Entre Códigos

Claudia Sarmiento: "La paridad tiene el potencial de dotar de un alto grado de legitimidad al proceso constitucional"

“Lejos de tener miedo, lo más importante es involucrarse en el proceso, conocer cuáles son los límites del debate, qué propuestas están sobre la mesa y a partir de eso tomar decisiones y posiciones informadas”, afirma la abogada constitucionalista.

Por: Teresa Espinoza | Publicado: Viernes 31 de enero de 2020 a las 14:58 hrs.
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El proceso constitucional que está viviendo el país "es un momento virtuoso, que hay que asumir con responsabilidad", afirma la abogada de la Universidad de Chile y master en Leyes de la Universidad de Nueva York, Claudia Sarmiento, quien esta semana participó como panelista en uno de los almuerzos temáticos de Enade, "Los ejes del debate constitucional". De acuerdo a su análisis, es también una "oportunidad única de poder reunirnos, conversar, ir al encuentro con el otro y definir qué reglas vamos a acordar, qué tipo de modelo de desarrollo vamos a propiciar".

"Me parece que eso es una cuestión que no es menor y que nos permitirá dejar atrás un pasado en el cual nuestra Constitución continúa dividiendo", sostiene .

-¿Cómo evalúa la forma en que se ha dado hasta ahora el debate constitucional?

-Mi impresión es que se gestó a partir de la capacidad que ha tenido el sistema político de reconducir una discusión relacionada con la noción de contrato social en un sentido bien primario. Tuvimos este estallido social, donde a pesar de la diversidad de demandas que uno podía percibir si uno miraba, por ejemplo, los carteles en las marchas, de alguna se podrían conectar a partir de la necesidad de justicia social o de reconocimiento. Y lo que hizo el sistema político a partir de noviembre fue indicar, 'bueno, esto que nosotros estamos viendo tiene que tener una respuesta institucional y esa respuesta está marcada por el inicio de un proceso de revisión de las bases de nuestra institucionalidad, de nuestro orden', y eso de alguna manera lo representa la Constitución Política y es lo que podría explicar la necesidad de su enmienda.
Ha sido, además, un proceso muy ordenado: partidos políticos que representan a los principales sectores del poder en el Congreso y en el Poder Ejecutivo, que acuerdan una hoja de ruta que designa una comisión técnica. Esta comisión produce un texto, que se plasma en una enmienda a la Constitución, la que se tramita en un plazo bastante rápido y que ofrece una ruta con hitos concretos, que parte con el plebiscito en abril. La ciudadanía va a tener la oportunidad de poder definir si quiere enmendar la Constitución, cómo quiere hacerlo y si el resultado de la deliberación política, la representa o no.

-Considera entonces que ha sido una positiva respuesta del mundo político al estallido social.

-Creo que ha sido una respuesta positiva porque, además, la forma en la que esto se ha generado ha permitido que nuestra sociedad continúe funcionando. Esto es lo más parecido a un motor al que le tienes que ir haciendo, pero que no puede parar. Nuestro país no puede paralizarse con ocasión de la generación de una Constitución y la forma en que esto se ha verificado ha sido bastante correcta, porque nuestra Constitución actual va mantenerse vigente, ya sea que en abril se decida o no enmendarla. Las autoridades que fueron elegidas democráticamente van a continuar ejerciendo sus cargos y, adicionalmente, tenemos algunos límites al ejercicio del poder constituyente dados por el propio sistema político: Chile va a seguir siendo una república, va a continuar siendo un país democrático, con respeto por las sentencias firmes ejecutorias y por los tratados internacionales. Entonces hay elementos de continuidad que son positivos y que van aminorando las ansiedades o los vaivenes que esto puede generar.

-Hay sectores, entre ellos varios del empresariado, que sostienen que si se aprueba el sí al cambio constitucional habrá un período muy largo de incertidumbre y eso necesariamente va a afectar la economía.

-Yo creo que hay que visibilizar aquello donde puede verse afectado el empresariado y también ponderar cómo se administran los cambios. Sería prudente que quienes tienen inquietudes conozcan la posición de quienes van a participar en la Convención Mixta Constitucional o en la Convención Constitucional en materias sensibles como Banco Central, derecho de propiedad, regulación minera, derechos de agua, gasto fiscal, que me imagino son las que pudieran generar algún grado de inquietud. Ahora, si la respuesta es positiva en abril, el país va a dotarse de un nuevo texto constitucional, pero el país no parte en blanco, Chile tiene una tradición y una historia constitucional. Pueden haber algunas instituciones que muten, algunas que salgan de la Constitución, pero eso no significa que no vaya a haber una respuesta institucional que va a pasar por todos los filtros por los que habitualmente pasan los proyectos de ley y también por algún tipo de control constitucional, ya sea en la Corte Suprema o que continúe en el Tribunal Constitucional. Habrá partidos políticos a los cuales interpelar y van a haber instancias de participación.

Entonces, lejos de tener miedo, lo importante es involucrarse en el proceso, conocer cuáles son los límites del debate, qué propuestas están sobre la mesa y a partir de eso, tomar decisiones y posiciones informadas.

-También se argumenta que la violencia no permite contar con un contexto adecuado para discutir una nueva Constitución.

