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Desafíos de las autopistas: inserción urbana y vínculo con los usuarios

Expertos señalan que las concesionarias pasaron de proveedoras a empresas de servicios, por lo tanto, se les exige otro estándar. Por Alejandra Aguirre

Por: | Publicado: Martes 4 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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"Las concesionarias nos hemos dedicado más a nuestra relación con el Ministerio de Obras Públicas que al vínculo con la comunidad y es un error. La reputación que hoy tenemos como industria no es buena, es bastante mediocre por decirlo de alguna forma, y nunca vamos a estar entre las empresas admiradas porque pagar peaje es antipático, pero sí podemos estar en una situación de respeto y aceptación”. Es el duro diagnóstico de Antonino Castellucci, ex CEO de Vespucio Norte y ex director de Copsa (Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública), quien hoy está dedicado a la asesoría.

El ejecutivo está convencido de que es necesario cambiar la forma en que hoy se hacen los negocios, transformación en la que las autopistas no deben estar ajenas.

“Las empresas tienen el fin de lucrar y ganar dinero, para eso existen, pero también deben generar valor para los stakeholders, la comunidad, los colaboradores y los lugares donde impactan”, plantea.

No obstante, afirma que el modelo chileno de concesiones también tiene aspectos positivos, que lo han llevado a ser objeto de exportación hacia el resto de Latinoamérica. En esta línea, dice que las autopistas han sido un aporte al tránsito expedito dentro de la ciudad y también, un logro en términos de construcción y ejecución, “basta con recorrer las autopistas para saber cómo están, cómo se mantienen y que funcionan bien”.

Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo (UDD), tiene una mirada positiva. Comenta que en los últimos 25 años, debido al sistema de concesiones se ha podido mejorar de forma significativa el estándar, la calidad y la cobertura de las autopistas urbanas e interurbanas del país, lo que ha traído beneficios en movilidad, seguridad vial y económica.

“El hecho de que se hayan invertido cerca de US$ 20 mil millones privados en infraestructura pública hace que el Estado pueda derivar esos recursos hacia otras políticas o programas que no son económicamente rentables, pero importantes para la sociedad, como en educacióny la salud”, valora.

Según el experto, las autopistas y en especial las urbanas, al ser mega estructuras han generado un impacto en el paisaje, con segregación espacial de barrios y efectos acústicos y visuales, situación que está cambiando. Las nuevas generaciones, dice, han aprendido de los errores y han comenzado a tener más cuidado con la inserción, de manera que las grandes inversiones favorezcan el flujo de vehículos y levanten mejores espacios urbanos.

“Claramente uno de los desafíos importantes que tienen las futuras autopistas es mejorar su inserción urbana. Entender que si bien tienen que proveer de movilidad, también deben ser un aporte y generar valor compartido para las comunidades, donde pueden mejorar el diseño de las áreas verdes, del entorno, del espacio público, etc.”, explica.

El otro gran reto, agrega el arquitecto, tiene que ver con cambiar la forma de relacionarse con los usuarios, porque hoy día son percibidas como empresas de servicio y no como proveedores de infraestructura. Para esto, “deben buscar nuevos canales de comunicación, educar y explicar a las personas que andar en auto no es un derecho, sino un privilegio y el que usa, paga y el que usa en horas de alta demanda, paga más”.

En tanto, Patricio Herman, presidente de Fundación Defendamos la Ciudad, afirma que el mayor problema de las autopistas, “los tacos”, se producen por la falta de TAG en caminos interregionales o intercomunales. Por ello, hace unos años propuso a las autoridades de gobierno que todos los automóviles que ingresaran al país lo hicieran con el dispositivo incorporado, pero no tuvo éxito. Pese a esto, cree que en general funcionan bien y que sin ellas, Santiago no podría operar.

Para Herman, el desafío es que las plazas de peaje tengan la última tecnología para que los flujos sean expeditos.

“Las detenciones y las demoras se producen fundamentalmente por las filas que se generan cuando la gente saca la plata de su bolsillo para pagar el peaje y recibir el vuelto. Todas las autopistas debieran funcionar con TAG”, señala. 

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