Salud

🔊Mariane Krause y los retos de la pandemia: “Tenemos que pensar en un período para generar nuevas formas de relacionarnos laboralmente”

“Volver a la normalidad no se va a cumplir tal cual; por lo tanto, tenemos que revisar ciertas estructuras y modalidades de trabajo”, indica la decana de Ciencias Sociales UC e investigadora del Midap en el primer ciclo de podcast de Salud Mental de DF.

Por: Jorge Isla | Publicado: Jueves 9 de septiembre de 2021 a las 17:52 hrs.
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🔊 Escucha el podcast completo, aquí.

Con el lanzamiento de su primer ciclo de podcast dedicados a la Salud Mental, Diario Financiero generó una instancia de análisis y propuestas enfocada a destacar la innovación y las mejores prácticas en el ámbito laboral para así aportar a las soluciones de una de las principales secuelas que dejará la pandemia en el país, espacio que es presentado por la Asociación Chilena de Seguridad (AChS).

Para dar inicio a este ciclo, DF conversó con Mariane Krause, doctora en Psicología de la Universidad Libre de Berlín, ex directora y actual investigadora del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap) y decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, quien junto con dar su mirada al estado de la salud mental de los chilenos formula distintos cursos de acción para enfrentar los desafíos actuales y futuros en este campo.

"En términos de la evolución, podemos ver dos tendencias al mismo tiempo en los problemas de salud mental y que reaccionan también a ciertas medidas de mitigación de la pandemia: un aumento a lo largo de todo este periodo, por ejemplo de los síntomas depresivos, pero también vemos alzas y bajas dentro de este incremento que dependen de las condiciones de confinamiento, que vemos que nos protege del virus, pero que también es una suerte de atentado a la salud mental de los chilenos", indica.

-Esta semana se dio a conocer la cuarta versión del Termómetro de la Salud Mental -que elaboran la AChS y la UC- que si bien arrojó un escenario general más positivo también constató un agravamiento de problemas como el insomnio y los cuadros de ansiedad. ¿Qué conclusiones permite obtener?

-Los estudios en Chile y a nivel mundial demuestran que hay tres problemas de salud mental que van a aumentar: los trastornos de ansiedad, la depresión y el estrés postraumático. En Chile vimos como aumentó la depresión y últimamente está siendo muy evaluada también la ansiedad, y vemos que en esto estamos en una ola. Sobre el estrés postraumático, hay que tomar las predicciones con cuidado: cada vez que vivimos una experiencia traumática, colectiva o individual, ese momento nos obliga a reaccionar en forma rápida y eficiente, pero después aparecen los síntomas o los miedos que nos quedaron y cuesta un poco volver a encontrar el equilibrio; pero lo podemos mitigar en nuestros distintos contextos familiares, organizacionales, laborales, escolares, etc.

-Expertos advierten la necesidad de establecer un periodo de transición entre lo que fue el confinamiento duro y la apertura que estamos viviendo ¿cómo deben abordarlo las organizaciones?

-Hay que tener presente cuáles son los mayores impactos psicológicos que ha tenido la pandemia, no estoy hablando de síntomas, sino como algo un poco más profundo en relación a como nos ha afectado en nuestra confianza hacia el mundo, porque ha generado una tremenda incertidumbre y ha afectado nuestros vínculos con los otros. Por eso es importante invertir tiempo en los vínculos interpersonales favoreciendo las actividades interactivas, en equipo y grupales. Todas las organizaciones debieran invertir en estos dos elementos y así generar certezas con reglas del juego claras.

-¿Cuál es forma en la cual los tomadores de decisión de las organizaciones deben abordar esta etapa?
-Creo que esto de que vamos a volver a la normalidad no se va a cumplir tal cual. Hay muchas prácticas, sobre todo laborales, que se han instalado -algunas de ellas muy positivas- y que se van a mantener. Por lo tanto, tenemos que revisar ciertas estructuras y modalidades de trabajo, ya que se van a mantener algunas antiguas y se van a agregar otras nuevas. Entonces, más que pensar en un período de transición hacia la vuelta a la normalidad, tenemos que pensar en un período en el que vamos a generar nuevas formas de relacionarnos laboralmente y ejercer nuestro trabajo. Y lo que nos enseñan la teoría y la práctica es que si estas nuevas formas se desarrollan en manera participativa se logra que las personas se identifiquen y su puesta en marcha va a ser bastante más fácil que si esto llega dictaminado desde la parte superior de la estructura.

-¿De qué manera hay que enfocar la combinación de modalidades de trabajo diferentes?.

