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Las columnas que no escribió Andrés Benítez

El ex rector de la UAI y actual director de Negocios y Editorial de Copesa dejó de publicar su tribuna en La Tercera hace más de un año, pero tiene varias versiones dándole vuelta en la cabeza.

Por: Marily Lüders | Publicado: Lunes 25 de noviembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Fotos: Juan Pablo Sierra, La Tercera
Fotos: Juan Pablo Sierra, La Tercera

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-¿Echas de menos tus columnas semanales?

-Sí... a veces.

Andrés Benítez se reservó durante años el viernes en la mañana para escribir su columna que aparecía todos los sábados en La Tercera. Ahora, desde inicios de 2018 está en Copesa, casa editorial de ese periódico, en el piso 16, en el cargo de director de Negocios y Editorial.

Reconoce que durante años miró la realidad "en modo columna", estaba toda la semana pensando en temas que eran importantes y donde tenía algo que decir.

-¿Cuáles son las columnas que habrías escrito este mes?

-Me habría encantado escribir de la reacción de la élite ante esta crisis. Me habría gustado escribir de los jóvenes privilegiados de los dos tipos: el combatiente y el que quiere vacaciones. Y del miedo, me habría encantado escribir del miedo.

-¿Y qué habrías dicho de la élite en estos tiempos?

-Yo la vi en un comienzo excesivamente asustada. Por su integridad física, casi que le podía pasar algo a su vida o a sus cosas porque iba a venir una turba detrás de ellos.Me sorprendió mucho que algunos incluso hablaran de la idea de que hay que irse de Chile.

Me impactó porque, si bien es cierto estamos frente a un momento difícil, esto es un temblor respecto de lo que vivió Chile y me pareció una reacción muy desapegada, muy asustadiza.

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-Pero eso podría haber sido al inicio...

-El martes 12 -cuando el Presidente habló tras una noche de mucha violencia- había mucho temor, mucho temor. Como si esto fuera una lucha de clases. No sé por qué lo entendieron así. Quizás es sentimiento de culpa o simplemente una frivolidad.

Y después, vienen esos pedidos de perdón multitudinarios de los empresarios...

-¿Qué es lo que no te pareció de los mea culpa?

-Me parece que fue un poco entreguista esta idea de que casi le habíamos hecho daño a mucha gente. Claro, salvo que hayan cometido un delito, ahí sí tienen que pedir perdón.

-Lo que te irrita entonces es que se pida perdón por ser empresario...

-¡Como si le hubieran hecho mal a alguien solamente por ser empresarios!

Todos los sistemas pueden ser mejores o peores, pero no sé, como que perdimos todas nuestras convicciones de un momento a otro.

Además, me parece que hay un exceso de protagonismo. Siempre me ha parecido que los empresarios son personas públicas, pero la figura de ese empresario político diciendo que hay que cambiar la Constitución antes de que se decida a mí no me gusta. Además es poco creíble.

-¿Y los gremios?

-Primero, el rol del del gremio es sin duda un poco distinto del empresario particular pero también ellos se han pasado un poco de rosca. Se han convertido en opinólogos, lo que no sé si es rol que le asignaría a los empresarios.

Este es un momento de reflexión y me parece estupendo que hagan estos conversatorios dentro de la empresa, pero es el tiempo de la política.

¿Y sabes lo que me parece raro? Como que de un momento a otro "vimos la luz" y nos convertimos a otra religión. A mí no me cuadra.

-Otra de tus columnas la habrías dedicado a los jóvenes de élite....

-A mí me sorprendieron los hijos de la élite donde veo dos extremos: unos muy duros con el movimiento, casi irreflexivos en el sentido de que "hay que matarlos a todos". Mano dura, mano dura. Me pareció raro en una juventud que ha vivido en un ambiente más tolerante.

Y otro grupo, un poquito cool, pero quizás más dañino, que de la noche a la mañana descubrió que había muchos privilegios y que eso era inaceptable.

-¿Pero no es normal a esa edad "ver la luz", que la reflexión se aparezca de una manera más brusca?

-Yo comparto que probablemente uno es más viejo y no entiende eso, que ha sido siempre la pelea entre padre e hijo.

Pero aquellos jóvenes que han vivido los privilegios y lo han explotado hasta el máximo, si quieren cambiar de opinión, al menos deberían hacerlo patente en sus vidas y empezar a desprenderse de algunos privilegios.

A mí la idea de protestar y después ir a la playa me parece rara o me parece un poquito un poquito falsa.

Y tengo cierta inquietud a las modas, se puso como de moda protestar. Si este es un cambio real, sería positivo, pero a mí me violenta que alguien que ha profitado en Instagram vendiendo productos cremas, trago, champán, de pronto se convierta en una especie de predicadora de la desigualdad.

-Pero esa es una discusión que se repite en la historia... ¿por qué no se pueden defender ciertas causas que no se han padecido?

-Me parece estupendo que participen: Abandonar sus privilegios no significa que tienen irse a vivir a una población, significa, por ejemplo, participar más, ayudar cuando tienen que ayudar y no tener cuatro meses de vacaciones y ser indiferentes a todo lo que pasa en el mundo mientras no haya una gran crisis. Si este es un despertar para bien...

-¿Y crees que será para bien?

-Para mí es un misterio. Puede ser para mal, como puede ser neutro o ser aprovechado.

Sacando la Constitución por un minuto, podría quedar el costo de la crisis -humano, económico– y el país no cambiar. Y esto fue una borrachera de unos días que se tradujo en aumento de gasto social pero nada más.

Hay muchas personas a las que les encantaría que esta fuera una pesadilla de la cual despertaremos y se preguntan cuándo vamos a poder vivir la vida de antes.

