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Empresas avanzan en materia de participación femenina

La ACHS, Natura y Aguas Andinas demuestran su compromiso concreto con la equidad de género.

Por: Gonzalo Díaz Moya | Publicado: Martes 27 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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De acuerdo a The Global Gap Report –publicado por World Economic Forum– Chile se encuentra primero en acceso a educación secundaria y terciaria, esto es, hombres y mujeres tienen igual acceso a enseñanza. Sin embargo, al evaluar la participación y oportunidades económicas, nos ubicamos en el lugar 119 de 144 países. La igualdad de género podría retrasarse 170 años, hasta el 2186, según este informe.

Por su parte, la Comisión Nacional de Productividad entrega datos donde la Participación Laboral Femenina en Chile (PLF) es la peor de Sudamérica, y la segunda peor en América, sólo superada por México. De hecho, está más cercana a los países de la cultura Islam que a los que conforman la OCDE.

Sin perjuicio de la evolución que ha tenido la PLF en Chile -de 31% en 1990 a su nivel actual de 48%- sigue siendo bajo si lo comparamos con Latinoamérica (55%), incluyendo los en vías de desarrollo (52%), y por cierto mucho menor a la tasa de los países desarrollados de la OCDE (61%), liderada por los nórdicos (65%). El máximo mundial lo tiene Islandia con un 79%, el cual es incluso mayor a la tasa de participación laboral masculina en Chile (71%).

En el ámbito de altos cargos, las estadísticas no varían mucho. La directora Ejecutiva de Mujeres Empresarias, Francisca Valdés, explica que hay varios factores que influyen en la baja participación femenina en las empresas, sobre todo en los cargos de mayor responsabilidad. “No existe conciencia entre los dirigentes empresariales, sobre la importancia de incorporar a las mujeres y lo bueno que es para los resultados del negocio”, sentencia.

Asimismo, agrega que “faltan políticas, y reforzar las ya existentes, a favor de la participación de las mujeres en altos cargos, impulsar la flexibilidad laboral para hombres y mujeres, fomentar permisos de paternidad y contar con mayor acceso a cuidado infantil de calidad. También hay factores culturales como los sesgos inconscientes que afectan nuestras decisiones y comportamiento en desmedro de las mujeres”.

Según cifras del IMAD 2016 (Primer Informe de Mujeres en la Alta Dirección elaborado por Mujeres Empresarias en conjunto con la DesUC), sólo un 11,2% de los encuestados considera que la promoción de más mujeres en altos cargos es un tema prioritario.

Compromiso Empresarial

Ante esta brecha de desigualdad laboral, diversas firmas parte de Empresas Conscientes se han comprometido para aumentar la participación femenina.

Tal es el caso de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y sus empresas filiales, donde actualmente trabajan más de 3.000 mujeres, lo que representa el 53% del total de trabajadores.

Su gerente de Personas, Sebastián Figueroa, asegura que asumieron este compromiso, en primer lugar cuidando a sus colaboradores y preocupándose de la conciliación trabajo-familia, y por este motivo que las colaboradoras valoran los buenos y sanos ambientes de trabajo, la meritocracia como factor promotor de talento y algunos beneficios particulares para madres que tienen niños pequeños, como contar con nuestra propia sala cuna y jardín infantil, destaca.

En el ámbito gerencial de la firma, aumentó la participación femenina en el directorio, de sus ocho miembros, tres son mujeres, dos directoras en representación de los trabajadores afiliados y una, en representación de las entidades adheridas. Entre sus cargos directivos (gerentes y subgerentes), el 30% son mujeres.

Figueroa cree que la participación de las mujeres ha permitido mejorar el clima laboral. “Ellas logran generar mayor empatía con los pacientes, quienes valoran el trato que se les brinda en los centros de atención ambulatoria y en el Hospital del Trabajador”, dice.

Natura, en tanto, tiene integrado el desafío de la participación femenina en su visión y compromisos de sustentabilidad 2020. Así lo explica su gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad, Lucía Martínez. “La empresa se comprometió a tener un 50% de los cargos de alta dirección de su operación global ocupados por mujeres para ese año”, explica.

Hoy, la compañía de cosméticos tiene un 77% en participación femenina, donde el 57% de su público administrativo son mujeres. El 53% de los roles de liderazgo son mujeres si se considera la fuerza de ventas y en el board de gerentes, el 43% de los cargos son mujeres.

En cuanto a la brecha salarial, que también marca un precedente en nuestro país, Martínez dice que no hay que centrarse en el género, “nuestra estrategia de remuneraciones se sustenta en la meritocracia. Trabajamos con un sistema de bandas salariales que asegura que los roles tengan un rango de renta definido. Así, todas las personas que cumplen el mismo rol ingresan con igual sueldo. Una vez al año hay evaluaciones de desempeño 360°, lo que permite que nuestros colaboradores accedan a aumentos de sueldo en función a sus resultados cuantitativos y cualitativos, no al género”, detalla.

Desde Aguas Andinas, manifiestan estar comprometidos con la equidad y diversidad, y han diseñado una política de diversidad y acciones prácticas que la sustentan, lo que les permitió conseguir el Sello Iguala-Conciliación, entregado por el Sernam.

Hoy, tienen cerca de 385 mujeres dentro de la compañía y más de la mitad de ellas tienen cargos ejecutivos, de jefaturas o profesionales, lo que los entre las empresas con más ingenieras del país.

Para el presidente de la sanitaria, Guillermo Pickering, “la incorporación de mujeres nos ha permitido aumentar la productividad por diversos factores, como el aporte de una visión distinta a la que otorga el género masculino en una empresa técnica e ingenieril, junto con la incorporación de un liderazgo colaborativo que enriquece el clima laboral y la tendencia a entender la empresa de manera sustentable con una mirada de largo plazo”, destaca.

Al parecer no sólo bastan políticas empresariales para disminuir la brecha, sino que se necesita un cambio de mentalidad al interior de las empresas, un avance en la cultura organizacional que permita a las mujeres participar -al igual que los hombres- en los directorios, cargos con mayor responsabilidad y, en puestos donde se tomen las decisiones. En adelante, esto se debiese reflejar en un aumento sostenido en cuanto a cifras, respecto de la participación femenina en el mundo laboral.

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