Macro

Vittorio Corbo "El Presupuesto es una caja negra”

Más allá de las rencillas, dice que el debate sirvió para poner el foco en la ejecución del gasto y plantea urgencia de abordar el tema de Salud.

Por: S. Valdenegro y R. Lucero | Publicado: Martes 22 de mayo de 2018 a las 04:00 hrs.
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No hay caso, el expresidente del Banco Central, Vittorio Corbo, no es un hombre que guste de polémicas. Ponderado y, por sobre todo, estudioso -siempre tiene reportes y cifras a la mano-, su análisis va al fondo de los temas, no se queda en la forma. Atributo que también pondrá en práctica en la mesa por un desarrollo integral, inclusivo y sustentable que lanzó el jueves el presidente de la República, Sebastián Piñera, y a la que se sumó junto a una veintena de exautoridades

 Imagen foto_00000002–muchos economistas-, académicos y dirigentes gremiales.

“Ahora hay que trabajar”, dice sobre la instancia, al tiempo que realza que “la agenda digital es fundamental, porque viene toda una corriente en el mundo donde hay grandes oportunidades. Y tenemos que preguntarnos cómo nos subimos a ese carro o el carro va a pasarnos por encima”.

Pero no es la única reflexión que plantea. Su llamado esencial hoy es a fortalecer la institucionalidad fiscal y a enfrentar los problemas que evidenció el debate sobre “gastos comprometidos” o “presiones de gasto”, el que tuvo como protagonistas a los ministros de Hacienda, actual y pasados.

Su punto de partida es el deterioro que han mostrado las cuentas fiscales chilenas en los últimos años, con un gasto público que ha crecido más que el Producto y el desafío de resolver cómo debe ser la dinámica de deuda y compromisos a futuro. “Hasta ahora, uno puede constatar que la persona subió de peso y hay una discusión respecto de si ese peso es peligroso para su salud y cómo vamos a volver a un régimen que permita reducirlo”, grafica.

Y para evitar los riesgos, Corbo sugiere perfeccionar la regla fiscal y el monitoreo del balance estructural; fortalecer el Consejo Asesor Fiscal y la operatoria de la Dirección de Presupuestos para haga un seguimiento más cercano de la ejecución; y mejorar la capacidad del Congreso para que pueda evaluar el Presupuesto, que –afirma- “hoy es una caja negra. El único que entiende las cuentas fiscales es la Dirección de Presupuestos”.

- Usted valora el debate, ¿pero cómo ve la manera en que se comunicó? Se crisparon muchos los ánimos entre Larraín y los exministros Valdés y Eyzaguirre.

- El gran meollo está en Salud, en eso había que concentrarse, esa es la gran cuenta. Si pensamos que en el primer trimestre ya hay un exceso de gasto de US$ 250 millones, de nuevo estamos en régimen para gastar US$ 1.000 millones más de lo aprobado. Yo hubiera puesto el énfasis más en eso, pues va a requerir quizá reconocer un gasto más alto. Aparte de las rencillas, esto sirvió para poner el foco en que hay un problema grande con la ejecución y los gastos que no están en el Presupuesto.

Lo de Salud es un tema de cuidado porque mañana puede terminar ocurriendo en Educación o en otras áreas. Así se empieza a perder la estabilidad de las cuentas fiscales, como ha pasado en otros países. Chile, hasta ahora, ha tenido la ventaja de que esto es relativamente reciente, pero hay que hacerse cargo del problema de ese sector.

- ¿Hay un desorden fiscal?

- No, a lo mejor hubo mucha racionalidad, pensemos que hubo una epidemia de gripe y tuvieron que importar vacunas, eso hace que se gaste más en salud. ¿Pero en qué vamos a gastar menos? Eso ha faltado. También ha faltado un seguimiento de gasto como ocurre en todas las empresas y las universidades.

- ¿Falta gestión?

- Claro.

- ¿El nuevo decreto fiscal debiese incorporar un fortalecimiento de la regla fiscal?

- Algo que debe estar es la idea de ponerle un techo a la deuda pública. Todavía es tiempo. No tenemos modelos precisos, pero países emergentes con deuda más allá de 35%-40% del PIB quedan vulnerables a tormentas externas.