-Tiene muchas aristas. El teletrabajo puede parecer una alternativa muy eficiente, dependiendo de los cargos y funciones, pero hay que tener en cuenta que ese ser humano ejerciendo en teletrabajo va a necesitar vincularse con sus compañeros e identificarse con la institución y eso es más difícil cuando todo está mediado por la pantalla. Entonces, tenemos que definir cuáles tareas y funciones podemos ejercer a distancia, y creo, por ejemplo, que ciertas reuniones se van a tener que hacer remotamente para que todos estén en condiciones igualitarias. Esto implica una cierta ingeniería laboral organizacional, de ir analizando cargos y analizando tareas, y entenderlo finalmente como un proceso de mejoramiento de nuestra labor.

-¿Qué factores deben tomar en cuenta las organizaciones y empresas para aportar a la estabilidad de la salud mental de sus colaboradores?

- Uno de los resultados más importantes del Termómetro de la Salud Mental -y que muestran otros estudios chilenos también- es que los problemas de salud mental están estrechamente relacionados con ciertas condiciones básicamente socioeconómicas, por ejemplo, con la situación de ingreso, la pérdida de empleo o la situación de deuda. Podemos decir, sin ningún temor a equivocarnos, que a mayor pobreza, peores índices de salud mental y depresión, por ejemplo. Y también muestra que las condiciones de la vivienda también influyen. Entonces las empresas están puestas en alerta sobre estas condiciones -que quizás no son visibles en los lugares de trabajo- pero que están en todos los trabajadores y es muy importante tener presente a la hora de facilitar algunas condiciones laborales y generar medidas que ayuden colectivamente a mitigar ese impacto.

- ¿Cómo deben hacerse cargo las políticas públicas de este desafío?
-Como país necesitamos hacernos cargo de esta situación. Podemos lamentar que tenemos terribles índices de salud mental en Chile, pero si no vemos que están directamente relacionados con la situación de vida de las personas, tampoco vamos a generar las medidas adecuadas.

-Recientemente la autoridad igualó la cobertura a las atenciones en salud mental al resto de las prestaciones ¿cómo se podrá cumplir dada la falta de capacidad del sistema para atender la demanda?

-Es importante que nuestra atención en salud mental sea más eficiente, con mejor cobertura y menos barreras de acceso; quizás podemos desarrollar algunos dispositivos para que la ayuda, por ejemplo psicológica, se desprofesionalice en parte instalando algunos recursos en comunidades y vecindarios. Tenemos que invertir en eficiencia del tratamiento, pero al mismo tiempo tenemos que invertir en prevención y esto también va en la dirección de mirar bien las condiciones en que se producen los problemas de salud mental. Tenemos que hacer ambas cosas al mismo tiempo.

-El confinamiento implicó un fuerte aumento de la telemedicina ¿se ha validado como alternativa para la salud mental?

-Un legado que nos va a dejar la pandemia es la automatización de muchos procesos, y se ha visto tanto en las atenciones, tanto médicas como en salud mental, como también en algo más sofisticado como es el hecho que ciertas plataformas de internet que entregan respuestas semi-automatizadas, lo que antes tenía bastantes prejuicios asociados que se han mitigado en forma importante con la pandemia. Todos hemos aprendido que, incluso, en una relación tan íntima como es una psicoterapia, podemos obtener buenos resultados aún si es mediada por este tipo de plataformas. Entonces llegó para quedarse e implica facilitar el acceso a la atención y disminuye las barreras de acceso geográficas e incluso económicas. Pero eso también implica que el acceso a Internet tiene que ser muy universal, y es importante que Chile invierta en esto.

-¿Qué pasos faltan para establecer un sistema consolidado de atención digital?

-Un punto que también ha aumentado, pero que necesita más desarrollo todavía, es la línea del e-mental health -y hemos llamado telepsicología para traducirlo de alguna forma-, que implica, por ejemplo, que yo me conecto una plataforma muy interactiva a la que puedo preguntar por un problema determinado y recibo respuesta y también monitoreo. Y cuando esta plataforma es inteligentemente construida me va a dar sugerencias muy adecuadas para el problema específico dependiendo de mi respuesta. Eso requiere un montón de trabajo previo, pero cuando estas plataformas están bien hechas, son capaces de detectar también situaciones de crisis y derivar a la atención con un profesional, ya sea presencial o también mediada tecnológicamente. Eso es lo que tenemos que seguir desarrollando en Chile.

-¿De qué manera debiera incorporarse este avance tecnológico para potenciar la capacidad en la salud pública en este ámbito?

-El conocimiento técnico existe en Chile, y se debe invertir más recursos para que estas plataformas sean más interactivas, que no sean solamente un sitio web o una plataforma pasiva que dependa en exceso de la actitud del consultante o de su actividad, sino que debe ir hacia la personas es muy distinto y lo hemos visto en algunas sistemas mediados tecnológicamente en el contexto Covid a propósito de la trazabilidad. Ahí está el gran desafío tecnológico que tiene un impacto impresionante en la "adherencia" del usuario de estas plataformas y que la persona se sienta acompañada.

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