Francesa Idemia propone sumar revolucionaria tecnología a carnet y pasaporte

Según el último ránking de pasaportes a nivel mundial, Chile ocupó el lugar 15 por su alto nivel de tecnología y seguridad. Desde 2013 el país cambió el antiguo documento por uno más moderno, lo que permitió acceder a programas como el de la Visa Waiver para Estados Unidos e ingresar a 149 otras naciones sin visa.

La responsable detrás de esta tecnología es la francesa Idemia, que mantiene un contrato con el Registro Civil hasta 2023 y hasta la fecha se han emitido más de 16 millones de cédulas de identidad y 1,8 millones de pasaportes.

De visita en el país, su presidente y CEO, Didier Lamouche, precisó que Chile puede dar el siguiente paso en tecnología de documentación de identidad. Lamouche explica que se puede incorporar la biometría y la lectura de huella en los mismos documentos, que permiten ampliar el abanico de funcionalidades de los documentos y aumentar su seguridad. Esto ya lo han aplicado siete países en el mundo.

“La tecnología está disponible, todos los ladrillos ya están puestos pero la piezas que faltan es la identificación a nivel individual, esto se puede implementar fácilmente, no creo que haya problemas tecnológicos, el sistema es compatible y no es más costoso, las inversiones ya se hicieron. Si no se hace lo que falta, no se va a poder aprovechar su máxima potencia”, explica el ejecutivo.

Para ello agrega, que lo que se es necesita implementar una base de datos a nivel nacional, un registro que incluya nombres y que permita tener la biometría de todos los ciudadanos y aplicarlos a todos los documentos oficiales como cédula de identidad, licencia de conducir y pasaporte.

“Esta base de datos también puede ser utilizada para algunas aplicaciones comerciales que requieran certificar la identidad de alguna persona, por ejemplo, cuentas bancarias u otras aplicaciones críticas para obtener beneficios sociales”, precisa Lamouche.

La actual cédula de identidad chilena posee un chip con una capacidad de 20 kiloByte libres para almacenar datos.

Al respecto explica que la tecnología, por ejemplo en una tarjeta bancaria, permite incluir un lector de huella de identidad y, si la persona que paga no es la titular de la tarjeta, no se permite concretar la transacción.

“Es algo que tenemos que impulsar en Chile, porque toda la tecnología, todos los ladrillos ya están en su lugar, pero podemos ir un paso más allá y Chile probablemente sea uno de los países donde este paso adicional sea más fácil de implementar”, dice.

Estas nuevas capacidades permitirían controlar más los fraudes en los bancos o para las empresas de telecomunicaciones, dice.