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Zahler y su apoyo a Guillier: “Es importante continuar, perfeccionar y profundizar las reformas”

El también consultor de empresas sostiene que el proyecto del senador independiente lo representa bien, dados los cambios que ha vivido Chile.

Por: T. Espinoza y R. Lucero | Publicado: Miércoles 13 de diciembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Dedicado por años a la consultoría de empresas y a los directorios de grandes compañías, como el Banco Santander, el expresidente del Banco Central, Roberto Zahler, sorprendió el fin de semana con el anuncio de su incorporación al equipo económico programático del candidato de la Fuerza de la Mayoría, Alejandro Guillier.

Economista de la U. de Chile ampliamente reconocido por sus pares y celebrado por su porfiada defensa de los intereses del instituto emisor en su disputa por la deuda subordinada en los ’90, no tiene, dice, ninguna intención de ser parte de un eventual gobierno del hoy senador. No es por eso que se incorporó recién el viernes a esa candidatura. Lo hace, explica, porque consideró importante contribuir con quien ha asumido el rol de continuar y perfeccionar el proceso de reformas iniciado por la presidenta Michelle Bachelet y que, en lo esencial, sostiene, buscan enfrentar el asunto crucial de la desigualdad en el Chile de hoy.

- ¿Si le ofrecen ser ministro?

- No me interesa ser ministro.

- ¿Y en La Moneda?

- Estoy muy contento en lo que estoy.

- ¿Por qué decidió sumarse a la campaña de Alejandro Guillier?

- Porque es importante apoyar un proyecto que quiere continuar, perfeccionar y profundizar las reformas que se han llevado a cabo en este gobierno. Las reformas son muy importantes para Chile porque están centradas en un diagnóstico sobre lo que significa la desigualdad, que en distintos planos afecta seriamente la convivencia nacional y las confianzas.

- ¿Por qué no lo apoyó antes?

- Ahora están más claros dos proyectos bien definidos y detrás de un candidato hay una cantidad de personas y movimientos que debiesen apuntar a ese objetivo al que hacía mención. Antes, eran demasiados candidatos. Ahora, hay una cuestión más gruesa que me representa bien.

- Entonces, ¿su respaldo es por la continuidad de las reformas?

- Sí, a que se continúen, perfeccionen y profundicen, orientadas a que el país tenga grados de confianza interpersonales mayores, grados de igualdad mayores, y también una ética compartida mayor que la que tenemos hoy. Ese es un giro que a mí en lo personal me gustaría que se diera en el país. La candidatura de Guillier claramente apunta a un país más inclusivo, más tolerante, más amable, más respetuoso del medio ambiente, más sustentable, y me siento cómodo con ese enfoque.

- ¿Hay un riesgo si es elegido Piñera?

- No pasa nada grave. Lo que sí hay ahí es volver a un esquema que tiene su diagnóstico y propuesta en lo que fue el Chile de los ‘90 y que no toma en cuenta los cambios que ha habido en la sociedad y las reacciones que ha habido a situaciones como los abusos, la colusión, la corrupción, el financiamiento irregular de la política. Apunta a volver a centrarnos en un mercado lo más libre posible, con pocas regulaciones y que dejemos todo a la iniciativa individual, y eso es insuficiente. Falta esto de lo compartido, de la sensación de pertenencia a un país de todos y que realmente tengamos una identidad que vaya más allá de emocionarnos con la bandera y de bailar cueca para el 18.

Hacer más de lo mismo que en los últimos 20 o 30 años no es grave, pero no apunta en la dirección de hacernos cargo de las demandas y de insatisfacciones que hay en grupos importantes de la sociedad.

- ¿Y hay riesgo para el crecimiento y la generación de empleos en una eventual presidencia de Guillier, considerando que hay empresarios que podrían postergar decisiones de inversión a la espera de la segunda vuelta?

- Sinceramente, creo que no hay ningún riesgo. Por el programa que he visto y por las pocas conversaciones que he tenido hasta ahora con las personas que están en el equipo, veo que se le da mucha prioridad al crecimiento, muy centrado inicialmente en concesiones, infraestructura, con proyectos avanzados y muy bien identificados y que van a generar empleo y van a ayudar a dinamizar la economía en el corto plazo.

Hay un error de diagnóstico muy grande al sostener que la economía está y continuaría estando muy deprimida si es que sale Guillier.

En este punto, Zahler advierte las diferencias de cifras entre la administración Bachelet y Piñera. El PIB ha crecido algo por debajo del 2%, pero con una economía internacional que lo hizo al 3,4%, un precio del cobre promedio de US$ 2,7 la libra y una expansión del PIB de América Latina de 0,4%. Todos números menores a los de Piñera, cuando la economía local creció 5,3%, pero con una actividad internacional que lo hizo 3,9%, un cobre en US$ 3,6 y una región que se expandió 10 veces más (4,1%). Y siendo baja en los dos períodos, la tasa de interés internacional y el costo del financiamiento externo han sido más altos en esta administración. Lo único mejor para Chile en la economía internacional en estos últimos cuatro años ha sido el precio del petróleo más bajo, pero –advierte el economista- “no compensa”.