-La violencia ha sido real, pero mi percepción es que todos distinguimos que violencia y política no caminan juntas. Y, por tanto, las dificultades que aún permanecen son de orden público y en algunos casos de delincuencia organizada. La respuesta para aquello es una institucional en términos de identificar quiénes son los actores que cometen actos vandálicos, reconducirlo al sistema penal, cumpliendo con todas las garantías de un racional y debido proceso, y una investigación y un procedimiento que sea respetuoso de los derechos humanos. Y, junto a lo anterior, que el sistema político continúe haciendo lo que ha hecho hasta ahora. Su éxito va a estar en reconducir esa protesta social al diálogo.

-¿Ve avance en eso?

-Creo que es un proceso y que es un desafío para las policías y para el gobierno.

"El mérito es un dispositivo que esconde bastantes privilegios"

-Otro tema muy debatido es la paridad de género ¿Qué tan importante le parece?

-El debate sobre la paridad, a mi juicio, es uno de los que tiene el potencial de dotar de un importante grado de legitimidad al proceso constitucional. Parece una obviedad a lo que voy a decir, pero nosotras las mujeres somos el 50% de la población y aunque somos esencialmente diversas, con diferentes religiones, opiniones políticas, realidades económicas, perspectivas de crecimiento personal, y un larguísimo etcétera, no obstante compartimos, tristemente, pertenecer a la minoría simbólica discriminada y basta revisar cómo se estructura el mercado de las pensiones, de la salud, cuántas acceden efectivamente a cargos directivos o puestos de elección popular o quienes son víctimas de violencia.¿Por qué es importante que estemos ahí? Porque si bien somos esencialmente diversas, tenemos nuestra propia realidad, que si no se representa en la Constitución va a mantenerse en la opacidad. Mi perspectiva es que nadie representa mejor a las mujeres que las propias mujeres.

-¿Pero por qué hay que asegurar la paridad, por qué no puede darse a partir de la votación de las personas?

-La experiencia indica que las mujeres no llegamos a esos puestos y habitualmente hay dos argumentos que surgen. Una es la respuesta del mérito, pero el mérito es un dispositivo que esconde bastantes privilegios. Para que alguien pueda estar en una determinada posición hay un montón de soporte atrás no se ve: si yo soy una mujer que cuenta con una carrera universitaria, es porque detrás de aquello hubo otra mujer que me cuidó, otros que trabajaron y me mantuvieron, y si estoy acá también es porque pude conseguir apoyo doméstico para cuidar a mi niños. Entonces, claro, hay algo de mérito en que yo esté sentada conversando aquí contigo, pero también hay mucho privilegio. Cuando uno no visibiliza aquello, asume que las posiciones en las que se encuentra, dependen sólo de la agencia personal y no de la acumulación de muchos factores que no necesariamente son, comillas, meritocracia, sino acumulación de cierto tipo de capital afectivo o social. No todos estamos en esa misma condición y las mujeres tenemos muchísimos años que nos preceden, en el cual no la tenemos. Entonces, tampoco tenemos representaciones de roles a los cuales mirar.

El segundo argumento es que las mujeres no pueden o no quieren. Es mucho más simple en su aproximación, pero que es falaz. Por ejemplo, la reforma al sistema electoral binominal, que se reemplazó por uno proporcional, incorporó la acción afirmativa de criterio de paridad en las listas para las elecciones al Congreso. Uno de los argumentos era que no había mujeres y fue bastante fácil constatar que las mujeres en los partidos políticos estaban cerca del 50% del padrón. Significa que hay otras barreras de entrada que posiblemente sean invisibles a primera vista, pero que ahí están.

-¿Cuál cree que es el mejor mecanismo para asegurar la presencia de las mujeres?

-El debate que se está dando respecto de la paridad es virtuoso, pues ha permitido visibilizar la importancia y la necesidad de que las mujeres sean efectivamente representadas en una instancia tan trascendente como el proceso constituyente. Más aún, la participación paritaria en la Convención Mixta Constitucional o Convención Constitucional dotará de legitimidad el proceso y el resultado que se alcance.

En cuanto al mecanismo, mi impresión es que la fórmula que se gestó en la Cámara de Diputados es idónea para alcanzar el objetivo trazado, aunque, por supuesto, no es la única. Existen dos puntos de entrada relevantes. El primero es asegurar paridad en la lista y el segundo es en el resultado. Este último es el que ha generado más inquietudes. Se ha argumentado que asegurar que, dentro de una misma lista o proyecto político, sean los hombres y mujeres más votados los que accedan a la Convención Mixta Constitucional o Convención Constitucional, es equivalente a meter la mano en la urna. Esto significa que se estaría alterando la voluntad de las y los electores y, con eso, corrompiendo el proceso democrático. Esto es falaz: nuestro sistema es un proporcional moderado y contempla mecanismos de arrastre para los candidatos. Nosotros no tenemos un sistema mayoritario. Luego, es llamativo que la aplicación de una corrección respecto del género de las personas electas pueda parecer tan disruptiva, máxime si se considera que de esta manera se garantiza la representación efectiva del 50% de la población.

Las fórmulas pueden variar en la medida que se comparta el objetivo. Lo determinante será analizar las simulaciones que se puedan proyectar y escoger la que se acerque de mejor forma a una representación paritaria.

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