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Las mil batallas de José Juan Llugany

El micrófono encontrado en su oficina se suma a una serie de complejos episodios que ha debido enfrentar el hombre fuerte de Gonzalo Bofill (controlador de Carozzi), entre los que se cuentan un sabotaje con virutilla en una planta de chocolates. Ll

Por: J. Troncoso Ostornol | Publicado: Viernes 9 de junio de 2017 a las 04:00 hrs.
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José Juan Llugany Rigo-Rigui va camino a cumplir tres décadas en Empresas Carozzi, el holding alimenticio controlado por Gonzalo Bofill. Llegó en 1990, donde lideró el proceso de diversificación de la empresa más allá de las pastas, sumando otros segmentos como arroz, galletas, chocolates y caramelos. Durante 24 años fue el gerente general del holding; a partir de 2015 asumió como director.

En sus años en Carozzi ha debido enfrentar momentos complejos. Y el caso espionaje –se encontró un micrófono en su oficina y otro en las dependencias de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa)- lo volvió a poner en el ojo del huracán.

Esta semana, el directivo declaró en calidad de testigo como parte de la investigación que está llevando la Fiscalía Oriente.

En la ocasión, el exvicepresidente del gremio industrial se refirió a los supuestos planteados en torno al caso, como los del expresidente Sebastián Piñera, quien dijo que el caso tendría que “ver con relaciones de pareja”.

“Que no se dé pie a todas estas teorías absolutamente absurdas”, pidió.

El espionaje fue revelado pocos días antes del último proceso eleccionario de la Sofofa, que quedará para el recuerdo pues nunca antes se había dado una disputa tan dura y pública sobre el nombre para presidir una de las más importantes organizaciones gremiales del país.

Y Llugany -siendo vicepresidente- fue el más duro de los dirigentes ante la llamada “propuesta de la disidencia” para reestructurar el gremio y que se concretó en la famosa carta con las firmas de Bernardo Larraín Matte, Gonzalo Said, Juan Manuel Santa Cruz, Alfonso Swett y Richard Von Appen.

El candidato de Bofill y Llugany, era el abogado Rodrigo Álvarez, pero Larraín Matte fue elegido por aclamación.

El ingeniero

Ingeniero comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez, Llugany es conocido por su estilo confrontacional. No se guarda nada, lo que le ha generado más de un enemigo, dice un cercano. Pero al parecer le gusta el camino difícil. Ya desde sus primeros años. Así lo señaló en un encuentro con alumnos de la UAI en 2013, en donde contó sobre su trayectoria laboral.

“Decidí entrar a la Escuela de Negocios en 1970 cuando no era fácil, porque no era una institución reconocida por el Estado aún”, explicó. “No fue una decisión difícil, pero sí fueron tiempos muy difíciles”, añadió.

Poco después de salir de la universidad intentó dedicarse al emprendimiento, pero con malos resultados: primero con un proyecto maderero en el sur y otro de importaciones de Brasil, cuando se estaban abriendo los mercados internacionales.

Tras esto trabajó por 8 años en Textiles Bellavista Oveja. Hasta que, en 1990, llegó a Carozzi, donde comenzó una importante labor en el proceso de diversificación de la empresa.

“A Carozzi todos lo conocen como una productora de pastas. La decisión de diversificarse vino en 1993 cuando nos dimos cuenta que la única forma de sobrevivir en el nuevo mercado que vendría a futuro era una renovación”, dijo ante los alumnos de la UAI, ocasión en la que confesó que en el intento de alcanzar otros rubros fuera de la producción de pastas, la empresa estuvo “a punto de morir”.

En su periodo como gerente general debió enfrentar un sabotaje por contaminación de productos con virutilla contra la planta Ambrosoli de Reñaca en agosto de 2001, lo que obligó a botar a la basura 30 toneladas de chocolate.

Según información de la época, apenas cometido el acto de sabotaje una voz anónima dio aviso de lo acontecido mediante llamadas telefónicas, tanto a la gerencia de la empresa como al Servicio de Salud Viña del Mar-Quillota.

Las sospechas apuntaban a los propios trabajadores. El motivo habría sido protestar por el masivo despido de operarios producido una vez que Carozzi tomó el control de Ambrosoli. El sindicato rechazó todo vínculo.

Nueve años después, Llugany se enteró del incendio de la fábrica de Carozzi en San Bernardo.

En un año, se levantó uno de los mayores complejos industriales de alimentos de América Latina, inaugurado en 2012.

Ese mismo año, el exgerente general comienza a alzar la voz en contra del poder de las grandes cadenas de supermercados. Sus dardos fueron directamente en contra de SMU, la matriz de los Unimarc, firma liderada por el grupo Saieh.

Como director de la Asociación de Industrias Proveedoras (AGIP), apoyó la decisión del gremio de denunciar ante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) a SMU para “regularizar” el retraso en los pagos que se extendían por 6 meses.

Ya como vicepresidente de la Sofofa, en 2015, Llugany criticó duramente la gestión del actual gobierno. “Yo tengo una visión muy negativa de lo que está pasando en el país” y “veo al gobierno con una visión absolutamente anti empresa privada”, fueron parte de sus palabras.

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