En suma, concluye, hubo crecimiento y empleo alto durante la gestión de Piñera, pero explicado por un entorno internacional “extremadamente favorable” y las “condiciones iniciales”, que -advierte el expresidente del Banco Central- se menciona poco. El gobierno anterior partió exactamente después de la gran crisis, lo que implicó una caída del PIB de 1,6% en 2009 y de la inversión de casi 14% y la tasa de desempleo había llegado al 9,6%.

“Entonces, recuperar también es más fácil”, sostiene Zahler y menciona dos elementos dinamizadores más que explican las buenas cifras entre 2010 y 2013: el terremoto y el peak del ciclo alto de las inversiones en la minería del cobre.

“Cuando uno pone todo eso en contexto, las diferencias, que son verdaderas, hacen pensar hasta dónde el crecimiento de poco menos del 2% que hemos tenido en los últimos cuatro años es tan malo”, advierte.

- ¿Entonces, las reformas no tienen responsabilidad…?

- Cuando un gobierno, como el de Bachelet, intenta hacer reformas que van más allá de lo que estábamos acostumbrados en los últimos 20-30 años, eso por sí solo genera incertidumbre, retraimiento, que es inevitable. Es muy difícil pensar que si uno intenta correr los límites de lo que hasta ahora parecía posible, eso se vaya a hacer de forma completamente indolora.

Otra cosa, que sí es verdad, es que uno pudo haber esperado una buena gestión de las reformas que se implementaron en la parte económica. Una parte de la desaceleración económica indudablemente se explica por este tema de quizás hubo muchas reformas, llevadas a cabo de forma muy rápida e implementadas de forma desprolija, eso ha afectado la inversión y ha significado que tengamos un crecimiento más bajo estos cuatro años. Y justamente lo que hay detrás de un proyecto como el del senador Guillier es hacerse cargo de alguna de esas falencias y enfrentarlas con mejor gestión, de mejor diagnóstico e implementación.

- ¿Durante un eventual gobierno de Guillier deberían revisarse esas reformas?

- Como algunas aún no están en régimen, como la tributaria, hay que darle un tiempo para que operen y en la medida que requieran modificaciones, eso se lleve a cabo con eficiencia, en forma muy responsable.

- ¿Y avanzar en nuevas?

- Primero, consolidar lo que hay sería un logro bien importante. Hay temas puntuales como la seguridad social, léase AFP, o el financiamiento universitario, o CAE, que están en el primer plano de la discusión política, y van a formar parte también de un desafío que sabemos que es grande, y eso debería consumir una parte importante de pensamiento y acción de un gobierno.

- ¿Y la reforma constitucional?

- Ciertamente, es muy importante llevarla a cabo. Y lo que uno puede aprender de esta experiencia es que hay que plantear las reformas y diseñarlas e implementarlas en una forma muy cuidadosa, muy responsable. Este gobierno ha sido responsable en todo lo que ha sido la parte estrictamente financiera, en el sentido de no sobre exigir al aparato público, pero donde hay un debe importante es en la gestión y eso puede hacer una diferencia muy grande.

Hemos tenido 30 años muy buenos en la economía, es un país distinto con un nivel de ingreso mucho mayor, pero también es distinto en necesidades y áreas que no hemos cubierto y de las cuales nos tenemos que hacer cargo. Tres fundamentales, donde el mercado solo y desregulado tiene serias dificultades: previsión, educación y salud. En el resto de los sectores, el mercado competitivo tiene mucho, por no decir todo, que hacer.

- ¿No lo convence la propuesta de la red clase media protegida de Sebastián Piñera, ahora AFP estatal o gratuidad?

- Es bien positivo que los candidatos cambien de posición para hacerse cargo de realidades. Pero lo que he escuchado no va en ese sentido. No creo que se pueda reducir la carga tributaria, ni siquiera es tan alta para el nivel de ingreso que tenemos, y la actual es absolutamente necesaria para las demandas sociales que existen.

Creo que ahí hay una confianza irrestricta de que el crecimiento económico por sí solo va a generar la tributación necesaria.

- Pero Chile ha ocupado esa fórmula, el crecimiento mejora el bienestar de la población y salvo Bachelet -que cambió el discurso-, la mayoría de las personas habla de 30 años en que nos ha ido bien.

