Crece participación de mujeres en la minería, pero casi la mitad se desempeña fuera de su cadena de valor

Han pasado 24 años desde que se revirtió la prohibición de ingreso de mujeres a las faenas mineras y, aunque la industria ha sido cada vez más consciente de su deuda de género, aún queda un largo trecho por recorrer.

Según el estudio “Mujer y Minería: Evolución en la última década y desafíos futuros” del Consejo de Competencias Mineras (CCM), una iniciativa del Consejo Minero que cuenta con la asesoría experta de la Gerencia de Desarrollo Humano de Fundación Chile, la participación total de las mujeres en la fuerza laboral del sector subió desde 7,6% en 2012 a un 8,9% en 2019 (si se incluye a los proveedores).

Y más auspicioso es el panorama en cuanto a la presencia femenina en materia de nuevas incorporaciones, ya que el indicador global de contratación de mujeres en las empresas mineras subió de 9,1% a 17,3% entre los mismos años.

Sin embargo, aunque la participación de las mujeres en el sector ha mejorado, esto se debe en gran parte a que ellas se desempeñan en labores de apoyo o funciones administrativas, es decir fuera del “core” de la minería. En concreto, a la hora de perfilar a la mujer minera en Chile, el 52% se distribuye en los distintos grupos de la cadena de valor principal del negocio representado por las áreas de extracción, procesamiento de minerales, mantenimiento para los equipos de la mina y planta minera.

Asimismo, el 48% se desempeña en otras ocupaciones fuera de la cadena de valor principal, en otras palabras, trabajos indirectos como servicios de minería. Así, casi la mitad no está en el “core” de esta industria sino en labores asociadas al staff (cargos corporativos y administrativos).

En paralelo, desde el CCM valoran la mayor participación de las mujeres a nivel de puestos estratégicos como un aspecto destacado del último reporte. La gerente de CCM, Verónica Fincheira, señala que el aumento de la participación de la mujer en cargos de toma de decisión en la minería es más alto que el promedio global de la industria, pasando de 9,4% en 2017 a un 11,9% de los puestos directivos en 2019.

“Es una clara señal de poner el tema de la incorporación de la mujer y tocar problemáticas de inclusión como parte de la discusión estratégica de las compañías y desde ahí movilizar acciones reales”, indica Fincheira. A su juicio, la tarea ahora “está centrada en incentivar la participación en la cadena de valor principal del negocio y en invitar a las mujeres a ser parte de una industria que genera valor”.

También destaca el papel que juega la retención para elevar la participación femenina, ya que los datos reflejan que tres de cada cuatro mujeres se mantuvieron en la industria entre 2017 y 2019, situación similar a la de los hombres. “Es una buena noticia, pero también muestra un espacio de oportunidad para mejorar su retención, ya que el abandono temprano es más recurrente en las mujeres”, se advierte en el documento.

Las cifras de Chile

Incrementar el ingreso y retención de las mujeres en la industria es un desafío transversal para todos los países mineros. Verónica Cid, quien estuvo a cargo del estudio, recalca que la participación de 8,9% de mujeres es relativamente baja si se toma como referencia la participación femenina en el mercado laboral chileno.

“Es una tendencia que se repite en otros países mineros, pero hay que tener en cuenta que aunque en Chile la participación femenina en la minería es inferior a la de países como Canadá y Australia, esto se debe en parte al contexto de los mercados laborales respectivos”, dice. Por ejemplo, Canadá tiene una presencia de mujeres en minería de 18% dentro de una participación general de 75%. “La baja participación femenina obedece a características globales de una industria. Este es un desafío transversal que podría tener que ver más con la industria que con la realidad de cada país”, sostiene.

Para la subsecretaria de la Mujer y Equidad de Género, Carolina Cuevas, el estudio muestra que el avance de la mujer en la minería solo es posible gracias al trabajo deliberado y sistemático. “Los datos de esta investigación son un gran insumo para el trabajo en la Mesa Mujer y Minería”, subrayó.