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Agustín Squella: la apuesta política de un candidato sin Twitter

De triunfar el 11 de abril en la elección de 155 constituyentes, su nombre suena fuerte como presidente de la convención. Liberal progresista, es un lobo solitario que nunca ha militado en un partido, pero concita respeto transversal. Columnista de El Mercurio, fanático de Santiago Wanderers, de la literarura y el cine, este profesor universitario de provincia es una rareza en la política chilena, donde debuta a los 76 años: defiende la sobriedad y se ha hecho popular con ideas, aunque no vocifera en las redes sociales.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 11 de diciembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Squella tiene cuatro meses para transformar en votos el respeto que se ha ganado en las últimas décadas en distintos sectores. Foto: Gentileza Universidad de Valparaiso
Squella tiene cuatro meses para transformar en votos el respeto que se ha ganado en las últimas décadas en distintos sectores. Foto: Gentileza Universidad de Valparaiso

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Rocío Montes

 

Ha escrito decenas de obras, pero nunca ha militado en un partido ni ha hecho campaña, fuera de la universidad. Abogado, Premio Nacional de Ciencias Sociales y sobre todo profesor universitario de la provincia de Valparaíso, Agustín Squella (1944) esta semana anunció su candidatura a la convención constitucional que se elegirá el 11 de abril. Lo hará por el distrito 7 –desde Concón por el norte a Santo Domingo por el sur, por la costa– y como independiente en la lista del Partido Liberal, de Vlado Mirosevic, justamente cuando esta colectividad se separa del Frente Amplio.

Nunca ha llevado la chapa de anticomunista, pero no entiende al PC actual, como lo expresó en su columna “¿Qué significa ser comunista hoy?”, en julio del año pasado. Desde 1990 ha votado por Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Frei, Bachelet y Carolina Goic en las sucesivas presidenciales y fueron sectores del centro y de la izquierda los que lo empujaron a una aventura inédita en su vida: una campaña por un cargo de elección popular, en la que ni instalará palomitas ni saldrá a bailar cumbia en la plaza Victoria, según ha comentado.

Con convicciones propias del liberalismo social –“tan defensor de las libertades individuales como de la democracia y la justicia social”, explicó en el comunicado donde dio a conocer su decisión–, que busca convocar a los independientes liberales, socialdemócratas, socialcristianos o socialistas democráticos y humanistas, un sector que, justamente, no tiene hoy grandes líderes en el país.

Squella, sin embargo, concita respaldos en sectores diferentes al suyo. Columnista de El Mercurio, amigo desde la infancia con Héctor Soto y de otro porteño como Ernesto Ottone, fanático de Santiago Wanderers y del hipódromo, forma parte del grupo de discusión coordinado por Gastón Gómez (cercano a RN), que agrupa a unos 25 constitucionalistas de diferentes tendencias.

Lo define una anécdota. Uno de sus mejores amigos organizó todos los años, el mismo 11 de septiembre, unos asados con bandera chilena incluida. Lo invitó durante toda la dictadura y Squella no faltó ni una vez. Pero su amigo aceptaba que llegara ondeando una bandera negra y gritando a todo pulmón: “¡Día aciago!”.

Squella postulará por el distrito 7 y no por el 10, como casi todas las figuras, porque es su distrito: ha vivido siempre en Viña del Mar y trabajado en Valparaíso, por lo que acostumbra a decir que se siente un hombre de dos ciudades. Es uno de sus grandes puntos a favor en la zona, porque se le considera de ambos mundos.

En este distrito se eligirán ocho convencionales, cuatro hombres y cuatro mujeres (por la paridad). De acuerdo al medio Tres Quintos que confeccionó la lista de potenciales candidatos en todo el país, Squella tendrá que competir en el distrito 7 con Constanza Valdés (Frente Amplio, Comunes), Jaime Bassa (Frente Amplio, independiente), María Oyarzún Solís (Frente Amplio, RD), Paula Gutiérrez (Unidad Constituyente, PS), Arturo Squella (Chile Vamos, UDI), Bárbara Lara (No Neutrales, independiente) y Patricio Young (No Neutrales, independiente). El PPD evalúa a Leslie Sánchez, Paola Tapia –dos mujeres– y al actual diputado Rodrigo González.

Fue Asesor Cultural de la Presidencia en el Gobierno de Lagos y creó el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. A Squella –un intelectual que debuta en la política activa– se le considera uno de los candidatos de mayor estatura que se haya presentado hasta ahora de cara a la convención. Tiene cuatro meses para transformar en votos el respeto que se ha ganado en las últimas décadas en distintos sectores y en su región, donde se le conoce y se le quiere, según comentan en la Universidad de Valparaíso, donde su rectoría le dio una gran visibilidad (1990-1998, dos períodos).

Fue tentado por diferentes partidos del centro y de la izquierda para aceptar una candidatura –algunos de la exConcertación lo querían con ganas–, pero Squella buscaba presentarse en una lista de independientes. Como “la tardanza e insuficiencia de las normas legales recientemente aprobadas para esas listas limitarán sus posibilidades en la elección de abril próximo” –según explicó en su comunicado esta semana–, lo hará como independiente por el Partido Liberal de Mirosevic, con el que lo une una afinidad humana y doctrinaria. En 2017 publicaron juntos el libro “Libres e iguales”, casi un emblema del liberalismo que ambos comparten, pese a los 40 y tantos años que los separan.

El distrito 7 tiene gran tamaño (incluye Juan Fernández e Isla de Pascua): su padrón 2020 está compuesto por 802.510 personas. En el plebiscito, ganó por un 77,9% el “Apruebo” contra el “Rechazo” (22,08%). En 2017 eligió a dos diputados UDI, uno RN, uno DC, uno PPD, uno independiente, uno RD y uno de Comunes.

En la oposición calculan que Squella tiene posibilidades, sobre todo considerando que está avanzando un acuerdo entre Unidad Constituyente (ex Concertación) y el Partido Liberal. Como en este distrito se eligen ocho constituyentes y a la lista debería irle relativamente bien (un 20%, por ejemplo), tendría opciones de resultar electo, aunque debería procurar salir primero. Aunque no tiene redes orgánicas sino intelectuales, en el sector se analiza que la candidatura de Squella tiene transversalidad y podría perfectamente aspirar a la presidencia de la convención. Es una figura amable para la exConcertación, para el Frente Amplio y genera respetabilidad en la derecha, aunque en los contenidos esté lejos del oficialismo.

Con una posición constitucional muy a la europea occidental ­–como Alemania, España, Italia– defenderá una primera disposición en la nueva Constitución: “Las personas nacen y permanecen iguales en dignidad y en esta se basan derechos fundamentales que se reconocen a todas ellas sin excepción”. Un segundo punto que considera central será la definición de los derechos y cómo se los garantizará para que no queden como letra muerta.

Algunos de sus nietos pequeños andan preguntando en qué anda metido. Deberá cambiar su rutina, que incluye ir todos los días a un café a pasar allí por lo menos una hora. Pero hay algo que no cambiará: aunque su campaña tiene redes sociales, Squella no. Se abrumaría en el caso de tenerlas, porque se considera un torpe digital. Pero, sobre todo, porque considera que las redes no comunican a las personas, sino que solo las conectan. El profesor universitario de provincia tiene un estilo raro para la política chilena de hoy: defiende la sobriedad y se ha hecho popular con ideas, aunque no vocifera en Twitter.

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