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Sacerdote Marcelo Gidi recuerda a viuda de Angelini: “No quería ni placas, ni su nombre en las instituciones que apoyaba”

El amigo y guía espiritual de María Noseda, quien falleció ayer a los 95 años, destaca su solidaridad con la niñez y la vejez.

Por: Lourdes Gómez | Publicado: Lunes 16 de abril de 2018 a las 17:01 hrs.
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Recordar a “Marita”, como la conocen en su círculo cercano, es hablar de  una mujer muy sencilla y retirada del mundo  público. María Noseda Zambra, la viuda del empresario Anacleto Angelini, falleció este fin de semana, y es recordada como una mujer sencilla y alejada de la exposición mediática.

Su amigo, guía espiritual e integrante del directorio de su fundación, el sacerdote Marcelo Gidi Sj, compartió con Diario Financiero  algunos momentos que vivió con ella desde que la conoció hace más de 11 años, cuando falleció su esposo Anacleto Angelini. Desde Fundación Careno, Noseda canalizó todos sus recursos para la ayuda –especialmente- de los niños y de la vejez.

“Estuvimos juntos hace unas dos semanas y estaba muy bien de ánimo, sonriente, estaba muy tranquila, era una gran mujer”, recuerda desde italia el padre Gidi.

- ¿Cómo se conocieron?

- Fueron las circunstancias de la vida las que nos fueron uniendo. Yo, una persona de 55 años, y ella, de 95, no hubo un mayor círculo cercano, nos fuimos conociendo después del fallecimiento de su esposo Anacleto.

- ¿Cómo era ella en la intimidad?

- La vida de la señora María es una vida marcada desde sus inicios con mucha pena, pero esto no la hizo una mujer amargada, al contrario era una mujer muy atenta, sensible, muy libre pese a estar en medio de todo ese mundo al que pertenecía. Siempre se  identificó con sus orígenes familiares  propios, por eso nunca perdió el horizonte en medio de tanta aparente riqueza material.

- Era muy sencilla…

- Ella tenía una riqueza humana muy grande, que nunca fue ocultada por su riqueza material.

- ¿Se destacaba por tener buen humor?

- Como ella misma se describía, era de muy bajo perfil, de no aparecer en revistas sociales o de moda y, pese a no pertenecer a esta vida social, no era una mujer hosca, sino que muy agradable. Nos reuníamos una vez a la semana  y lo pasábamos muy bien, comentábamos las noticias, le gustaba contar chistes con una humor muy crítico y la gente que estaba con ella en su casa lo pasaba muy bien, hacía reír mucho a quienes estábamos cerca. Pese a que los inicios de su vida familiar fueron tristes (por la partida de sus hermanos), nunca tuvo un mirada pesimista.

- Entiendo que usted la ayuda desde el directorio de la Fundación Careno. ¿Cuáles fueron las directrices que dejó?

- Ella siempre ayudó a las personas y, después que enviudó,  dijo que no iba a alcanzar a distribuir todos los recursos que provenían de su herencia familiar y conyugal, por eso decidió crear una fundación que es su legado. No es simplemente distribuir, sino que dejó claramente establecidos los criterios de acuerdo a como estuvo marcada su vida.

- ¿Cuáles fueron esos criterios?

- Principalmente, como ella no tuvo hijos, tenía una sensibilidad muy grande con los hijos o hijos nietos de sus amigas, su casa está llena de fotos de niños, le significaban una gran esperanza y también tenía mucha sensibilidad por los ancianos. Esos son los grupos que ayuda y que son los grupos etarios más necesitados y que no tienen recursos. También ayudó mucho a la clase media empobrecida. Siempre ayudó mucho a instituciones e incluso a particulares que no saben de dónde provenía la ayuda. No quería ni placas, ni el nombre de ella en las instituciones (que apoyaba), por eso uno de los criterios que tenemos en la fundación es el anonimato.

- Se preocupada por los desposeídos…

- Ella tenía el criterio de que era feliz con tan poco y estaba convencida que con poco se es feliz. Pensaba que la vida que le daba mucho a la gente en temas de consumo, les quita la felicidad, por eso ella prefería ayudar a los que tienen poco para que puedan vivir mejor y ser feliz, así era ella.

- ¿Participaba en los directorios de la Fundación?

- Hace unos dos años que ya no iba, pero siempre le íbamos a contar a su casa todo lo que hacíamos, salvo este último año que le contábamos las directrices más generales. Ella dejó todos los detalles de los criterios de cómo administrar su fundación, hizo una declaración de principios y nosotros somos fieles a eso.

 

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