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Valdés: “La urgencia hoy es encontrar un camino conjunto para construir un pacto nuevo”

Exministro de Hacienda y académico de la Escuela de Gobierno de la UC se declara “perplejo” ante la situación del país y ve en el acuerdo tributario una demostración de que puede haber un diálogo constructivo y de buena fe.

Por: S. Valdenegro y R. Lucero | Publicado: Lunes 11 de noviembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Rodolfo Jara
Foto: Rodolfo Jara

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Rodrigo Valdés no tenía mucha claridad de lo que vendría después de renunciar a su cargo de ministro de Hacienda el 31 de agosto de 2017, probablemente la cumbre en la carrera de cualquier economista. Lo que sí sabía era que quería aportar, “influir algo” tras su paso por el mundo público -incluido organismos internacionales- y el privado. ¿En qué? En el desarrollo de las políticas públicas, en especial en dos temas que le apasionan: pensiones e impuestos.

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Desde la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, donde ejerce como académico, y en distintas participaciones en comités de expertos -a nivel de Congreso, gobierno y sector privado-, ha mantenido un sello de preocupación por el desarrollo de la discusión del país, lo que le valió el reconocimiento de sus pares como el economista chileno más influyente de 2019, votación que por quinto año realiza Diario Financiero.

Junto con agradecer la distinción y ratificar la importancia de la academia en el actual contexto social, este economista de la Universidad de Chile, con un doctorado en el MIT, se reconoce “bastante perplejo” con el conflicto social desatado en el país.

“Escucho, leo, pienso en hipótesis de lo qué está pasando, pero sería muy presuntuoso decir entiendo lo que está pasando”, admite. Y agrega: “Hay un tema muy profundo de esta inequidad que va más allá del ingreso. Hay temas profundos de la participación política y representación, la política se alejó completamente de los ciudadanos. Las personas se sienten abusadas por el sistema, por el sector corporativo, por el Estado, pero estamos recién digiriendo lo que está pasando”.

- ¿Cuán relevante es el rol de la desigualdad de ingreso?

- Por supuesto que es parte del tema, pero no es todo. Primero, esto es muy complejo, no hay una sola causa y la desigualdad importa y bastante, pero Chile es menos desigual que hace 20 años. Entonces, ¿por qué pasó ahora y no antes? Somos mucho más ricos que hace 20 años, todos. Hay más cosas. Quizás la gente se dio más cuenta de la desigualdad.

Yo lo veo más a través de mis hijos, que tienen compañeros de universidad de hogares muy distintos, hay mucha gente de región. Entonces, uno va viendo realidades diferentes de lo que estaba acostumbrado.

- ¿Y la perplejidad es por el conjunto del conflicto social? Hemos visto manifestaciones pacíficas, pero también mucha violencia.

- Perplejo porque había un grupo de gente que tenía este diagnóstico del malestar. La gente que trabajó en el gobierno anterior, Pedro Güell, y otros muy asociados al mundo del PNUD, había un mundo de sociólogos que hablaban de esto. Y había otro mundo, diría la élite de economistas, que no le creíamos mucho a eso. El PIB per cápita, el ingreso familiar, el acceso a bienes de consumo, “lo que el dinero puede comprar” daban cuenta de otra cosa. Y estaban las encuestas, que decían que los chilenos eran felices, aunque pensaban que el resto no lo era.

Hoy este estallido social a uno lo lleva a pensar: ¿por qué? ¿Qué estuvo mal en el diagnóstico? Y de nuevo, hay muchas causas, cosas más inmediatas como de participación política, representatividad que debimos haber visto antes.

- Indicios habían…

- Hubo buenas interpretaciones desde hace mucho tiempo, pero por distintas razones nos fuimos moviendo muy lento, por muchos miedos a que el cambio de una pieza del funcionamiento de la sociedad provocara quién sabe qué. Hicimos cambios que quizás exacerbaron los problemas. El voto voluntario probablemente fue algo que nos dejó más enredados todavía.

Pero es peligroso jugarse demasiado por una hipótesis. La urgencia es encontrar un camino conjunto para construir un pacto nuevo.

- Como economista, ¿hace algún mea culpa ante el conflicto social? ¿Hubo mucha soberbia?

