País

Ganaderos, apicultores y frutilleros, testimonios del tormento de la sequía en el país

son algunos de los rubros que se han visto afectados por la crisis hídrica que aqueja a los productores desde Atacama hasta el Maule.

Por: Montserrat Toledo | Publicado: Lunes 7 de octubre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Como "la sequía más profunda y grave de la historia" han calificado las autoridades la situación que afecta a más de 100 comunas que se encuentran bajo el decreto de escasez hídrica, distribuidas desde la región de Atacama hasta el Maule.

Falta de comida para las vacas, caballos y ovejas, destrucción del ecosistema para que las abejas se desarrollen e imposibilidad de cosechar frutillas son algunas de las situaciones que viven los productores de la zona central por estos días. En el caso de quienes plantan limones, anticipan que saben que tendrán pérdidas, pero que la época crítica será el verano.

Productores de todos los rubros han sufrido de una u otra forma las consecuencias, y aunque están enfrentando la crisis de distintas formas, todos coinciden en una cosa: aunque la última década ha sido mala, este año ha sido el peor.

Carmen Tapia, frutillera de Melipilla: 
"La situación de nosotros, los pobres, está cada día más mala"

"Yo trabajo con las frutillas, de hecho con las frutillas crié a mis hijos, los eduqué. Crié perros, gatos y gallinas. Yo estoy acostumbrada a manejar mi plata, pero ahora no tengo trabajo, si no tengo frutillas, no tengo trabajo.

El año 60, me acuerdo de una sequía, pero no se murieron las vacas como ahora; no se secaron las norias, como ahora. El otro día una vaca se me cayó de hambre.

La sequía es algo espantoso, es un mal que aqueja a todo el mundo. Pero a los que no aqueja, es a los ricos, a Pérez Yoma, a Agrosuper, a los ministros de Piñera. Nadie lo quiere reconocer, ni los gobiernos de la Concertación, ni los de ahora.

El agua la tienen los ricos. Si usted va a los planteles de Agrosuper, que son los que tienen el poderío económico de los más grandes que hay en el país, en la comuna y en el país la cantidad de agua que usan es espantosa.

Nosotros sufrimos la sequía, se nos empezó a acabar el agua desde que llegaron las agroindustrias. Hay una deforestación, aquí los cerros están pelados.

La sequía afecta... en este caso, en la comuna de San Pedro, los pobres somos los más afectados. Aquí en San Pedro había una solución. Yo creo que si la empresa Agrosuper cerrara unos cuantos planteles de cerdo en la comuna, esa agua no la ocuparían ellos y quedaría en el suelo, quedaría para usarla los pobres. La situación de nosotros los pobres está cada día más mala".

Eduardo Castro, limonero de Punitaqui (Coquimbo):
"Hemos sido golpeados en parte por la sequía, pero en base a eso hemos aprendido a trabajar"

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"En este momento, tengo alrededor de cuatro hectáreas de limones. Partí con 100 plantitas hace 20 años, cada año fui creciendo y ahora tengo cuatro hectáreas ya. He aprendido a trabajar.

Yo todas las cosas difíciles las veo por el lado positivo; no todo lo malo, es malo. Somos todos afectados, pero tenemos que aprender a vivir contra la adversidad. Si no hubiese sido por los años de sequía, no hubiéramos podido aprender a optimizar el agua, no hubiésemos podido aprender a utilizar los plásticos o el sistema de riego por goteo. Hemos sido golpeados en parte por la sequía, pero en base a eso hemos aprendido a trabajar.

Venimos de una seguidilla de años de sequía, diez por lo menos. Hace dos años, tuvimos uno lluvioso, pero el pasado hizo mucho frío, afectó bastante el tema de las heladas.
Hasta el momento, lo he sabido sobrellevar, pero nuestra mayor producción la tenemos para el verano, desde ya tenemos que prepararnos, porque estoy proyectando un 40% a 50% de pérdidas.

Con napas subterráneas, pozos, hay poca agua, pero ahí es donde tenemos que aprender a optimizar los riegos, echar el agua justa, sin desaprovechar el recurso hídrico".

Claudia Arellano, ganadera de Litueche (O'Higgins):
"Yo soy mujer sola acá en el campo y no sé qué medidas voy a tener que tomar"

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"Esta sequía viene hace unos siete, ocho años, pero este ha sido mucho más terrible que años anteriores. Acá es zona costera y no ha crecido el pasto, hay poca agua. Yo tenía como 64 ovejas y ahora me están quedando 53 más o menos. Se me han muerto como cuatro o cinco este año ya, y estaban preñaditas.

