Telecom/Tecnología

Las “startup” de Internet que están desafiando el poder en China

Alibaba maneja el 80% del e-commerce, una posición monopolística con la que el Partido Comunista, con sus 87 millones de miembros, sólo puede soñar.

Por: Financial Times | Publicado: Jueves 2 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Hay una fuerza global en China con tentáculos que afectan profundamente la vida de casi todos. Esa fuerza no es el Partido Comunista, cuya influencia en los asuntos cotidianos de la gente – aunque muy real – ha disminuido y puede parecer casi invisible para aquellos que no intentan ir contra la corriente.

La fuerza más perturbadora a tener en cuenta en estos días se resume en los tres grandes grupos de Internet: Baidu, Alibaba y Tencent, conocidos colectivamente como BAT, que han trastocado gran parte de China en tan sólo unos pocos años.

Ant Financial es un buen ejemplo. La semana pasada se completó la recaudación de fondos que valora la compañía en una cifra de US$45 mil a $50 mil millones. Dirige a Alipay, un sistema de pagos en línea que dice manejar casi US$800 mil millones en transacciones electrónicas al año, tres veces más que PayPal, su equivalente estadounidense.

Ese sistema, parte esencial de la arquitectura financiera y minorista de China, y conocido por casi todos los residentes urbanos chinos, no es una creación del Partido Comunista. Fue la creación de Jack Ma, el ex profesor de inglés que fundó Alibaba. El Sr. Ma estableció el sistema hace una década como la base de Taobao, su negocio de consumidor a consumidor. El nombre significa literalmente “excavando en busca de tesoro”, algo que el Sr. Ma, una de las personas más ricas de China, claramente ha encontrado.

Alibaba maneja el 80% del comercio electrónico de China, según iResearch, una consultoría con sede en Beijing. Ésa es una posición monopolista que con la que incluso el Partido Comunista, con sus 87 millones de miembros de una población de 1,300 millones, sólo podría soñar.

Es cierto que el Partido Comunista todavía regula donde viven las personas (en la ciudad o el campo), lo que publican (aunque no tanto lo que expresan) y el número de hijos que tienen (aunque la política del hijo único se desvanece rápidamente).

En cambio, las compañías de Internet de China tienen cada vez mayor influencia en cómo la gente compra, invierte, viaja, se entretiene e interactúa socialmente.

Las compañías BAT, que dominan las búsquedas, el comercio electrónico, y los medios sociales y de juegos, junto con otras nuevas empresas, como Xiaomi – una firma creada hace 5 años que ha sido pionera en los teléfonos inteligentes de US$ 50– están cambiando dramáticamente la forma de vivir de la gente.

Cuando se piensa en la Internet china, se tiende a pensar en la influencia estatal a través de la censura. Sin embargo, Internet es también una fuerza liberadora que está desatando la energía empresarial, haciendo valer las fuerzas del mercado en diversos ámbitos de la economía y ampliando el papel del sector privado a expensas de las arraigadas empresas estatales.

En la economía china, nominalmente controlada, el sector privado hace tiempo superó al estado como motor del crecimiento. Según Edward Tse, un consultor de gestión y autor de ‘China’s Disruptors’, esto ha provocado el “surgimiento de un nuevo grupo de líderes de negocios empresariales ... quienes en su gran mayoría operan con poca influencia o apoyo directo del gobierno, y transforman sus industrias”.

Las empresas de gestión privada, según Tse, representan tres cuartas partes de la producción nacional. En 2013, China tenía cerca de 12 millones de empresas del sector privado y 42 millones de empresas familiares contra 2,3 millones de empresas estatales.

A la vanguardia marchan las compañías de la tecnología en general y de Internet en particular. Como sucede en muchos otros lugares, en China los mundos del Internet y de la vida real están chocando.

Las aplicaciones de taxis como Didi Dache, respaldada por Alibaba y Tencent, han hecho valer las fuerzas del mercado en donde los precios previamente los establecía el Estado. Amenazan los lucrativos monopolios de taxis locales, provocando represión y protestas de los conductores en varias ciudades.

En las finanzas, donde el Estado regula las tasas de depósito, las compañías BAT y otras están ofreciendo ahorros y productos de inversión con mucho mejores tarifas.

Sin embargo, en aspectos importantes, incluso el más feroz de los pioneros de Internet de China no opera en un mercado libre. Para empezar, realizan sus negocios detrás del Gran Cortafuego de China, una barrera de motivación política que los ha protegido de compañías como Google, Twitter y Facebook.

En la práctica, las compañías BAT están tan cercanas al gobierno que a menudo se comportan como empresas prácticamente estatales, incluso hasta el punto en que ayudan a formular regulaciones.

Las autoridades no siempre están seguras de cómo regular estas nuevas y poderosas compañías. Cuando la Administración Estatal de Industria y Comercio criticó a Alibaba por la prevalencia de productos falsificados que se venden en sus sitios web, la compañía de Jack Ma ejerció su poder y forzó al organismo regulador estatal a retirarse.

Sin embargo, si las autoridades realmente quisieran combatir la distorsión comercial, tienen las herramientas para hacerlo. Por ejemplo, en 2014 el banco central suspendió las tarjetas de crédito “virtuales” emitidas por Alibaba y Tencent, bloqueándoles el camino al crédito en línea.

Hay que asumir que, si las cosas se ponen feas, las autoridades podrían paralizar incluso la mayor compañía privada. Sin embargo, tan arraigadas están las compañías como Alibaba y Baidu en la vida de las personas que hasta el poderoso Partido Comunista podría tener motivos para pensarlo dos veces.

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