Economía

Caso chileno demuestra que daños de terremotos son responsabilidad de los políticos

Por: Martin Sandbu , FT Español | Publicado: Miércoles 31 de agosto de 2016 a las 04:00 hrs.
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El terremoto de la semana pasada en Amatrice fue desgarrador por las vidas y hogares perdidos. Pero también fue una ocasión para pensar sobre las consecuencias económicas de los terremotos, y un recordatorio de que las fuerzas de la naturaleza no pueden enfrentarse con fatalismo sino con las mejores políticas que los seres humanos puedan reunir.

El blog de datos de FT ha reunido algunas estadísticas sobre terremotos en Italia y en otros lugares del mundo. Italia, y los países inmediatamente al este de todo de la costa mediterránea son, con mucho, los más propensos a terremotos en Europa, aunque el continente está menos expuesto a este peligro que otras regiones, en particular a lo largo de la costa del Pacífico. Pero dentro de Europa, la historia de Italia tiene, por mucho, el número más alto de muertes.

El daño que causan los movimientos, sin embargo, dependen de dos cosas: su fuerza, que es la fuerza de la naturaleza; y la vulnerabilidad de la sociedad, que es producto de las decisiones humanas y, en particular, políticas. No hay mejor ilustración para esto que el contraste entre los terremotos de Haití y de Chile que ocurrieron con semanas de diferencia en 2010.

Mientras que el de Chile fue mucho más poderoso, con una magnitud de 8,8 frente a la de 7,0, el número de fallecidos fue medido por cientos, mientras que en Haití cientos de miles perdieron sus vidas. La principal razón fue la capacidad muy superior de Chile para hacer cumplir el código de construcción de infraestructuras anti sísmicas y para movilizar una respuesta ante la interrupción. Por muy poderosas que sean las fuerzas de la naturaleza, el bienestar de las personas depende más en la capacidad del Estado de protegerlas.

Hay señales de que a Italia no le ha ido también como podría. Es difícil, por supuesto, que las construcciones sean seguras cuando la mayoría de las edificaciones se remontan a tiempos medievales; pero donde el reequipamiento fue alcanzado, pareciera que el daño fuera menor.

Políticas frente a terremotos

Una parte adicional de la política de preparación para terremotos (o la política para otros desastres naturales) involucra tener el mejor conocimiento posible de la naturaleza y del alcance del daño si ocurriera un sismo. Mientras es imposible determinar con precisión dónde y cuándo va a golpear un terremoto (aunque puede existir una aproximación tal y como muestra el estudio sísmico de 2009 de Chile), eso no es excusa para no estudiar las potenciales consecuencias sobre una base hipotética.

Estas consecuencias implican más inmediatamente el impacto de oferta negativa del daño del terremoto en sí mismo. Así como se mostraron los efectos en la industria global de automóviles tras el terremoto de 2011 en Japón, las cadenas de suministro global pueden difundir la conmoción de oferta local de modo que interrumpen la actividad económica mucho más allá. Un estudio muestra cómo el terremoto, y las inundaciones en Tailandia más tarde ese mismo año, dio lugar en el corto plazo a la desaceleración de la producción de autos en China y en Estados Unidos.

Otro conjunto de consecuencias envuelven el comportamiento económico de aquellos directamente afectados por el terremoto. Mientras que la pérdida de una vivienda constituye una pérdida económica en sí misma, también habrá mayores efectos en demandas agregadas debido a que los afectados tendrán menos dinero que gastar. Al contrario, ayuda del gobierno bien dirigida puede ayudar a contener este mayor daño económico además de compensar a las víctimas.

Economistas que estudian los efectos de terremotos italianos han establecido que las dádivas del gobierno a las áreas afectadas estabilizan la actividad económica, lo que sugiere que un aspecto importante de la demanda de los daños del terremoto y la existencia de multiplicadores considerables en el gasto del gobierno local. También destaca que la intervención de la administración puede apoyar la demanda levantando los límites de liquidez a las víctimas de los terremotos, que tiene la importante implicancia de que las transferencias en efectivo son mejores que cualquier otra ayuda.

La existencia de tal intervención gubernamental podría ser la razón por la cual algunos estudias encuentran poca pérdida definitiva de la producción económica después de los terremotos. Otra, más profunda, razón es la extraordinaria resiliencia que las sociedades exhiben hacia el daño físico. Gay Becker y otros teóricos del capital humano han mostrado mientras el capital humano de la sociedad permanezca intacto, la destrucción del capital físico puede llevar a un mayor crecimiento e incluso, últimamente, a mayores ingresos que sin la destrucción física.

Hay una visión definitiva de la economía que, mientras no pueda evitar el daño, puede ayudar a distribuir el costo de los desastres naturales a aquellos mejor capacitados para soportarlo. Se piensa, por supuesto, en seguros. Los terremotos golpean al azar pero de maneras que puedes ser probabilísticamente cuantificadas, lo que los hace en principio idealmente asegurables, ya sea por individuos y empresas expuestos o por las autoridades que recogen las cuentas.

Del daño económico del terremoto de 2010 en Chile, al menos un tercio fue recuperado por impuestos, virtualmente todo los US$ 8 mil millones de pérdidas aseguradas en última instancia fueron pagadas por las reaseguradoras globales, constituyendo una gran transferencia neta a la economía chilena. En contraste, los seguros contra terremotos parecen ser insuficientemente desarrollados en Italia, con algunos estimando que menos del 2% del total de las pérdidas económicas están aseguradas. Este es un área en la que la industria financiera puede hacer mucho bien, y los gobiernos necesitan asegurar que así sea.

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