Para no estar expuestos, cuando llegue el invierno hay que andar con suéter y eso es lo que el país tiene que mantener, porque ha tenido un orden macroeconómico que es la envidia del mundo.

En general, las cuentas fiscales en Chile han estado ordenadas, pero eso se ha debilitado un poco, la regla y la ejecución fiscal tienen algunos poros, pero la gran ventaja es que hay tiempo para ordenar eso. Sirve que aún no estemos al borde del precipicio para que seamos un poco más conscientes de que no somos los campeones del mundo en las cuentas fiscales.

- El debate fiscal se cruzó inevitablemente por la polémica del viaje del ministro Larraín a Harvard. ¿Fue un error?

- No me voy a meter en esos temas. Hay un problema macro, lo otro son cosas personales.

En lo macro, lo que queda claro es que tenemos que fortalecer la regla fiscal. Y si tenemos presiones de gasto en el sector salud, es necesario preguntarnos de dónde saldrán esos dineros. Además, la nueva administración tiene sus propias prioridades, entonces las cuentas fiscales están bien apretadas. Hay que ponerle el cascabel al gato. Si tenemos programas buenos que queremos hacer, tenemos que matar los malos y esa es una decisión política, no es agregar y agregar plata.

Ojalá el foco esté puesto en eso. En Chile hacemos evaluaciones de programas, pero no pasa nada.

- ¿Y ese techo para la deuda debiera ir acompañado estos cuatro años de la intención de reducir el déficit?

- El déficit estructural tiene que irse reduciendo. La estrategia anterior era hacerlo un cuarto de punto por año y de ahí ha surgido la idea de que se puede llegar a un balance en ocho años. La dirección es la importante, porque hoy hemos estado desconectados, tenemos la regla, que dice cuánto hay que gastar, pero hemos estado gastando más; entonces, no ha bajado un cuarto de punto por año. Si nos embarcamos en una regla, eso nos va a permitir ir disminuyendo la dinámica y si el país empieza a crecer de nuevo a una tasa a la que aspiramos hoy, en torno al 4%, eso ayudará a mantener la deuda en relación a Producto relativamente acotada.

- ¿Eso implica un gasto público que crece menos que el PIB?

- Parecido o menos que el PIB, pero no más como ha crecido todos estos años.

- Pero hay temas que hoy están abiertos, el tema tributario por ejemplo…

- Depende de lo que decida la administración, pero hay cosas en las que hay acuerdo transversal, que hay que simplificar el proceso, eso hay que hacerlo.

- Sí, pero el gobierno también ha dicho que va a bajar la tasa de impuestos a las empresas.

- Pero ellos tienen que negociar, sin eso para qué se van a romper la cabeza, para qué se van a tirar a la piscina sin agua. Pero hay un acuerdo transversal, el Colegio de Contadores está tratando de hacer un memorandum de qué han aprendido de esto y están todos con surmenage.

- Más que la rebaja de impuestos a las empresas, lo importante sería la simplificación…

- En eso hay acuerdo total.

- ¿Simplificar con integración incluida?

- Siempre y cuando se haga un trámite desde el punto de vista justo de la integración. Me gusta que dos personas con un mismo ingreso paguen igual, pero eso hay que hacerlo siempre y cuando sea neutral en la recaudación. Y a lo mejor discrepo de que haya que bajar la carga, cualquier ejercicio de eso requiere un cálculo muy preciso de que sea neutral desde el punto de vista de los ingresos del sector público.

- El gobierno no debiera ser dogmático, como ya se comprometieron con la baja de tasas a lo mejor si no hay capital político…

