Minería

Auge del cobalto inyecta nueva vida a Freirina en medio de carrera global por baterías eléctricas

La región conocida como La Cobaltera, explotada por productores alemanes hasta la Segunda Guerra Mundial, está viendo la llegada de nuevos inversionistas, que se están apresurando a comprar derechos de exploración.

Por: Bloomberg | Publicado: Viernes 17 de agosto de 2018 a las 10:53 hrs.
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El gigantesco montículo rocoso conocido por los locales como La Cobaltera ofrece un vistazo del pasado minero del norte de Chile y una pista sobre su futuro.

Restos de una antigua fragua están apilados en la entrada del túnel de la mina que no ha estado comercialmente activa desde la Segunda Guerra Mundial. Adentro, postes de eucaliptos, todavía sostienen las estrechas galerías, instalados por ingenieros alemanes como una especie de alarma: cuando crujen es una advertencia de peligro de derrumbe.

Ahora, una carrera mundial por encontrar cobalto, un commodity clave en la revolución de los vehículos eléctricos, está despertando a la aletargada comunidad al borde del desierto norte de Chile.

Los camiones tambalean por los ondulantes caminos desde Freirina, transportando equipamiento de minería moderna a La Cobaltera. En una reciente mañana, los trabajadores operaron un taladro que remecía la tierra a medida que perforaba hasta 90 metros de profundidad en busca de muestras de minerales. Cuando el núcleo del taladro fue retirado, los trabajadores celebraron la aparición de una columna de roca compacta salpicada con puntos verdes de cobre y negros de cobalto.

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Chile, reconocido por sus enormes depósitos de cobre, está sumándose a la búsqueda de cobalto, a medida que la creciente demanda por un metal que se produce mayoritariamente en la políticamente riesgosa República Democrática del Congo.

El cobalto ha sido tradicionalmente un commodity de nicho usado en motores de aviones y turbinas de gas, pero ahora está entrando en el circuito principal debido a sus propiedades que impiden que las baterías recargables se recalienten.

“Hace un año, ni siquiera había oído hablar del cobalto en Chile”, dice Ignacio Moreno, gerente general de Chilean Cobalt, compañía que confía poder convertir el sitio en una mina explotable. “Ya van cinco meses de perforaciones en lugares donde antes solía haber minas de cobalto y los hallazgos parecen muy prometedores”.

El renovado interés en La Cobaltera comenzó a surgir el año pasado, luego de que las autoridades chilenas descubrieran registros largamente olvidados en los archivos de la agencia nacional de geología y que mostraban que entre 1844 y 1941 se extrajeron más de 7 millones de toneladas de concentrado de cobalto en el país.

El mineral era extraído principalmente por inmigrantes alemanes, que los enviaban a Europa presumiblemente para manufacturas de equipo militar.

Las noticias sobre la presencia de cobalto en las inmediaciones de Freirina generaron una ola de compañías extranjeras e intermediarios chilenos buscando comprar derechos mineros a habitantes locales, comentó Mario Robles, miembro de una asociación local de minería.

Al comienzo, sin conocer el valor del cobalto en una región famosa por la minería del cobre y el oro, algunos vecinos vendieron derechos sobre terrenos que consideraban tierras inútiles por menos de la mitad de lo que valían.

Aunque los precios del cobalto han retrocedido en 2018 a medida que automotrices como Tesla tratan de reducir la cantidad de metal que utilizan, todavía están en más del doble de los niveles que registraban hace apenas dos años.

Y la demanda se mantendría firme por los próximos cinco a diez años, proyecta George Heppel, analista senior de cobalto del Grupo CRU.

Fundada en Santiago en enero de este año, Chilean Cobalt es la primera compañía en explorar el mineral en el país en más de 70 años. Filial de Genlith, una firma de administración de inversiones basada en Filadelfia que se enfoca en energías limpias y materiales estratégicos, la compañía firmó un acuerdo con la familia Callejas Molina, los mayores propietarios de terrenos del sector. Los exploradores tienen un mandato para producir cobalto lo más pronto posible.

“Nos estamos enfocando en el área histórica, donde sabemos que se extraía cobalto en el pasado, y vamos a aumentar nuestros recursos a partir de ahí”, dijo Moreno. “Hasta ahora la hipótesis de los geólogos está siendo confirmada: hemos encontrado vetas de mineral que son largas y corren profundo”.

Las muestras arrojan leyes de entre 4% y 12%, dijo. En comparación, en República Democrática del Congo tienden a ubicarse entre 2% y 3%, y algunas veces más de 10% en la minería artesanal, según Heppel del CRU.

Pequeños mineros explorando en otros sectores esperan trabajar con leyes de cerca de 0,5%.

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Los primeros resultados sugieren que La Cobaltera podría convertirse en una operación de pequeña a mediana, procesando pequeñas cantidades de concentrado de alta calidad, dijo Moreno. Implementarla requeriría una inversión de entre US$ 80 millones y US$ 100 millones.

Guido Narria, nació en Freirina y creció en un campamento minero cercano. Su padre fue asistente de camionero y él recuerda historias de los ingenieros alemanes que gestionaron la operación. Cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin, los alemanes desaparecieron, dejando atrás la polvorienta planta de flotación del mineral donde Narria y sus amigos solían jugar cuando eran pequeños, al igual que casas repletas de extraños productos alemanes importados que los locales llevaron a sus propias viviendas.

Ahora Narria recuerda historias de sus abuelos sobre lo difícil que era la minería en esa época, cuando la gente trabajaba “casi con sus propias manos” y se siente optimista sobre el futuro.

“Saber que están buscando cobalto otra vez es una gran noticia”, dice. “Me encantaría ver a mis nietos trabajando en una operación moderna”.

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