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A los 89 años muere Agustín Edwards Eastman, empresario y hombre de las comunicaciones

Ya hace algunos meses se conocía de su delicado estado de salud. Destacó por su influencia en temas políticos y en el mundo de los negocios.

Por: | Publicado: Martes 25 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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A los 89 años, Agustín Edwards Eastman falleció ayer a primera hora de la mañana acompañado de su familia y en la tranquilidad de su hogar.

Ya hace algunos meses se conocía del delicado estado de salud del patriarca del clan Edwards, el que se hizo más evidente luego de que “Dunny”, como lo conocían en su círculo más íntimo, dejó de ir a su oficina ubicada en el tercer piso de su empresa más emblemática: El Mercurio.

Su trayectoria en los medios de comunicación dejó una profunda huella en la historia del país. Con tres diarios en Santiago y más de 14 a nivel nacional, su gran pasión era el denominado decano de la prensa nacional, publicación que se convirtió en el eje de su gestión empresarial y comunicacional, tal como él mismo lo reconoció en su centésimo aniversario.

“Ningún periódico hispanoamericano, tan antiguo y prestigioso como el nuestro, ha pertenecido por tantas generaciones a una misma familia. Para nosotros ha sido nuestra preocupación fundamental y hemos velado permanentemente por su independencia”, comentó el propio Edwards en una entrevista realizada por Raquel Correa el 4 de junio del 2000 para conmemorar los 100 años del periódico.

En el evento para celebrar ese aniversario, el expresidente Ricardo Lagos reconoció que era “imposible comprender la historia de Chile sin tomar en cuenta la existencia de El Mercurio”, dando cuenta de su influencia en el acontecer político y empresarial del país.

Hijo de Agustín Edwards Budge y de María Isabel Eastman Beéche, Agustín Edwards Eastman nació el 24 de noviembre de 1927 y tuvo sus primeros estudios en Europa. Originario de Francia, cursó su educación primaria en el Heatherdown School de Londres, época en la que vivió en la casa de su abuelo Agustín Edwards Mac-Clure. La relación con su “grandpa” la atesoró a lo largo de su vida.

“Con mi abuelo se hablaba de toda clase de temas. De la Guerra Civil española, los refugiados. Una clase de historia. Él era parlamentario y tuvieron que salir arrancando... Don Arturo Alessandri pasaba los veranos con nosotros, Fernando y Hernán Alessandri, tenían su dormitorio ahí... Nos contaba la Revolución del ‘91... Era otro Chile”, recordó en la entrevista a Correa, una de las pocas entrevistas que dio.

Su acercamiento al periodismo

Fue en su adolescencia cuando llegó a Chile y estudió en The Grange School de Santiago. Más tarde, cursó Derecho en la Universidad de Chile y periodismo en la Academia Woodrow Wilson de Estudios Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton, graduándose en 1949.

Edwards se incorporó a El Mercurio tras la muerte de su padre en 1957, pero no asumió su dirección sino hasta 1958 luego de ejercer como reportero en el International Herald Tribune de París y The Times de Londres. Tras incorporarse a la empresa periodística familiar, ejerció en la sección Internacional y fue editor asistente de los vespertinos La Segunda y Las Últimas Noticias, asumiendo la presidencia tras la muerte de Guillermo Pérez de Arce.

La gestión de Agustín Edwards en El Mercurio hizo que lo convirtiera uno de los diarios más importantes del país, con presencia en prácticamente todas las regiones en forma directa o a través de sus medios asociados.

Tras su alejamiento de la vicepresidencia, su tercer hijo Cristián asumió la conducción del diario, dejando atrás su carrera como asesor de The New York Times. Mientras que la dirección editorial se mantiene en Cristián Zegers, mano derecha del empresario, y su primogénito Agustín Edwards del Río lidera Las Últimas Noticias.

Pese a que la transición del mando del mayor holding de medios del país estaba resuelta desde hace algún tiempo, su adicción al diario hacía que de vez en cuando acudiera a sus oficinas. Muchos recuerdan las caminatas por los pasillos de la redacción o las veces que almorzó en el casino junto a su trabajadores e, incluso, su particular humor que solía terminar con un “¿Por qué nadie me contradice?” frente a algún inesperado comentario.

