Industria

Vivir en una sequía permanente

La falta de lluvias se ha convertido en una constante, que impide a campesinos y agricultores prepararse para la siguiente temporada. En Petorca, Edecio Maturana teme tener que vender sus animales "a un precio ridículo o verlos morir".

Por: Carolina León | Publicado: Lunes 25 de noviembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Edecio Maturana, agricultor y ganadero.
Edecio Maturana, agricultor y ganadero.

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Edecio Maturana mira el valle y teme que su vida como criancero llegue a su fin. Creció en Petorca, en la Región de Valparaíso, una de las comunas que se ha convertido en el emblema de la severa sequía que afecta al país.

Con un déficit del 85%, según datos de la Dirección General de Aguas (DGA), la falta de lluvias se ha convertido en una constante, que dificulta o impide a todos a los habitantes de esta zona llevar una vida normal. Prepararse para la siguiente temporada dejó de ser una preocupación para cualquier campesino. Ya nadie piensa en qué sembrar o criar, si no en cómo sobrevivir. "Esta catástrofe es tan grande que toda ayuda es poca", dice el ganadero.

A sus 51 años, Maturana Tapia recuerda como si fuera ayer cuando sus animales caminaban sobre unos pastos verdes bordeados por árboles. Pero con el tiempo los árboles empezaron a morirse y hace ya más de una década que las lluvias dejaron de caer o se hicieron cada vez más imprevisibles. "La tierra daba para muchas cosas. Primero los frutales, luego la siembra, lo último que nos estaba quedando era la ganadería, pero nuestros animales están muriendo", se lamenta.

Poco a poco, su ganado se ha ido quedando sin pasto y agua suficiente. Varios están debilitados. Desde que murió su padre -Pablo- hace 20 años, Maturana cuida el campo. Él fue quien le traspasó la dedicación al rubro y el cariño a la zona. "Esto es un estilo de vida, herencia de nuestros padres. Siempre he sido ganadero, antes se podía subsistir con esto, ya no. Es triste que el esfuerzo de tantos años, de una vida, y no solo nuestro, también de nuestros padres, ahora se ve reducido a nada", cuenta.

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El 31 de julio de este año, a través del decreto 81, el Ministerio de Obras Públicas declaró a la provincia de Petorca como zona de escasez de agua por un periodo de seis meses. La norma permite al Estado proveer ayuda a la población y a los agricultores para paliar los daños derivados de la sequía. La medida también incluyó a las comunas de Cabildo, La Ligua, Zapallar y Papudo.

Escenario crítico

De acuerdo a un informe elaborado por la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN), Chile reúne al menos siete de las nueve características de vulnerabilidad ante el cambio climático identificadas por Naciones Unidas: insularidad; áreas costeras de baja altura; zonas áridas y semiáridas; zonas de bosques; susceptibilidad a desastres naturales; áreas propensas a la sequía y desertificación; zonas urbanas con problemas de contaminación atmosférica; ecosistemas montañosos; economía altamente dependiente del clima, en particular de los recursos hídricos; y los países sin litoral (aquellos sin salida al mar) y los de tránsito (naciones que son un país intermedio en el camino entre el país de origen y el de destino).

Con la crisis en el horizonte, en 2006 el Comité Nacional Asesor Sobre Cambio Global recomendó implementar un Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2008-2012 (PANCC), que fue lanzado públicamente en diciembre de 2008, por la expresidenta Michelle Bachelet al que en 2017 se le dio continuidad hasta 2022.

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De acuerdo al PANCC II (2017-2022) el impacto del cambio climático en Chile se observarán en las temperaturas, precipitaciones, biodiversidad, eventos climáticos extremos, recursos hídricos, salud, infraestructura, energía, sector silvoagropecuario, pesca y acuicultura, turismo y ciudades.

Sin embargo, para muchos habitantes del campo ya es tarde para capear los efectos de la falta de precipitaciones. Maturana segura que ante la imposibilidad de salir adelante después de que sus ganados y sus cultivos quedasen diezmados, se está haciendo difícil conseguir que la gente se quede en unas tierras cuya productividad no deja de caer.

-¿Recuerda una crisis de este tipo?

