Economía

¿Cómo es estudiar en el colegio más caro del mundo?

Más allá del lujoso equipamiento y comodidades, una educación pensada para los líderes mundiales del futuro.

Por: Renato García J. | Publicado: Viernes 7 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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El debate sobre la educación ha estado enfocado crecientemente en la calidad, pero también en el costo. Y aunque en Chile existen grandes diferencias en precios, los colegios más destacados a nivel mundial pueden alcanzar valores mucho más altos.

El más caro es el Institut Le Rosey, un internado en Suiza que cuesta 108.000 francos al año, poco más de 75 millones de pesos chilenos. Eso es más de diez veces más que los colegios más caros de Chile, que pueden rondar los 7 millones al año, incluyendo matrícula.

Por ese precio, sin embargo, sus alumnos pueden acceder a increíbles beneficios y comodidades, incluyendo dos hermosos campus, uno para el verano y otro para el invierno, en un resort para esquiar. El campus de verano es una propiedad de 28 hectáreas en Rolle, entre Ginebra y Lausanne, que cuenta con piscinas interiores y exteriores. En el centro del parque, el Château du Rosey, es una mansión del siglo XIV.

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Conciertos y caballos

El salón Paul & Henri Carnal es el corazón de las actividades artísticas del colegio, que cuenta con tres orquestas, incluyendo música de cámara, pero también varias bandas de rock. La sala de conciertos con capacidad para 900 espectadores, suele estar llena debido a que más de 60% de los alumnos toca algún instrumento.

Le Rosey ofrece también más de 25 deportes, desde equitación con establos para 30 caballos, hasta un centro náutico en el Lago Ginebra, con un yate de 38 pies, embarcaciones a vela, remo, lanchas a motor y equipo para esquí acuático. Incluso cuenta con un spa con piscina techada de 25 metros, sauna, y baños turcos.

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La “escuela de los reyes”

Con una matrícula de solo 400 alumnos, los “roseanos”, como se denominan, ingresan a clases en septiembre y salen de vacaciones entre octubre y diciembre. Cuando se retoman las actividades, después de Navidad, se dirigen a la pequeña ciudad invernal de Gstaad. Durante este período, las clases se extienden hasta la mañana del sábado, lo que permite a los jóvenes esquiar cuatro días a la semana. Tras un alto en marzo, las actividades se reinician en el campus principal en abril.

Los 180 dormitorios con baño en suite están cómodamente amoblados. Cada uno es compartido por dos compañeros, pero los alumnos pueden cambiarse hasta tres veces en el año.

A pesar de su elevado costo, Le Rosey no tiene escasez de demanda, y normalmente hay cuatro aspirantes por vacante. Pero cuando egresan, sus perspectivas están prácticamente aseguradas. Cerca de 30% de sus alumnos se unen a universidades ranqueadas entre las 25 mejores del mundo.

Sus alumnos provienen de todas partes. Actualmente hay jóvenes de 67 países. De ellos se espera que sean bilingües (inglés y francés), y se les alienta a estudiar hasta cuatro idiomas, incluyendo swahili. Para esto resulta conveniente la enorme biblioteca, con 30 mil volúmenes en más de 20 idiomas.

Conocida como “la escuela de los reyes”, entre sus egresados están el Rey Alberto II de Bélgica, el Shah de Irán y el Príncipe Rainiero.

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Un día normal

Con un profesor por cada cinco alumnos, la clase promedio tiene menos de diez integrantes.

En un día normal, los estudiantes se despiertan a las 7:00 y toman un desayuno buffet informal. Las clases comienzan a las 8:00 y el primer tramo se extiende hasta las 12:20, con un alto a media mañana para una tasa de chocolate.

Después de almuerzo, las clases se reanudan a las 13:30 y terminan a las 15:30. Entre las 16:00 y las 18:00 es el turno de los deportes y el arte. Después hay un breve período de estudios y luego la cena es un evento formal, a las 19:30. El menú es preparado por un equipo permanente de chefs, y los alumnos hacen turnos como meseros.

Aunque el alcohol está prohibido en general, pueden consumir vino en veladas especiales acompañados por profesores, además de las catas organizadas por el colegio. Tampoco está permitido fumar.

Después de la comida, habitualmente hay eventos culturales como lecturas y debates. El año pasado incluso hubo un concierto de Phil Collins.

La hora de ir a la cama llega a las 23:30.

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