“Extravagante, multifacético, hosco en apariencia, pero muy ameno en confianza”, según lo describió Raquel Correa, Edwards marcó desde el sillón de El Mercurio su influencia en el mundo de los negocios y el mundo político de la época. Casado con María Luisa del Río Fernández, -con quien tuvo seis hijos: Agustín, Isabel, Carolina, Cristián, Andrés y Felipe-, el quinto Agustín del clan familiar que se inclinó por el negocio periodístico heredó también el Banco A. Edwards, brazo financiero desde donde también tendría presencia en la Universidad Federico Santa María y una importante participación en CCU.

Banquero innato

En los ’70 el banco A. Edwards enfrentaría la intervención por parte del Estado y el nombramiento de Ricardo Lagos Escobar como liquidador y encargado de su posterior disolución, según consta en la Resolución 19 de 1972 de la Superintendencia de Bancos. No sería sino hasta 1982 cuando Agustín decide resucitar la entidad que su tatarabuelo, Agustín Edwards Ossandón, había fundado en 1863 en Valparaíso, tras la compra del banco Constitución.

Ad portas de la llegada de Lagos Escobar a La Moneda, el Banco A. Edwards renace y se posiciona como uno de los cinco más importantes de Chile, para posteriormente -en el 2002- formar parte del grupo Luksic, que lo fusionó con el Banco de Chile.

De pensamiento conservador y cercano a los ideales de derecha, Agustín Edwards se llenó de partidarios y detractores en una sociedad cada vez más convulsionada. Clave en la gestión de sus negocios fue el círculo de hierro que integró Carlos Urenda Zégers, abogado de El Mercurio y empresas familiares; su amigo de la infancia Jorge Ross, director de varias empresas. También estaba Fernando Alessandri Rodríguez, hijo de Arturo Alessandri y hermano de Jorge Alessandri (ambos expresidentes) que conoció con su abuelo y le tendía lazos con el mundo político y Fernando Léniz, a quien le confió la dirección del holding de comunicaciones en los ’70, la época más álgida de la política nacional.

Con todo, entre sus grandes legados se encuentran la construcción del actual edificio que alberga las oficinas de El Mercurio en Vitacura y la creación de la Fundación Paz Ciudadana, institución desde donde buscó difundir políticas para combatir la delincuencia, otro de los temas que marcaron su trayectoria.

 

El rodeo y los caballos, su gran pasión

 

Pese a que su infancia la vivió fuera de Chile, Agustín Edwards dedicó su vida al rescate de las tradiciones y valores nacionales. Conocida fue su pasión por los caballos y sus esfuerzos por desarrollar "la raza chilena", un linaje hípico que llevaría a Chile a ser destacado a nivel internacional. Fue esta labor que lo llevó a presidir la Federación de Criadores de Caballos Chilenos por más de dos décadas.

En más de 5 mil hectáreas, su criadero Santa Isabel, ubicado en Futrono, tiene más de 50 yeguas de crianza y es uno de los más importantes de raza pura chilena. Su caballo regalón fue el "Escorpión", con el que ganó el Champion de Chile, "pero uno de los mejores potros de todos los tiempos fue 'Estribillo'", reconocería para el centenario de El Mercurio.

Sus otras aficiones

El arte y la naturaleza también ocuparon su atención. Con un profundo conocimiento por la ornitología y la botánica, dominó los nombres de casi todos los pájaros del mundo y cultivó su propio jardín botánico con una destacada colección de cactus.

La navegación y la aviación ocuparon también sus afectos, llegando a ser reservista de la Armada y piloto de naves menores. Cada año se sabía de su viajes en yate por el mundo donde invitó a más de algún editor de su diario a compartir sus aventuras. De dulce y agraz, algunos de sus atraques en algún puerto del mundo en el "Anakena", su favorito, también fue el blanco de las críticas de algunos cuestionando su rol en el desarrollo político del país.

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