreza en el país?¿Aumentará? Hay quienes hablan de que estamos "importando pobreza".

- No estoy de acuerdo con esa afirmación. Chile ha sido un país que ha recibido a migrantes durante toda su historia y las oleadas migratorias han traído dinamismo a la economía.

Algunos estudios académicos incluso sugieren que la baja migración puede explicar en parte la falta de innovación y diversificación en nuestra economía.

La migración es propia de la globalización. Probablemente, nos asusta porque se ha dado en una escala mayor y más rápida a lo que esperábamos. Esta nueva generación de migrantes probablemente pague el costo cultural y social de una integración que tiene que suceder porque así es el mundo en que vivimos y porque es bueno que así sea.

Al mismo tiempo, tenemos una población que prácticamente no crece. Algunos sectores económicos han pedido incluso que se abran las puertas a la migración por la falta de nacionales para algunas labores. Desde el gobierno se ha dicho algo muy certero: los migrantes están salvando a la educación pública a nivel escolar, contrarrestado la baja matrícula en escuelas públicas. Los niños y niñas en esos colegios, hoy multiculturales, serán una nueva generación que no tendrá prejuicios. Nosotros estamos trabajando desde Servicio País en escuelas que están dando un tremendo salto en ese sentido, y los ejemplos exitosos de integración suman y siguen.

- ¿Por lo tanto no hay un costo de más pobreza dado que la inmigración tiene otras ventajas? Por ejemplo, su aporte a la fuerza de trabajo.

- Desde la Fundación no estamos de acuerdo con la afirmación de que la inmigración es "importar más pobreza." Nosotros somos los primeros en plantear que el fenómeno de la pobreza va mucho más allá de la carencia de ingresos y que Chile está en condiciones de garantizar ciertos umbrales sociales a todos los habitantes del territorio, más allá de su nacionalidad. Tenemos que buscar la forma de, por fin, distribuir más equitativamente la riqueza que generamos. Las familias vienen acá a superar la pobreza, a aportar con esa superación a Chile, a través de su trabajo, los impuestos que pagan y su aporte cultural.

La migración es un fenómeno que se puede regular y ordenar, pero no frenar. La regulación debe hacerse cargo con todo lo que la migración implica, mejorando por supuesto la calidad de los servicios públicos y fiscalizando la legalidad y dignidad de los puestos de trabajo que se están creando.

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