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“Todo en un día”

Por: Juan Pablo Cerda | Publicado: Martes 4 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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Encuentro a don Juan barriendo, con ritmo mientras escucha música y le doy los buenos días. "Gracias, lo son", sonríe.

Me fijo que el suelo brilla, y orgulloso comenta "estoy usando una cera nueva que destaca mejor el piso. Sienta el olor. Es de bosque como del sur", dice entusiasmado. "Hace tiempo vengo estudiando este tema, y le pedí a mi hija que me ayudara con Google para la receta aromática. Ayer el jefe me trajo los materiales", me comenta.

Son las 8 am, y estamos en el estacionamiento. Paso todos los días por este lugar que nadie ve desde la calle, pero está siempre impecable. Por primera vez le pregunto qué hace. "Mire, yo hago un montón de cosas para mejorar el ambiente de la gente que trabaja aquí. Acá hay gente de alta responsabilidad y si están contentos, hasta el país anda mejor", responde este hombre sencillo que se levanta cada día temprano porque tiene un propósito: no viene a barrer, trabaja por un Chile mejor. Muchos no saben su nombre, ni lo saludan, pero él tiene orgullo por lo que hace y contagia entusiasmo.

Subo a la oficina para reunirme con los socios de un fondo de inversión. Los saludo. "Aquí estamos, dándole" responden cansados. "Buscamos invertir en proyectos de energía con retornos de entre 10% y 12%", me señalan, agregando que "la verdad, está imposible hacer proyectos, que el gobierno no sabe para dónde va y las comunidades exigen y exigen". Me aburro.

Intuitivamente, les comento de mi encuentro con don Juan y un socio se ilumina: "un grupo de amigos formamos este fondo súper entusiasmados, pensando en pasarlo bien juntos apostando en negocios donde otros no se atreven. Nos hemos dado cuenta que hay oportunidades para trabajar con comunidades vulnerables que viven en riberas de ríos caudalosos y lugares con viento, y queremos probar que pueden ser buenos socios de negocios". El otro, contagiado, agrega: "nos importa Chile".

Ambos despertaron. Me comentan: "hay proyectos que hemos desechado porque nos hemos convencido de que son imposibles, y son los más desafiantes... los mas entretenidos".

Motivados, quedamos de trabajar juntos y revisar esos proyectos. Ahora estos amigos inversionistas contagian su entusiasmo, pues saben que Chile necesita de estos proyectos "complejos", y sienten que su coraje aportará al país. Tienen un gran propósito.

Al irme en la tarde busco a don Juan, pero ya se ha ido. Debe ir en la micro, quizás pensando en crear otro aroma para la cera del piso. Siente que de él depende que su país sea día a día un poco mejor. Al otro lado de la ciudad, lo mismo piensan dos amigos inversionistas con un propósito: demostrar que las comunidades pueden ser parte de la solución a la escasez de energía del país.

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