Industria

Andrés Kuhlmann y megalínea eléctrica: “Vamos a concretar el proyecto en el plazo, pero eso no quiere decir que no haya dificultades”

El ejecutivo, quien actúa de vocero del consorcio que presentó la mejor oferta para Kimal-Lo Aguirre, recalca el rol de las autoridades en la ejecución de la iniciativa.

Por: Karen Peña | Publicado: Lunes 13 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Una de las interrogantes que generaba más atención en el sector eléctrico fue revelada hace una semana cuando el Coordinador Eléctrico, organismo que supervisa el sistema, abrió las ofertas económicas en el marco de la licitación de la megalínea Kimal- Lo Aguirre.

La mejor propuesta por esta obra que unirá Antofagasta y Santiago fue presentada por el consorcio Yallique -integrado por ISA Inversiones, Transelec y China Southern Power Grid International HK- por US$ 116,3 millones de Valor Anual de Transmisión por Tramo (VATT). Así, dejó atrás a su rival, el consorcio Meval, formado por Iberdrola Redes España, S.A.U y Celeo Redes Chile Limitada, cuyo VATT fue de US$ 197, 2 millones.

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En su primera entrevista tras este hito, el gerente general de Transelec, Andrés Kuhlmann, quien actúa de vocero del consorcio, analiza el proceso. "Si bien al final llegaron dos consorcios, nuestra oferta fue súper competitiva", dijo, agregando que "llegamos a un valor bastante más abajo del precio sombra que se presentó y bastante más bajo que la otra oferta que se presentó".

Confiesa que no esperaban más de tres o cuatro ofertas y que "por suerte" no llegó solo una, ya que si bien las bases se ponen en ese escenario, "es mucho más sano y legítimo tener más de una oferta para tener competencia".

En el mapa de riesgos, visualiza todos los que involucran al proyecto propiamente tal: hacerlo en el tiempo requerido y cumplir en el presupuesto que se estimó. Pero también, reconoce que el proceso de valorización de activos de transmisión que está incluso en el Panel de Expertos fue "absoluta y totalmente" un punto de análisis a la hora de apostar o no por la iniciativa.

"Si bien el proceso no ha terminado, porque falta el Panel, hubo una mejora de criterio sustancial en la última etapa de informe de la Comisión Nacional de Energía que nos dejó más tranquilos y eso influyó mucho para presentar ofertas", reconoce.

En todo caso, dice, "los riesgos son básicamente de licencia social para realizar el proyecto en buena forma".

Relata que a la hora de conformar el consorcio resultó lógico integrar a la empresa CSGI al ser uno de sus accionistas y además la firma con más tecnología propia para llevar adelante un proyecto de esta envergadura. Se sumó ISA por su experiencia en Brasil y en la línea Cardones-Polpaico donde contribuye con sus "puntos fuertes y experiencias aprendidas". Y Transelec cuyo rol es contribuir en conocimiento del territorio.

Aunque hubo algunos contactos iniciales con otros actores, caminaron siempre con las firmas que conformaron el consorcio que hoy resultará adjudicatario de esta obra.

El ejecutivo asegura que una de las cosas en que esta iniciativa es distinta a otras es que "es un proyecto que todo Chile debiera querer", destacando su contribución a la descarbonización y la transición energética.

¿Qué viene? Según detalla Kuhlmann, se hará una consulta a la Fiscalía Nacional Económica, ya que las bases lo contemplan. El consorcio -creado solo para esta obra- forma una compañía nueva que lleva adelante el proyecto. Si bien aún no tiene nombre, en esta nueva firma cada una de las empresas pondrá personal calificado. No habrá un controlador, pero sí un directorio donde se velará por los intereses de cada socio.

Asimismo, esta compañía estructurará su financiamiento a través de un Project Finance pre acordado con los bancos y "en la inyección de capital que no financian los bancos, cada socio tiene que estructurar su propio financiamiento", dice el ejecutivo.

Aclara que la inversión está en el rango entre US$ 1.800 millones y US$ 2.000 millones, mayor a la estimación del Coordinador en torno a US$ 1.480 millones.

Una de las dudas es cómo manejarán sus costos. Al respecto, dice que "ningún actor privado presenta ofertas para perder plata". Sobre el caso de Cardones-Polpaico donde mantiene en el Ciadi un arbitraje con el Estado por los atrasos y multas, comentó: "Todo contrato comercial se pone en el caso cuando hay eventos no previstos".

También los plazos estarán en el radar: "Presentamos una oferta a firme y lo vamos a hacer en ese plazo, pero eso no quiere decir que no haya dificultades", sentencia al ser consultado. Según explica, la oferta contempla estándares medioambientales y sociales que van "mucho más allá de la mínima exigencia legal, y que vamos a cumplir". Agrega que el plazo "está calculado con mitigación y algo de holgura, diseñado responsablemente, pero requiere de que hagamos las cosas bien y que en las dificultades tengamos el apoyo también de las autoridades para encontrar soluciones".