-Ha habido años medianamente malos, pero el escenario era diferente. Antes había agua en el río, la gente podía sembrar algo y amortiguar el impacto. Pero ahora nada. De verdad, no se trata de una exageración, no hay agua. Los animales se están muriendo. La decisión para los ganaderos del sector es venderlos a un precio muy bajo, ridículo, o verlos morir.

Con los animales al sur

-¿Cómo están tratando de paliar la crisis?

-Hay que vender. Una opción es llevar los animales más al sur, pero no todos pueden. Hace un tiempo formamos la 'Agrupación de apoyo a la actividad ganadera de la comuna de Petorca', que representa a 16 comunidades ganaderas y unas 250 familias campesinas del sector. Así nos intentamos ayudar, pidiendo ayuda al municipio de la zona, pero no es suficiente. El valle va a quedar casi sin ganadería. La gente vivía de eso. Es terrible, hay muchos animales muertos, las vacas abortan, los terneros nacen y mueren porque no hay leche. Es terrible. Hemos analizado ideas de como llevar los animales al sur, allá los animales se pueden engordar y vender en dos meses, porque traerlos de vuelta es ilógico.

-¿Qué tipo de ayuda necesitan?

-Esta catástrofe es tan grande que toda ayuda es poca. Indap (Instituto de Desarrollo Agropecuario) nos entregó un bono y para el que tiene 50 animales no es suficiente, yo lo agradecí totalmente, pero al que tiene 50 animales la ayuda le sirve una semana y después viene todo el problema de nuevo, es para respirar un poco no más. Es tan grave la situación que tenemos que, aunque nos pasen un millón es difícil, es complicado. Si nosotros ya hemos gastado millones de pesos en los animales. Estamos aquí con la soga al cuello y no sabemos qué hacer.

-¿La reconversión es una alternativa para ustedes?

- Sí, pero no es fácil. La mayoría de las personas que acá se dedica a esto, son adultos mayores, personas de más de 60 años, toda una vida en el campo, y las empresas no reciben gente de esa edad, como para que se puedan dedicar a otra cosa. Estamos sobrellevando el día a día, esperando qué hacer con este ganado que aún nos queda. Ojalá nos resulte poder llevar al sur, porque es la mejor salida. La otra, sería que también viniera gente a comprar. Acá no hay mucho futuro, hay que esperar el otro invierno y no es seguro que sea mejor.

La esperanza que se fue

De acuerdo a la investigación de la BCN, hasta el 2030, las regiones comprendidas entre las cuencas de los ríos Copiapó y Aysén experimentarán una reducción de precipitaciones del 5% al 15%. Después, la disminución de las lluvias, "será aún más crítica", advierte el reporte.

Respecto de los recursos hídricos, la BCN indica que los caudales medios mensuales de los ríos seguirán bajando, principalmente entre las cuencas de las regiones de Coquimbo y Los Lagos.

-Cambios al Código de Aguas ¿los ayudarían en algo?

-Claro, para organizar de mejor manera. Hay gente a la que no le han regularizado el permiso de sus pozos, mucha gente tiene derechos de agua y es complicado, porque esa gente podría tener un poco de agua, y no la pueden usar, porque la ley no lo permite, porque les falta un permiso o algo. Este río (Petorca) está sobrepoblado de derechos, por decirlo de alguna forma. La DGA cometió el error de otorgar más derechos de agua de los que son posibles. Un cambio a la ley debe solucionar eso.

-¿Cómo les ha impactado el estallido social?

- Estoy de acuerdo, es igualdad para todos lo que se busca. Pero nos pega igual, porque producto de las movilizaciones, los camiones no se quieren arriesgar a traer forraje. Hubo animales que se murieron porque simplemente no había comida. Los camiones no quieren arriesgarse. Íbamos a llevar unos animales a Melipilla, para salvarlos y tampoco pudimos porque la gente no se atreve a sacar sus camiones, a hacer fletes. Nada.

-Ustedes querían participar en la COP25, ¿qué les pareció su suspensión?

-Era una oportunidad para poder alzar la voz y que nos escucharan más. Tener más protagonismo, la decisión de no hacerlo para nosotros es perder una oportunidad para que la gente dimensionara lo que ocurre aquí, que no hay agua. Entendemos lo que está sucediendo en el país, y que la situación no era la adecuada, pero lo ideal era que el evento igual se organizara acá. Estamos abandonados, ese evento era una esperanza en medio de esta crisis.

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