Yo pienso que se han perdido las otras, porque no he encontrado más muertas, pero acá son más quebradas que planicies; entonces, habiendo quebradas, uno no se puede meter.

Además, llegó tarde la reproducción, a mí me empezaron a parir en julio, principios de agosto, y, en general, empiezan a fines de abril.

La siembra está súper lenta, yo sembré casi una hectárea de avena y no está tan bonita, para tener forraje para hacer fardos para alimentar en invierno. Indap (Instituto de Desarrollo Agropecuario) nos ha ayudado harto, pero no es suficiente, porque acá somos muchos ganaderos y es una ración por oveja.

Me dieron once sacos al día, once cubos, y eso no más. Eso no alcanza ni para el mes, porque hay que darles por lo menos dos sacos al día.

No pudimos sacar animales para vender, para poder subsistir acá en el campo. Para subsistir nosotros trabajamos la temporada de las frutillas y guardamos un poco de dinero. Empieza a fines de septiembre, pero pienso que tampoco vamos a poder trabajar a fines de septiembre, porque viene todo atrasado.

Habrá que esperar para ver qué pasa, yo soy mujer sola acá en el campo y no sé qué medidas voy a tener que tomar. La gente está saliendo a trabajar para afuera, se van a otras regiones, a la minería, al norte".

Amelia Muñoz, apicultora de San Esteban (Valparaíso)
"Los que se dedican 100% a la apicultura en este momento están empobrecidos, endeudados, ya no dan para más"

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"Esta sequía lleva 10 años acá en la zona y en la apicultura es catastrófico, porque el tema de la sequía no ha permitido que las abejas crezcan. Yo creo no va a haber crecimiento este año, es muy difícil que haya miel acá en la zona y la mortandad que ha habido de abejas es más o menos del 60%.

La producción acá en la zona, en años buenos eran 15 kilos por colmena, pero por lo menos en mi aviario se transformó en 2 kg por colmena. Yo creo que este año si hubiera un kilo por colmena en promedio sería bueno, todavía sería bueno.

Yo trabajo con 500 colmenas, entonces los costos son altos. Yo me vi obligada a dedicarme a la polinización, porque la miel no me alcanza a solventar los costos de los que significa ser apicultor.

Los que se dedican 100% a la apicultura en este momento están empobrecidos, endeudados, ya no dan para más. Por ejemplo, tengo el caso de un apicultor, este caballero tiene un taller, se dedica 100% a la apicultura y, en este minuto, él está en quiebra, estuvo a punto de que le embargaran su casa, está con créditos por todos lados, porque no ha podido solventar los gastos básicos con la apicultura, está pésimo.

Yo soy la cuarta generación de apicultores en mi familia, entonces más que un negocio, es también una tradición familiar y si nosotros colgamos los guantes, ya sería como el final de todo.

En medio de toda esta sequía nosotros empezamos a alimentar artificialmente con jarabe de azúcar, con tortas de proteínas vegetales. Muchos apicultores de acá de la zona han tenido que migrar hacia la costa. Dejas muchas cosas botadas acá, tienes que dejar todo botado y partir a ver si puedes salvas las abejas, yo lo he hecho otros años.
Hay gente que definitivamente vendió sus abejas y también hay gente que las dejó botadas".

Leticia Rodríguez, ganadera de O'Higgins
"No queremos que llueva todo un día, con unos diez milímetros que llueva se arregla, todo sirve"

"Este año ha sido complicadísimo, no tenemos comida para los animales. Como no llueve, no ha habido pasto, no tienen comida. Nos afecta a todos.

De a poco se ha ido acentuando más porque cada año es más seco. De a poco han empezado a disminuir las lluvias y nosotros no tenemos otra clase de agua.

Yo tengo 28 animales, he ido aumentando, pero este año por la sequía he estado viendo la posibilidad de ir disminuyendo.

Estos día cayó un poquito de agua y ahí se estuvo arreglando un poquito el agua, pero tiene que llover más para que podamos seguir adelante. Indap me ha dado subsidios, siembro avena y con eso guardo para la temporada de invierno, pero uno guarda más o menos hasta fines de agosto, septiembre, y después qué les daba si no llovía, ese era el problema.

Ahora ya estábamos un poco complicados, cayó un poco de agua, creció un poco el pasto, y ojalá Dios quiera que siga lloviendo, aunque sea poco pero para mantener el pasto, con diez milímetros que llueva ya sirve. No queremos que llueva todo un día, con unos diez milímetros que llueva se arregla, todo sirve.

Si ya se pone más crítico, si no lloviera, ahí tendríamos que ver qué medidas tomar. Si no llueve vamos a tener que ver qué hacemos".

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