Yo, sin embargo, creo que hay un cambio que tiene que suceder y que el país podría empezar a vivir en torno a la idea de que tenemos una clase media importante.

El modelo chileno es muy eficiente para sacar a los chilenos de la pobreza. Las cifras están ahí , pero no supimos adaptarlo para la clase media. Ellos han tenido que pelear porque no se les considere ricos.

-Eso sería irnos a un Estado de bienestar, con beneficios más universales, pero hoy no tenemos cómo financiar eso...

-No tiene necesariamente que ser un Estado de bienestar, sino que un Estado que se ocupa y preocupa de este nuevo gran grupo de gente. Hacer la reforma previsional y de salud pensando en ellos.

La red de protección que tiene la clase media es muy débil hoy.

-Pero vuelvo al punto de cómo hacerlo en nuestro actual nivel de desarrollo...

-Se debe partir por reasignar los actuales subsidios, ya que se gasta muy mal la plata y además retomar las reformas enfocadas en ese segmento. Recordemos que Piñera ganó con esa promesa.

-Pero tuvo bloqueos legislativos importantes desde el inicio para aprobar su agenda de clase media...

-A ver, la agenda de Piñera antes de la crisis era casi de un país en el paraíso. Cuando uno se dedica a la agenda internacional es casi cuando no tiene nada que hacer adentro.

Entonces sí, Piñera tenía enredado el panorama interno, pero al mismo tiempo se encandiló con esta cuestión externa que le llegó en parte de rebote, porque ser sede de las cumbres (APEC y COP25) al final tiene poca importancia.

Piñera creo que descuidó el proyecto, lo descuidó. Y siento que ahora tiene una gran oportunidad.

-¿Tú crees que Piñera ha mantenido el timón y será el que lidere la etapa que viene o se diluyó en estas semanas el poder hacia otros actores?

-Yo creo que va a tener el timón en general, pero no va a tener el timón constitucional. Esto último no me parece raro ni malo porque se ideó un esquema en donde la Constitución la van a hacer otros y el Gobierno puede influir a sus parlamentarios. La presidenta Bachelet también hizo lo mismo.

Pero aquí la gente se olvida que hay una gestión importantísima que hacer los próximos años en materia económica y social. Es un gran logro cambiar la Constitución, pero esos no son los problemas del día a día y me parece que el Presidente tiene una labor súper importante en eso.

-¿Y cómo reactiva el país?

-Es cierto que la recuperación le va a costar, pero bueno, Piñera recibió su gobierno con un terremoto y lo sacó. Yo no creo que el Presidente pueda lograr que este país tenga un récord de crecimiento ni de empleo nuevamente, pero sí puede sentar las bases para dejar la economía en buen pie.

-¿Tan bien como para dejar un segundo presidente de Chile Vamos en la Moneda?

-La elección probablemente no va a seguir una lógica económica, sino que una lógica más política, marcada por la Constitución.

En la práctica, las presidenciales se adelantaron dos años. Fíjate que en Chile las elecciones en Chile meten en la cabeza a la gente como 60 días antes.

-¿Y qué pasa en estas elecciones adelantadas con candidatos que ya estaban instalados como Joaquín Lavín?

-Lavín pierde por dos cosas: La primera porque se politizó el ambiente y él siempre ha dicho que su mejor escenario es que nadie hable de política hasta justo antes de la elección. Y segundo, en crisis así, candidatos como Lavín quedan un poco chicos porque se potencian los más políticos. Hay una generación joven muy interesante. Tipos como Briones, Blumel, Crispi, Boric, Jackson. Si uno mira el desarrollo de las negociaciones se observa cómo aparece una nueva generación.

Me da la impresión que los candidatos se van a posicionar más en el tema constitucional, en ese sentido. Lavín es el candidato del país sin problemas.

Vamos a ver quién aflora, pero también está el riesgo del populismo. Acá puede haber mucha política o mucho populismo.

Lo que hicieron con las pensiones (la indicación de la diputada Ossandón) muestra que está la tentación de hacer cualquier cosa.

-Una de las cosas buenas ha sido, sin embargo, que el Congreso pasó de ser el lugar del bloqueo al lugar de los acuerdos...

-Esta crisis puede dejar algo extraordinario en términos políticos y creo que los buenos políticos están conscientes de eso.

-¿Y al Gobierno? ¿Se le dará otra oportunidad con este gabinete nuevo?

-Los nuevos entraron con más herramientas de negociación que los anteriores. El Ministro Larraín habría sacado la actual reforma tributaria también.

Esto ha sido más que un cambio de gabinete, es un cambio de gobierno. Tienen una agenda más negociable pero no hay que quitarle méritos a los nuevos ministros que lo han hecho sorprendentemente bien.

El ministro Briones tiene un tono que limpió los ambientes y nos sacó de esos ministros de Hacienda excesivamente técnicos. Y para qué decir Blumel...

-Pero como dices, están negociando mucho más. ¿No se estará cediendo demasiado en políticas públicas que quedarán como permanentes?

-Yo me quedo con la frase de Briones: "es lo mejor que se puede haber logrado ahora". Desde un punto de vista teórico cedieron demasiado a mi juicio. Desde un punto de vista práctico, habría que estar ahí. Al final ¿qué es ceder demasiado?

-Es cambiar tu programa de gobierno a un punto que no lo reconoces...

- A mí cambiar no me importa. No es relevante que algo haya estado o no en el programa original. Sí me importa que queden sentadas las bases para que este país crezca menos y yo diría que ahí hay un peligro.

A mí me parece que el proyecto tributario en general no es un proyecto que busca más igualdad ni crecimiento. En el sistema de pensiones, por ejemplo, esta idea del reparto si no se maneja bien, pues puede ser peligrosa.

Yo creo que ya se cedió lo que había que ceder. Pero paren ahora porque no es gratis.

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