Economía

Chile no hubiera crecido como lo hizo sin las instituciones y líderes del siglo XIX

Un análisis del contexto histórico en el país y la región muestra el aporte de figuras e ideas a la expansión de la economía.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Lunes 21 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Entre 1880 y 1910, en plena explosión del boom salitrero, la economía chilena destacó por sobre la de otros países mineros, al lograr una expansión promedio anual de 1,4%.

¿Fue sólo gracias al boom del salitre? Un análisis histórico de la Universidad del Desarrollo dice que no. Los profesores Juan Pablo Couyoumdjian y Cristián Larroulet -hoy jefe de asesores del segundo piso de La Moneda- observaron el comportamiento del Producto Interno Bruto, pero también de los líderes e instituciones de la época, apuntando a que la relevancia de lo que llaman “emprendedores institucionales” en el desarrollo económico.

El paper, titulado “Ideas, líderes e instituciones en el Chile del siglo XIX” y elaborado hace dos años, fue publicado recientemente en el Journal of Institutional Economics. En él, los académicos postulan que los líderes que contribuyeron a la creación de instituciones, así como sus ideas y creencias, tuvieron un rol central al explicar el crecimiento del país.

“Miramos ese contexto en términos del entorno institucional y, detrás de ese entorno, el ambiente cultural y las ideas, y cómo algunos líderes ayudaron a que esas ideas se plasmaran”, explica a DF Couyoumdjian.

Agrega: “La era portaliana no fue la más democrática en la historia de Chile, pero sí abrió el espacio a un sistema que se fue adaptando prácticamente sin revoluciones (...) El liberalismo en Chile fue ganando espacio por la vía política. Eso es mérito de la matriz institucional”.

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La importancia del líder

Los académicos revisaron la historia e ideas promulgadas por tres “emprendedores institucionales” de la época: Mariano Egaña (1783-1846), Andrés Bello (1781-1865) y Manuel Rengifo (1796-1845). El paper postula que ellos tuvieron un rol central al final del período de experimentación constitucional tras la independencia de 1818.

El análisis destaca que la estabilidad política y la creación de “capacidad estatal” (en oposición a los Estados fallidos de Iberoamérica en la época) desempeñó un papel vital para el crecimiento económico. Los líderes analizados fueron vitales para la apertura del país al comercio internacional, así como para la instalación de infraestructura como el puerto de Valparaíso y de trenes en el país, entre otros.

Su aporte, postula el documento, también vino a través del imperio de la ley y el capital humano.

Couyoumdjian explica que Chile tenía “una economía que viene de un legado colonial, como toda Latinoamérica, pero donde hay una cultura y normas sociales sobre las cuales se coloca una nueva institucionalidad”.

Normas flexibles

Para el académico, la principal característica del nuevo orden impulsado por estos líderes fue lo que permitió la adaptación al contexto local.

“A veces, se trata de imponer normas formales, una Constitución, leyes o decretos, sobre una cultura que no es consistente”, señala. “El mérito de los constituyentes de 1833 y de los líderes de la primera mitad del siglo XIX en Chile fue construir una constitucionalidad que cuajó, que hizo consistentes las normas formales con el contexto”.

Otros países no tuvieron esa suerte, agrega Couyoumdjian. “En Argentina hubo anarquía y desorden por varios años; en la Gran Colombia también. Chile logró una estabilidad”.

Las lecciones del estudio, señala el académico, quedan para cada uno. Pero, a través del caso estudiado de Chile, dice, puede rescatarse “cómo la cultura, las ideas y los líderes se relacionan”.

 Vea el documento completo aquí

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