Política

Cubillos a Libertad y Desarrollo: el aterrizaje que sorprende

Con la llegada de la ex ministra al think tank, se congelan las expectativas de que asumiera un papel político, el menos en el corto y mediano plazo.

Por: Rocío Montes. | Publicado: Jueves 12 de marzo de 2020 a las 04:00 hrs.
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Ayer, a las 11 AM, el consejo asesor de Libertad y Desarrollo fue citado en la sede del centro de pensamiento, en calle Alcántara. Fue una convocatoria ad hoc con un motivo de particular importancia para el think tank: la ratificación de los mayores cambios que haya enfrentado el centro de estudios privado desde su fundación en 1990, hace tres décadas. Luis Larraín, director ejecutivo hace 10 años, será reemplazado por la abogada Marcela Cubillos, que hasta el 28 de febrero fue ministra de Educación. Larraín, en tanto, seguirá con oficina en el lugar, porque pasará a ocupar el cargo que ejercía Carlos Cáceres, presidente del consejo asesor. Cáceres, a su vez, que no tenía oficina en el centro de estudios, asumirá como su presidente emérito, un cargo que hasta ahora no existía.

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Los cambios fueron ratificados en una reunión del consejo asesor que no fue excesivamente larga (lo integran, entre otros, Hernán Felipe Errázuriz, Lucía Santa Cruz y Patricia Matte –quien no habría asistido a la sesión–, además de otros como el propio Cáceres y Hernán Buchi, dos de los cuatro fundadores, junto al propio Larraín). Luego, al encuentro se sumó la propia Cubillos, por lo que ayer mismo tuvo su primera reunión formal con el consejo, antes de asumir el lunes próximo. La ex ministra y Larraín posteriormente sostuvieron una conversación con el equipo permanente de LyD .

La información que se maneja en el think tank indica que la dirección ejecutiva que ocupará la abogada seguirá siendo secundada por dos subdirecciones: la de políticas públicas y la de asuntos jurídicos y legislativos, que lideran Bettina Horst y Natalia González, respectivamente.

El nombramiento de Cubillos sorprende, aunque no tanto los movimientos de Larraín y de Cáceres.

De acuerdo a los estatutos de LyD, Cáceres debía dejar su cargo en el transcurso de 2020, por lo que se enmarca en el proceso de sucesión natural de las instituciones, explican desde el centro de estudios. Larraín, en tanto, habría manifestado ya en 2019 que luego de 10 años ejerciendo la dirección ejecutiva, quería aspirar a otro tipo de ocupaciones –su cargo implica mucho trabajo y responsabilidad–, por lo que pareció razonable que reemplazara a Cáceres. Fue entonces cuando los consejeros fundadores comenzaron el proceso de búsqueda. Se estudiaron “varias opciones” –todas de alta calidad y con relación a LyD, dicen– hasta que se llegó al nombre de Cubillos “por reunir todas las condiciones”. No se descarta que las primeras conversaciones con la abogada de la UC se hayan producido cuando se encontraba todavía en el Gobierno, lo que explicaría en parte su salida en solitario, antes de que el presidente Piñera decidiera un eventual cambio de gabinete mayor. En cualquier caso, señalan en el centro de estudios, Cubillos habría manifestado hace meses al mandatario su interés en dejar Educación.

La sorpresa por su llegada al think tank responde a varios factores. De partida, porque será la primera vez que un director ejecutivo no pertenezca al equipo de fundadores (primero Cristian Larroulet por 20 años y luego Larraín, por otros 10). Segundo: en el oficialismo y en específico, en la UDI –partido en el que militó por décadas– con este nombramiento se diluyen completamente las expectativas de que Cubillos asumiera un papel político, al menos en el corto y mediano plazo, como constituyente o como candidata a senadora. La dirección ejecutiva de LyD resulta incompatible con cualquiera de estos papeles que se pensaba que podría asumir luego de dejar el gabinete de Piñera. No se descarta, sin embargo, que la abogada esté pensando para su futuro en un proyecto de largo plazo.

Pero está el asunto de su perfil: Cubillos es una figura muy política que está identificada con un sector en específico –derecha dura, si se quiere– dentro de la amalgama variopinta que es hoy la coalición oficialista, que incluye a partidos liberales como Evópoli. Es un asunto de alguna complejidad, según se piensa en los círculos ligados a LyD, porque uno de los objetivos fundamentales del centro de estudio apunta a trabajar las políticas públicas con el conglomerado en su conjunto, específicamente con los parlamentarios. Adicionalmente, uno de los sellos del centro de estudios hasta ahora había sido su moderación en las formas.

La pregunta central por estas horas es si la llegada de Cubillos deja en evidencia que LyD aspira a dar un giro en su línea de trabajo: convertirse, quizá, en un brazo político y dejar de lado su perfil ligado a la academia. Pero desde dentro esta posibilidad se niega tajantemente.

Entonces, ¿por qué Cubillos, que en las últimas semanas ha sido probablemente el rostro de la opción del rechazo con miras al plebiscito de abril y que, según las encuestas, era de las ministras con menor aprobación del gabinete?

Se enumeran varias razones.

De partida, tiene experiencia en la academia: entre 2010 y 2014 fue directora del Centro de Evaluación de Políticas Públicas de la Universidad Mayor. Había sido consejera de LyD y cercanísima al centro de estudios, sobre todo en su período como diputada (2002-2010). El perfil del think tank –especializado en asuntos legislativos– jugaron a favor de la abogada, con amplia trayectoria en un Parlamento que será protagónico en los próximos años. Se trata, explican, de un asunto de énfasis: dada la coyuntura política que enfrenta Chile, era necesaria una figura con amplia experiencia como congresista y, sobre todo, en asuntos constitucionales y legales, donde Cubillos tiene sus fortalezas (fue profesora de Constitucional en la PUC entre 1995 y 2011). Explican, además, que su alta exposición juega a favor en un momento en que los medios de comunicación y las redes sociales son fundamentales.

No se trata de que Cubillos haya llegado a LyD para jugar un papel por el rechazo en el plebiscito –reiteran en el centro de estudios–, porque este cargo está proyectado para que se ejerza por plazos largos. Un director ejecutivo, adicionalmente, no gobierna solo, sino arropado por el consejo asesor y los propios fundadores, que seguirán con una destacada presencia. En definitiva, según comienzan a masticar en el oficialismo: en esta ocasión, todo parece indicar que será Cubillos la que deberá amoldarse a tu papel de directora ejecutiva en LyD y no al revés.

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