De los siete años de desarrollo del proyecto, tres años son para el Estudio de Impacto Ambiental más permisos, y cuatro de construcción.

Comunidades

De cara a la participación ciudadana, si bien reconoce que conceptualmente el estudio de franja es un mecanismo correcto en grandes líneas como éstas, sí ve algunas dificultades.

Aunque en este proyecto no se pudo aplicar porque agregaba alrededor de tres años de tramitación, advierte que es mucho más complejo un estudio de franja hecho por el gobierno a pesar de que se piense que es más legítimo. Y dice: "Si queremos usar a futuro este mecanismo, hay que empezar ahora ya".

Precisa que solo la preparación de la oferta costó unos US$ 100 millones y que hubo cinco estudios de ruta y las alternativas que tienen son una amalgama de ellas.

Además, aún está por verse la cantidad de actores totales con los que deberán dialogar en la etapa de participación. De todas formas, sincera que le tiene mucho menos miedo a la ciudadanía u otros actores que a "especuladores de ventas de terrenos".

- Este desarrollo se dará con nuevo gobierno, ¿qué rol puntual esperan del Estado?

- Esto requiere de la cooperación de todos, especialmente, de las autoridades. Todo lo que es cooperar en la agilidad en los plazos. No bajar la exigencia ni los estándares, pero una vez que estén, que el aparato estatal y los organismos realmente se pongan la camiseta, igual que el desarrollador. Estoy seguro que lo vamos a obtener, porque el proyecto es necesario para Chile.

- ¿Cómo ven el escenario político en el que convivirán?

- Cuando uno está en el negocio del largo plazo, los cambios de gobierno no pueden pararte cada vez que haya un ajuste. Eso es parte de las reglas del juego. Nuestros accionistas invierten en todo el mundo. Sí donde se les genera mucha incertidumbre es cuando los cambios son bruscos, no avisados y que no les hace sentido social o económico.

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Transelec contempla inversiones por
más de US$ 1.000 millones en próximos 5 años

Mirando el sector energético, el gerente general de Transelec, Andrés Kuhlmann, ve una gran transformación necesaria por el lado de la generación, en tanto la distribución se está transformando en un negocio más bien de infraestructura al dejar -por razones técnicas- de tener el monopolio del dueño del cliente. Mientras, la transmisión jugará un rol "fundamental" para que la transición funcione.
Reconoce no ser muy amigo de exportar la energía, ya que cree que se debe más bien importar industria intensiva en consumo de energía eléctrica para agregar valor a la exportación. "Eso de tirar cables y exportar energía a todas partes creo que es mal negocio para Chile", dice, pero así y todo recalca que se requerirá mucha infraestructura de transmisión.
Consultado por los proyectos específicos de Transelec, Kuhlmann puntualiza que tienen un plan de inversiones de alrededor de US$ 1.350 millones en los próximos cinco años.
- ¿A qué estará dirigido este plan?
- Alrededor del 65% son inversiones en nuestro core en Chile y el otro 35% son inversiones en Perú. Y la otra parte es que hace unos años Transelec amplió su norte estratégico en términos de negocio y hemos trabajado en expandir un poco nuestra participación a lo que llamamos negocios adyacentes (todo lo que es infraestructura pero de proyectos lineales). Estamos desarrollando el negocio de fibra óptica para aprovechar nuestras capacidades en ese sentido, también estamos muy interesados en participar en infraestructura lineal como son tuberías y desalinización de agua, que además tiene un futuro muy grande en la minería del norte. Y, por qué no, en todo lo que es la gran minería del cobre.
- Aparte de la desaladora de Codelco, ¿hay otros proyectos a la vista?
- Estamos mirando todo. Hay un proyecto en Centinela que estamos mirando y los proyectos que vienen a futuro que depende básicamente de los mandantes. Y el último capítulo que de todas maneras vamos a participar es en todo lo que es hidrógeno verde. Estamos definiendo dónde y cómo.
- Sobre la estrechez del sistema eléctrico, ¿son necesarias nuevas medidas? Se decía que, en cuanto al tramo Polpaico-Lo Aguirre, estaban en conversaciones con el Coordinador para ganar capacidad adicional.
- Debemos aprender que éste no es un año seco más. Esta es la condición normal que nos va a tocar vivir (...) Relajar el criterio de seguridad N-1 o aumentar la capacidad de transmisión de las líneas en períodos muy cortos para pasar el peak son una mala idea.
- ¿Cómo ve los desafíos regulatorios y energéticos?
- El tema fundamental nuevo que aparece es la presión creciente sobre la descarbonización. Nos falta como país una cosa fundamental para una buena transición: gas natural. En lo regulatorio, el proyecto que se acaba de enviar ligado al almacenamiento de energía es otro tema súper interesante. Sin haberlo estudiado en detalle, es un paso muy importante. Genera los incentivos que no existían para la inversión en este tipo de soluciones en la matriz energética y para nosotros también es un gran incentivo.

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