- Esa pregunta me la hicieron en un tono bastante más duro mis alumnos de nuestro magíster en una reflexión colectiva. Al principio, les dije que me costaba hacer un mea culpa, pero sí creo que los economistas empezamos a pensar que podríamos sustituir las preferencias de la gente, a pensar qué era bueno para ellos y qué era malo. Y eso es peligroso.

Los economistas somos expertos en pasar como de contrabando nuestras ideas políticas como ideas técnicas, y de eso se ha abusado en Chile, probablemente yo también.

- Cuando dice que las cosas se hicieron muy lento, ¿es una autocrítica del gobierno anterior?

- El gobierno anterior diagnosticó algunas cosas correctamente, pero no sé si todas las soluciones fueron las correctas. Pero no es el gobierno anterior, es una acumulación de varios años y poca pericia en éste también.

Por ejemplo, países como Australia o España subieron la carga tributaria entre siete u ocho puntos cuando tenían un nivel en torno al PIB per cápita que se observa en Chile. Pero no hemos logrado un cambio relevante. Subió el año 89 en un pacto tributario y después de eso poco ha pasado. Eso, además de su efecto en distribución del ingreso directo, permite un montón de cosas que hacen los Estados para que la gente sienta que pertenece a una sociedad que la ayuda en algunas cosas, que la sociedad no es tan individualista.

Me he ido convenciendo que tenemos que escalar fuerte las transferencias en plata a distintos grupos, que es lo que hacen otros países. Será gradual, pero hay que hacerlo.

Definitivamente, el ingreso mínimo universal, crecer la pensión básica solidaria y el aporte de pensiones solidario, son cuestiones que va haber que tomar en serio. Y para eso se necesita plata, no hay vuelta y estamos muy lejos de lo que hacen algunos países.

-¿Cómo ha visto la reacción de la élite empresarial a esto?

- He visto a algunos, y no me han gustado mucho algunas reacciones que hablan de que ya ya, ahora sí vamos a hacerlo, porque me están presionando”.

- ¿Como los anuncios de alzas de sueldo?

- Lo de los sueldos... Hay algunas cosas que no son constructivas para una convergencia común. Veo preocupación en muchos empresarios, pero al mismo tiempo veo un compromiso con Chile que es fuerte, de cómo arreglamos esto, qué hay que hacer para salir jugando. No veo ganas de estampida, ganas de irse a otro lado, pero sí veo mucha preocupación, de no entender de dónde viene esto.

Una nueva Constitución es para mucha gente un salto al vacío, entonces hay que trabajar en cómo se logra un proceso sin esa sensación.

- ¿Al mundo empresarial se le movió el piso?

- Quizás estoy equivocado, pero creo que fue la marcha grande lo que les hizo click y no la semana previa. A mí me impresionó mucho más la violencia y el descontrol, ver gente enojada, que la marcha alegre de un millón y tanto de personas.

“El tema constitucional debe enfrentarse”

- Cuando se generó el estallido usted destacó la necesidad de diálogo, pero advirtió que no sabía si el gobierno estaba preparado. ¿Ha cambiado en algo su visión?

- Están mejor preparados que en ese momento, el cambio de gabinete ayuda mucho a ese diálogo. Eso sí, hay algunas caras nuevas que han cometido errores. La entrevista del ministro de la Presidencia fue un paso en falso, pero veo un equipo afiatado y muy jugado.

Pero creo que el Presidente va a tener que dar pasos que son difíciles para él. El Presidente es una persona brillante, pero tiene una personalidad fuerte en ciertos ámbitos y, en el fondo, va a tener que jugar más colectivamente, compartir las cosas, con su equipo y con la oposición.

Digamos que le tengo más fe al diálogo que hace dos semanas, pero todavía no estamos ahí.

El gobierno ha venido tomando decisiones un poco tarde y creo que el tema constitucional es casi una realidad que debe enfrentarse.

A muchos nos da una sensación de incertidumbre grande, pero peor todavía es si tenemos un proceso que no es conducido apropiadamente por los líderes.

El acuero tributario es una demostración de que en Chile podemos podemos tener un diálogo constructivo y de buena fe. Ojalá se pueda replicar en los demás temas pendientes.

- ¿Está más convencido de la necesidad de un cambio constitucional?

