Hoy será un día clave para el futuro del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. El Supremo Tribunal Federal (STF) decidirá si acepta un habeas corpus introducido por la defensa del exmandatario para evitar que éste empiece a cumplir una condena de doce años y un mes, por corrupción pasiva y lavado de dinero, hasta que no se hayan agotado las instancias judiciales.

Si el máximo tribunal del país deniega el recurso, nada se interpondría -en un principio- a un arresto del líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Sin embargo, la posibilidad de que sea encarcelado de inmediato aún es incierta, considerando que el fallo de culpabilidad no es definitivo y que en la jurisprudencia prevalece la presunción de inocencia.

De lo contrario, el camino de los tribunales podría extenderse y Lula quedaría libre.

Por ahora, el exmandatario transita por una delgada línea que amenaza con poner fin a su larga carrera política, precisamente en un año en el que la primera economía de América Latina vivirá elecciones presidenciales a las que él quiere postularse y para las cuales ya aparece punteando en las encuestas.

Pieza clave

Expertos brasileños prevén una votación muy ajustada entre los once jueces del Supremo y consideran fundamental el voto de la magistrada Rosa Webber, quien en los últimos dos años ha negado la libertad a por lo menos 57 de los 58 condenados que recurrieron a la corte para librarse de la condena.

Sin embargo, su voto sobre el caso de Lula aún es una incógnita. Weber se ha mostrado contraria a la jurisprudencia –favorable a la posibilidad de pagar las condenas en prisión sin haber agotado los recursos- pero en los análisis de recursos anteriores, ha votado de acuerdo a la inclinación definida por la mayoría de sus colegas.

Si Lula sale airoso de esta sesión, tendrá que volver a enfrentar a la magistrada en agosto, cuando asuma como presidenta del Tribunal Superior Electoral (TSE) y pase a dirigir la Corte Electoral. En ese momento crucial serán analizados los registros de las candidaturas presidenciales.

Líder en encuestas

Lula fue sentenciado por recibir un departamento de lujo de la constructora OAS, involucrada en la trama de desvíos de la estatal Petrobras. Además, enfrenta otros seis procedimientos por delitos que incluyen tráfico de influencia y obstrucción de la justicia.

En todos se declara inocente y afirma que es víctima de una “persecución política y judicial” para evitar que vuelva al poder.

Y es que, aún con las acusaciones en contra, sigue siendo favorito en las encuestas.

Un sondeo de marzo, de la firma MDA, reveló que el exsindicalista cuenta con un 18,6% de los votos. De segundo estaría, con un 12,3%, el diputado ultraconservador y militar de la reserva, Jair Bolsonaro, un defensor del régimen militar que gobernó Brasil entre 1963 y 1985.

El actual jefe de Estado, Michel Temer, aparece al final de la carrera con apenas un 0,4% y aún no está claro si se presentará a esta contienda.

Plan de contingencia

Militantes del PT trazaron un plan de contingencia para una eventual orden de prisión del expresidente, con la intención de que Lula esté rodeado de amigos y seguidores al momento de su detención. Ayer realizaron una vigilia frente a su residencia y para hoy tienen prevista una concentración en su apoyo.

La polarización ha alcanzado su punto máximo, por lo que la presidenta de la Corte Suprema, Cármen Lúcia, hizo un inusual pedido por la serenidad “para que las diferencias ideológicas no sean fuente de desorden social”.

Por su parte, el ministro del STF, Gilmar Mendes, consideró que la condena de un expresidente “es negativa para la imagen de Brasil”, pero reconoció que “a largo plazo es un fortalecimiento del modelo institucional brasileño”. A su juicio, la decisión de la corte “es vital para pacificar el país”.

Meirelles allana el camino para candidatura a presidencia de Brasil

Ministro de Hacienda renunciará el viernes a su cargo y el PMDB anunciará sus fichas en agosto.

El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, oficializó ayer su inscripción en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), con el objetivo de intentar viabilizar una candidatura a la presidencia; sin embargo, tendrá un importante adversario interno: el mandatario Michel Temer, quien ya declaró públicamente su deseo de buscar la reelección en octubre de este año.
"Pongo mi nombre a disposición para discutir los próximos pasos", dijo ayer Meirelles. "Lo importante es mi compromiso para servir al país, para continuar trabajando para que el país crezca, mantenga la inflación baja y cree empleo y renta", apuntó.

Meirelles, quien anunciaría oficialmente su salida del ministerio el viernes –a dos días del plazo para separarse del cargo-, no tiene aún la certeza de que será el candidato presidencial.

El PMDB anunciará su representante en agosto y, por ahora, plantea que el economista será el "plan B", en caso de que Temer desista de presentarse; de lo contrario, lo propone como compañero de fórmula del actual jefe de Estado.