Construcción

Autoridad sectorial resuelve que megaproyecto en terrenos del Sheraton no requiere evaluación ambiental

El SEA aclaró que su pronunciamiento no impide que la Superintendencia del Medio Ambiente exija el ingreso de la iniciativa al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.

Por: J. Troncoso Ostornol | Publicado: Lunes 2 de noviembre de 2020 a las 08:00 hrs.
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La iniciativa ya cuenta con un permiso de edificación emitido por la Dirección de Obras de la Municipalidad de Providencia.
La iniciativa ya cuenta con un permiso de edificación emitido por la Dirección de Obras de la Municipalidad de Providencia.

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El megaproyecto Edificio San Cristóbal –de la inmobiliaria Mirador del Cerro, ligada a Jorge Breitling y Oscar Biderman- no requiere ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Así lo resolvió Andelka Vrsalovic, directora Regional del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la Región Metropolitana.

"El proyecto Edificio San Cristóbal, no requiere ingresar obligatoriamente al SEIA en forma previa a su ejecución, en consideración a los antecedentes aportados por el proponente", dice la resolución exenta firmada por Vrsalovic.

El SEA aclaró que su pronunciamiento no impide que la Superintendencia del Medio Ambiente exija el ingreso de la iniciativa al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. "El presente pronunciamiento no obsta al ejercicio por parte de la Superintendencia del Medio Ambiente de su facultad de requerir el ingreso del proyecto al SEIA en su caso, conforme a lo establecido en su Ley Orgánica si así correspondiera", dijo la autoridad sectorial.

La obra costará casi US$ 70 millones y contempla 295 viviendas, 372 estacionamientos para residentes y otros 30 para visitas.

En su resolución, Vrsalovic señaló que los proponentes no podrán, a sabiendas, fraccionar sus proyectos o actividades con el objeto de variar el instrumento de evaluación o de eludir el ingreso al SEIA. "Será competencia de la Superintendencia del Medio Ambiente determinar la infracción a esta obligación y requerir a los proponentes, previo informe del Servicio de Evaluación Ambiental, para ingresar adecuadamente al sistema", añadió.

La obra está en el centro de la polémica: la Junta de Vecinos Pedro de Valdivia Norte, liderada por Cristóbal Barros, está evaluando una serie de acciones para hacer frente al impacto que –a su juicio- tendrá sobre el barrio el proyecto, el que considera dos edificios de 32 pisos.

La iniciativa ya cuenta con un permiso de edificación emitido por la Dirección de Obras de la Municipalidad de Providencia y tiene aprobado un Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano (Eistu).

En mayo de este año, la inmobiliaria a cargo presentó su consulta de pertinencia para que la autoridad sectorial determinara si el proyecto debía ser evaluado ambientalmente. Ya en ese momento, la empresa aseguró no requiere ingresar al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

Como parte de la consulta, que es voluntaria, la directora Regional del Servicio de Evaluación Ambiental Región Metropolitana, pidió argumentar porqué la nueva iniciativa correspondería a un proyecto independiente al Hotel Sheraton, si se emplazan en un mismo terreno, con un único Rol de Avalúo.

En su respuesta, Jorge Breitling y Oscar Biderman dijeron tener la "convicción" que es una obra nueva. "Si bien el proyecto se encuentra ubicado en un mismo terreno con el hotel Sheraton, no existe ningún otro antecedente que permita concluir que existe en este caso una unidad de proyecto entre el hotel Sheraton y el proyecto", señalaron en su carta de respuesta.

Dentro de su análisis, los dueños del hotel apuntaron a que ambos proyectos corresponden a tipologías de evaluación ambiental diferentes y que no existen estructuras físicas compartidas entre ambas obras (acceso, instalaciones).

Para la Fundación Defendamos la Ciudad, liderada por Patricio Herman, en ningún caso se trata de una "obra nueva", toda vez que –insiste- hay una construcción existente en el predio, como lo es el hotel Sheraton.

A su juicio, esto no se trata de un error, sino que tiene el propósito de subestimar los impactos viales y ambientales que implican el proyecto en su conjunto: al presentarlo como obra nueva, y no como una ampliación, habría quedado de manifiesto que se eximía de la evaluación ambiental que le corresponde hacer, sostiene la fundación.

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