Macro

Un informe contundente (pero deprimente)

Alejandro Fernández Beroš gerente de estudios de gemines consultores

Por: | Publicado: Jueves 8 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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En el ambiente de mediocridad e incompetencia que prevalece en el país, destaca por su seriedad, competencia y solidez la intervención del Banco Central en su presentación trimestral sobre la política monetaria, pero que no se restringe a este exclusivo ámbito, sino que abarca todos los aspectos relevantes de la política macroeconómica nacional.

En lo que se refiere exclusivamente a la política monetaria, es destacable la forma en que se explica el sesgo neutral que asumiera recientemente esta política. El Banco Central dice que, de darse el escenario base, no será necesario llevar a cabo los aumentos en la TPM que proyectaran en su informe anterior para el horizonte relevante. O sea, que no será necesario subir la tasa, pero no caen en lo que, parte del mercado está pregonando desde hace algún tiempo, de que hay que bajar la TPM. Puede que esto termine ocurriendo en el futuro próximo pero, por ahora, la decisión es simplemente no subirla y no da lugar a interpretaciones respecto de un cambio de sesgo que la anticipe. Para remachar lo anterior, la proyección de inflación para el cierre del año (3,5%), aunque muestra convergencia hacia la meta, sigue por arriba de ésta y parece obviamente elevada.

Muy claras y asertivas fueron, también las reflexiones finales de Rodrigo Vergara sobre la imposibilidad de la política monetaria y fiscal de eliminar el ciclo económico. Algo archisabido hace 40 años, pero que, aún hoy, algunos prefieren ignorar. Que se destacara el agotamiento de los límites de flexibilidad de la política fiscal es particularmente relevante, en momentos en que está por iniciarse la discusión presupuestaria 2017, con una avalancha de presiones por más gasto (mucho del cual se disfraza de “social”, pero que no lo es). La segunda reflexión de Vergara buscó profundizar la primera, señalando que la política fiscal se rige por una regla que es esencialmente acíclica. Finalmente, otra reflexión archiconocida pero muy ignorada en el presente, sobre que los beneficios del crecimiento de mediano y largo plazo son muchísimo mayores que los de suavizar el ciclo. Y algo que se nos olvidó hace un par de años: el país debe poner el énfasis en el crecimiento de largo plazo, sin el cuál es simplemente imposible llevar a cabo cualquier política social cuyos resultados sean sostenibles.

En lo más anecdótico, la proyección de crecimiento de este año se acotó al rango 1,5% a 2%, subiendo el piso desde 1,25%, lo que parece razonable y se cortó el 2% a 3% para el 2017 a un más alcanzable 1,75% a 2,75%, con una media de 2,25%, aunque todavía está por sobre el promedio del mercado (2%), por lo que resulta razonable suponer que puede haber ajustes adicionales a la baja en los próximos informes del Banco Central. Tampoco fue sorpresa el recorte en el crecimiento tendencial (a 3,2%) y potencial (2,5% a 3%) lo que lleva a que la holgura de capacidad sea pequeña, estimándose en 0,5% del PIB para este año y en 1,3% para 2017. Esto deja en claro que la posibilidad de llegar a ser un país desarrollado se ha alejado considerablemente.

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