- No sé si la mayoría de las personas. Ciertamente, en el agregado y en los promedios, nos ha ido muy bien. Si miramos el resultado electoral que acabamos de tener, veo que más de la mitad no está tan entusiasmada con ese resultado, no se sienten partícipes de este crecimiento. E insisto: la desigualdad es una cuestión mayor, y hay que enfrentarla.

En lo que he alcanzado a ver del programa de Guillier, hay un fuerte componente de crecimiento económico asociado a echar a andar el tema concesiones. Hay un interés muy claro en tratar de que temas como el litio –que tiene un enorme potencial- puedan llegar a ser un determinante crucial de la economía chilena y para eso hay que asegurarse de que sea un recurso de todos los chilenos.

Hay todo un tema de la digitalización del país que son inversiones muy grandes y que apuntan a reducir costos para el sector privado.

Ahora, como efectivamente hay una preocupación por los derechos sociales y el tema de la igualdad, ese crecimiento económico –a diferencia de los años anteriores- va a tener una distribución más equitativa; y a la larga, eso es muy bueno.

Una parte importante del sector privado, sobre todo el más concentrado, ha estado muy acostumbrado a tener tasas de rentabilidad extremadamente altas y la realidad es que en la medida que introducimos más competencia, nos abrimos más a la economía mundial, esas rentabilidades –si además agregamos elementos exógenos como una reforma tributaria- van a ser menores. Y uno tiene que asumir que eso es parte de la contribución que hay que hacer para que vivamos en un país más acogedor y más amable.

Tenemos que hacer un aporte si realmente creemos que hay que emparejar más la cancha, porque en Chile se tiende a confundir ser pro mercado con ser pro empresa.

- Pero es un programa que Piñera dice que cuesta US$ 40 mil millones, no los US$ 10 mil millones que dice Guillier, que es irrealizable.

- No he tenido la oportunidad de evaluar en detalle el volumen de recursos del programa.

- ¿De todas maneras hay que tener cuidado con el tono que usa con los empresarios? Alejandro Guillier habló de meterle la mano al bolsillo.

- Sí, hay que ser cuidadoso, el propio candidato se retractó de esa terminología. Y no sólo eso. También es importante desarrollar en Chile una asociación pública-privada en función de mejorar la innovación, hacer uso de la digitalización, mejorar las tareas y la eficiencia del Estado. Con todo lo que hemos avanzado, si miramos los últimos 10-15 años, no veo que haya muchas innovaciones importantes en nuestro país. Nos quedamos con los salmones, con los vinos, fruta de buena calidad, seguimos haciendo más de lo mismo.


"Decir que vamos a terminar en algo como Venezuela, es grotesco"

- ¿Cree que los empresarios invertirán en Chile si hay un gobierno de continuidad?

- Estoy seguro que sí. Tengo el recuerdo de lo que sucedió con la campaña del NO, que se anunciaba que iba a ser un desastre, y también cayó la bolsa. Pero después el gobierno promovió la inversión extranjera e hizo reformas tributaria y laboral y, sin embargo, hubo mucha inversión y mucho crecimiento. Lo mismo después con Lagos, se decía que era la vuelta de la UP. Entonces, esto se repite.

Hay un temor que me parece injustificado, pero entiendo porque ocurre cuando se plantean cambios de cierta envergadura. Además, conociendo una persona como Guillier, decir que vamos a terminar en algo como Venezuela, me parece grotesco.

Hoy en Chile se venden 30 mil autos nuevos promedio al mes, durante todo 2017. Ese es un indicador que aquí no hay nada parecido un desastre. Subirse a un avión, cuesta porque están llenos. Los restaurantes están llenos. Llegan más y más inmigrantes a vivir y a trabajar en Chile, lo que es otro indicador muy positivo.... Yo soy muy optimista de lo que puede significar un gobierno de Guillier.

- De todas maneras la inversión sigue cayendo.

- En estos cuatro años la inversión ha caído y este año también, sobre todo en construcción más que en maquinarias y equipos, que bajó un poco en el primer trimestre y ahora está subiendo de forma importante. La inversión es el sector que más se vio afectado en el gobierno de Bachelet, pero no el consumo, que siempre creció y siempre un poco más que la economía.

- ¿Y no es preocupante que los empresarios no confíen en el gobierno y que seguramente tampoco lo hagan en uno eventual de Guillier?

- El grueso de la baja en inversión ha sido en minería, pero sí ha habido por ejemplo inversión en energía y hoy el costo de la energía es un tercio del que había cuatro años atrás, lo que es un beneficio brutal para el sector empresarial.

Por eso, hay un desafío muy importante en que la mantención, la corrección y llevar a cabo las reformas pendientes se haga con una buena explicación, diseñándolas e implementándolas bien, porque estoy convencido de que a la larga esas reformas mejorarán la calidad de vida de todos.

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