Economía

¿Cómo funciona la desigualdad?

Por: Angus Deaton, Nobel de Economía 2015 | Publicado: Martes 2 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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La desigualdad ha sido nombrada como una de las causantes de las irrupciones populistas de los años 2016 y 2017. Pero, ¿qué es la desigualdad y qué papel desempeña en la inhibición o el fomento del crecimiento o en el debilitamiento de la democracia? ¿La desigualdad mata, por ejemplo, al conducir a las personas al suicidio o a "muertes por desesperación"? O, ¿es la desigualdad un mal necesario que debemos tolerar en ciertos niveles?

Estas son preguntas que me formulan a menudo. Pero, a decir verdad, ninguna de dichas preguntas es particularmente útil, ni es una a la que se pueda responder, o incluso, ni siquiera está bien planteado. La desigualdad es más una consecuencia que una causa de los procesos económicos, políticos y sociales. Algunos de estos procesos son buenos, algunos son malos, y algunos son realmente muy malos. Sólo al separar lo bueno de lo malo (y de lo peor) podemos entender la desigualdad y qué se puede hacer al respecto. Además, la desigualdad no es lo mismo que la injusticia; y, en mi opinión, es esta última la que ha incitado tanta agitación política en el mundo rico de hoy. Algunos de los procesos que generan desigualdad son ampliamente vistos como justos. Pero otros procesos son profunda y obviamente injustos, y se han convertido en una fuente legítima de ira y rencor.

Si bien la globalización y el cambio tecnológico han alterado las formas de trabajo tradicionales, ambos procesos tienen el potencial de beneficiar a todos. El hecho de que no hayan beneficiado a todos sugiere que los ricos hubiesen capturado dichos beneficios sólo para sí mismos. Tomará mucho más trabajo de investigación determinar cuáles políticas y qué procesos están evitando el aumento de los salarios de la clase media y la clase trabajadora, así como también cuantificar los efectos; sin embargo, lo que se presenta a continuación es una lista preliminar.

En primer lugar, el financiamiento de la atención médica está teniendo un efecto desastroso en los salarios. Debido a que la mayoría del seguro de salud de los estadounidenses es provisto por sus empleadores, son los salarios de los trabajadores, esencialmente, los que pagan por las ganancias y los altos salarios que se perciben en la industria médica. Cada año, EE.UU. desperdicia un millón de millones de dólares – alrededor de unos US$ 8.000 por familia – más que otros países ricos en costos excesivos de atención médica, y tiene peores resultados de salud que casi todos. Cualquiera de las varias alternativas de financiación europeas podría recuperar esos fondos, pero la adopción de cualquiera de las mismas desencadenaría la feroz resistencia de aquellos que ahora se benefician del statu quo.

Un problema relacionado es el aumento de la consolidación del mercado en muchos sectores. Al fin y al cabo, es más fácil obtener beneficios a través de la búsqueda de rentas y la monopolización que a través de la innovación y la inversión.

Para empeorar las cosas, más del 20% de los trabajadores ahora están sujetos a cláusulas de no competencia, lo que reduce el poder de negociación -y, por lo tanto, sus salarios. Del mismo modo, 28 estados de EEUU han promulgado las llamadas leyes de "derecho al trabajo", que prohíben los acuerdos de negociación colectiva que requerirían que los trabajadores se afilien a sindicatos o paguen cuotas sindicales. Como resultado, las disputas entre empresas y consumidores o trabajadores se resuelven cada vez más fuera de los tribunales a través del arbitraje – un proceso que es abrumadoramente favorable para las empresas.

Otro problema más es la externalización, no sólo en el extranjero, sino también dentro de EEUU, mediante la cual las empresas están reemplazando trabajadores asalariados o de tiempo completo por contratistas independientes. Los servidores de alimentos, conserjes y trabajadores de mantenimiento que solían ser parte de compañías exitosas ahora trabajan para entidades con nombres como AAA-Service Corporation. Estas compañías operan en una industria altamente competitiva y de bajos salarios, y brindan pocos o ningún beneficio y pocas oportunidades de ascenso laboral.

La inmigración no calificada también plantea un problema para los salarios, aunque esto es polémico. A menudo se dice que los inmigrantes toman trabajos que los estadounidenses no quieren. Pero tales afirmaciones no tienen sentido sin alguna referencia a los salarios. Es difícil creer que los salarios de los estadounidenses poco calificados habrían permanecido tan bajos como lo hicieron en ausencia de los ingresos de inmigrantes no calificados. Como el economista Dani Rodrik señaló hace 20 años la globalización hizo que la demanda de la mano de obra sea más elástica. Entonces, incluso si la globalización no reduce los salarios directamente, esta hace que sea más difícil para los trabajadores obtener un aumento salarial.

Otro problema es que el mercado de valores recompensa no solo la innovación, sino también la redistribución es decir el aumento de la proporción de capital y la disminución de la proporción de mano de obra. Esto se refleja en la participación de las ganancias en relación con el PIB, que ha aumentado del 20% al 25% en el mismo período en que los salarios medios se han estancado. El aumento sería incluso mayor si los salarios de los ejecutivos se contabilizaran como ganancias en lugar de salarios.

El problema final en nuestra lista preliminar es político. Hemos entrado en un período de fogatas regulatorias. La Oficina de Protección Financiera del Consumidor, a pesar de haber descubierto importantes escándalos, está ahora en peligro, como lo está la legislación Dodd- Frank del año 2010, que introdujo medidas para prevenir otra crisis financiera.

Además, el presidente Donald Trump ha indicado que quiere eliminar una norma que exige que los administradores de dinero actúen en el mejor interés de sus clientes. Todas las "reformas" desreguladoras que actualmente se proponen beneficiarán al capital a expensas de los trabajadores y los consumidores. Si esta historia de salarios medios estancados y salarios altos crecientes es correcta, entonces puede haber una luz de esperanza en nuestra era de desigualdad, porque esto significa que el mercado laboral disfuncional de EEUU no es una consecuencia irremediable de procesos imparables como la globalización y el cambio tecnológico.

Se puede lograr un progreso ampliamente compartido con políticas diseñadas específicamente para beneficiar a consumidores y trabajadores. Y, esas políticas ni siquiera necesitan incluir impuestos redistributivos, medida a la que muchos trabajadores se oponen. Por el contrario, pueden enfocarse en maneras de fomentar la competencia y desalentar la búsqueda de rentas.

Con las políticas correctas, la democracia capitalista puede funcionar mejor para todos, no sólo para los ricos. No necesitamos abolir el capitalismo o nacionalizar selectivamente los medios de producción. Sino que debemos volver a poner el poder de la competencia al servicio de las clases media y trabajadora.

Angus Deaton, Nobel de Economía 2015.

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