- Me siento convencido de que hay más demanda por esto. Pero también tengo cierta sensación de vértigo de cómo será ese proceso. Y me preocupa que mientras más pasa el tiempo, algo que parecía menos heterodoxo, puntudo, en un momento del tiempo, pasa a ser ortodoxo e insuficiente en otro momento. Entonces, capaz que la Constitución que se haga hoy sea distinta a la de hace tres años.

- ¿Su sensación es de inquietud?

- El gobierno está dando las señales de caer en cuenta de lo complicado que es esto y de lo necesario que es tener cambios profundos en su agenda. La clave es pensar en cómo minimizar los riesgos de que el país se desestabilice más todavía.

Todos tendrán que ser muy generosos en política, entender por qué la gente demanda lo que demanda y tratar de adelantarse. Hasta ahora, en algunas cosas ok, pero en varios temas el gobierno ha ido mas bien detrás de la pelota.

- ¿Por ejemplo?

- Por ejemplo, la reversión de los $ 30 de la tarifa del Metro. El paquete social no fue tan grande y se anunció sólo unas pocas horas después de haber recibido a los presidentes de partidos. Quizás podría haber sido más grande, con los presidentes de partido detrás del Presidente. Hay una serie de cosas en las que uno piensa perdieron una oportunidad. A veces, hay entrevistas que no sirven para la nueva etapa.

- ¿Cómo ha visto al ministro Briones?

-Es un muy buen nombre. Mi percepción es que necesita también el apoyo del mundo político. Una persona sola no puede hacer todo esto. También requiere fortalecer, renovar su equipo, no sé si en personas, pero sí en espíritu. El equipo de Hacienda viene bien golpeado del último año por distintas razones, perder un ministro siempre es complicado. Entonces también requiere trabajo de liderazgo, recursos humanos, que es importante. Por trabajo y un buen trato, no se ha quedado. 

 

 

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El escenario para la economía: "Vamos a tener un período complicado"

- ¿La Agenda Social es solo un punto de partida?
- Es un punto de partida y hay que fortalecerla bastante. Es muy importante desvincularla lo más posible de los proyectos que el gobierno quería empujar.
Hay que pensar la cuestión fiscal. Sin duda hay que hacer un esfuerzo como país en fortalecer varios de los esquemas de transferencias, pero tenemos que cruzar gastos e ingresos.
- ¿Hay que prepararse para un rol más preponderante del Estado en la economía?
- Yo lo pondría distinto. Es un Estado que representa mejor al votante medio y ese Estado probablemente tiene más carga tributaria. Estoy seguro que tiene más transferencias, pero todo eso tiene que estar diseñado bien. La gradualidad de esto es bien importante también, creo que lo más central va a ser tratar de converger sobre una ruta para los próximos años.
- ¿Nos olvidamos un rato de la regla fiscal?
- No, el gobierno tiene que reformular su regla en el corto plazo y tener muy claro cuál es la trayectoria de gasto y deuda asociado. Mientras más transparencia, mejor, y ojalá que esa trayectoria sea creíble. Sería muy complicado tener una secuencia de años en que las cosas son un poco peor de lo que habíamos dicho.
- ¿Estamos ante el riesgo de una recesión?
- Cuando uno ve países que han pasado por tensiones sociales como la que estamos viendo acá, se aprecia claramente un efecto de corto plazo en que la economía no funciona bien. Es cosa de ver cuánto hemos trabajado cada uno de nosotros. Y después hay una segunda etapa en que la inversión sufre porque hay preocupación.
Por lo tanto, la economía se va a debilitar. ¿Qué números vamos a tener? Prefiero no contar historias de terror, pero vamos a tener un período complicado.
- ¿Le daría prioridad a las reformas de pensiones y tributaria, y después a un análisis más de fondo en los distintos ámbitos?
- Creo que se puede anunciar un marco completo de acuerdos, una ruta y ojalá rápido. Yo daría luces de todos los elementos y reconociendo que es una ruta difícil de construir, tiene que venir de gobierno y oposición juntos, y ojalá algunos representantes de la sociedad civil, que no sean sólo solo partidos, como algunas ONG. Es necesario hacer ciertos gestos.
- En pensiones, el proyecto se está pareciendo cada vez más al del gobierno anterior.
- Sí, va a terminar en algo así. La pregunta es si habrá apoyo suficiente para eso o se necesitan más cambios. La oportunidad de estas medidas es casi igual de importante que el fondo.

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