- Este planteamiento es de un simple analista…

Argentina y las lecciones sobre el déficit fiscal

- ¿Nos puede afectar la situación de Argentina?
- Lo de Argentina le pegará fuerte a Argentina. Eso muestra también lo difícil que es reducir el déficit fiscal cuando uno parte de una situación que fue descuidada por mucho tiempo. El déficit de Argentina aumentó gradualmente en los años anteriores: era 4,3% en 2014, subió a 5,8% en 2015, 6,4% en 2016 y 6,5% en 2017.
Y el gasto público como porcentaje del Producto es hoy 40,5%. Esto muestra la importancia de mantener proyecciones de gasto realistas, porque reducir la dinámica es muy difícil, es muy difícil cortar, son salarios, prestaciones sociales.
- ¿Qué pasó en Argentina?
- Argentina tenía una estrategia de hacer un ajuste gradual en las cuentas fiscales, que era compatible con el financiamiento externo. Y de repente vino el shock externo, Trump logró la aprobación de paquete fiscal cuando la economía está en pleno empleo, lo que suena impensado en un país maduro y con buenos economistas. Entonces, la gente se da cuenta que las tasas bajas no van a estar por mucho tiempo.
- ¿Fue muy gradual Macri?
- No sólo gradual, acá no hubo ajuste fiscal. El gasto público se ha mantenido en torno al 40% del Producto. Y después hubo problemas de manejo en el corto plazo. Fue un grave error cuando en diciembre cambiaron la meta de inflación porque no podían cumplirla.
- ¿El FMI será la salida?
- Ayudará. Cuando uno va en el auto en un día de lluvia y patina, uno se asusta. De hecho, en medio de todo esto la administración anunció que el déficit primario -o sea, antes del pago de impuesto- lo reducirá más de lo que tenía en el programa anterior, ahora hay que ejecutarlo.

Primer trimestre: "Lo importante es que vemos una recuperación en la inversión"

- ¿Cómo interpreta las cifras del primer trimestre?
- La economía siguió tomando fuerza. Destaca el crecimiento anual de 4,2% del PIB y más todavía un 4,9% anualizado, ajustado por estacionalidad y días trabajados. En este trimestre la Zona Euro creció 1,7%, Japón se contrajo y Estados Unidos creció un poco más de 2%. Lo que más destaco, eso sí, es que empezamos a ver una recuperación en la inversión, incluso vimos crecimiento en la inversión en construcción después de muchos trimestres de caídas.
- ¿Da como para pensar en un ajuste al alza de las proyecciones?
- No, había un tema de base de comparación. Esto muestra que en el primer semestre se dará lo que pensábamos. Lo importante ahora es que estamos viendo una recuperación en la inversión que no se veía hace mucho, esa es la buena noticia.
- No es para descorchar champaña entonces.
- No, pero es para hacer la pega de darle un impulso al crecimiento potencial. Podemos crecer sobre 4% mientras haya capacidad ociosa, pero hacia adelante hay que aumentar el PIB potencial y para eso tenemos que continuar removiendo trabas a la inversión.
- ¿Y el alza del dólar o su volatilidad puede afectar la reactivación?
- La ventaja es que gracias al trabajo que ha hecho el Banco Central con su esquema de política monetaria y sistema de cambio flexible, el dólar ha tenido valores en el pasado sobre los $ 700 y después bajo $ 600 y el país se sigue moviendo.
Es fantástico que el ajuste lo haga el tipo de cambio y no como en Argentina, que lo hacen las tasas de interés, que subieron 40%.
- ¿Se acelerará la convergencia de la inflación al 3%? El Banco Central la veía para fines de 2019.
- Si pensábamos que a fines de 2019 íbamos a llegar al 3%, vamos a llegar antes, no sólo por el dólar sino que por el petróleo, que está de US$ 80 para arriba.
- ¿Cero posibilidad de alza de tasas este año?
- Nunca digo cero posibilidad, pero no tiene una probabilidad muy alta. Veo alzas cuando la economía acote brechas de capacidad, que no lo veo hasta el próximo año. El Banco Central no tiene apuro porque quedan brechas importantes. Pero también depende de lo que pase afuera con las acciones de la Fed y eso podría apurar.
- ¿En qué pie deja a Chile las expectativas de alzas de tasas en EEUU?
- Primero, hay que decir que los mercados han diferenciado. Acá estamos discutiendo que tenemos problemas fiscales, estamos discutiendo que no queremos que siga como va, pero esto es juego de niños al lado de Argentina, Turquía, Brasil. Por ejemplo, Brasil ha ajustado y tiene un déficit del 8% del Producto; Turquía tiene un déficit fiscal manejable, 3% del Producto, pero con uno privado grande.
Seguimos con tasas bajísimas de la prima de riesgo chilena.

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