Economía

Crecimiento al alza e inflación débil ponen en aprietos a bancos centrales de grandes economías

Autoridades monetarias en Japón, Europa y EEUU buscan un equilibrio que les permita normalizar su política sin frenar la expansión económica.

Por: María Akbulyakova | Publicado: Lunes 24 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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El mundo desarrollado está enfrentando una nueva realidad en que la recuperación del crecimiento va de la mano de una inflación aún débil, y los bancos centrales se preguntan cómo adaptarse al nuevo escenario. El desempeño de las grandes potencias tiene a los mercados expectantes por un eventual endurecimiento de la política monetaria ultralaxa que caracterizó a la post crisis, así como un retiro gradual de los programas de alivio cuantitativo (QE), pero las autoridades no quieren apresurar una decisión.

“Es uno de los rompecabezas económicos más sorprendentes de nuestro tiempo: ¿porqué, cuando las tasas de desempleo están cerca de mínimos históricos en tantas partes del mundo occidental, el crecimiento de los salarios es tan lento y la inflación tan moderada?”, señaló a Reuters Janet Henry, economista jefe global de HSBC.

La Fed actúa

La institución más atrevida en su política monetaria ha sido la Reserva Federal de EEUU (Fed), que desde diciembre ha subido las tasas tres veces y anunciado la pronta reducción de su masiva hoja de balances, de US$ 4,5 billones (millones de millones).

El país se acerca al empleo pleno, lo que pone más presión a los salarios, otorgando más margen de maniobra. Sin embargo, la desaceleración del ritmo de inflación -que avanzó apenas 1,6% en junio comparado con cifras por encima de 2% a finales de 2016 y principios de 2017- hace prever que el regulador bajará su ritmo de ajustes.

Pero a pesar de que no se espera un aumento de tasa tras la reunión de este martes y miércoles, los economistas apuestan a que la institución seguirá su estimación previa de tres movimientos este año y subirá las tasas una vez más.

A mediados del mes, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, afirmó ante congreso que la economía del país sigue creciendo y puede soportar otro ajuste monetario, aunque adoptó un tono más precavido al afirmar que “considerable incertidumbre siempre afecta al panorama económico”.

Japón y Europa

En tanto, el avance de precios es particularmente desalentador en Japón, que, a pesar de la recuperación económica, todavía está combatiendo el fantasma de deflación que abandonó al país hace menos de un año.

En su reunión de política monetaria la semana pasada, el banco central nipón, BoJ, dejó sin cambios las tasas negativas y mantuvo el ritmo de compra de bonos en

US$ 715 billones anuales. Y a pesar de elevar sus pronósticos de crecimiento, postergó por sexta vez la fecha en que prevé que la inflación llegará a la meta de 2%, hasta marzo de 2020.

Otro regulador que dejó sin cambios la semana pasada su política monetaria fue el Banco Central Europeo (BCE): la inflación de la zona euro y el aumento de sueldos “no están allí todavía”, afirmó el presidente de la institución, Mario Draghi.

Sin embargo, los mercados interpretan señales más allá de las declaraciones formales y apuestan a un giro en el corto plazo. Así, el BoJ ya empezó a rebajar el ritmo de compras de bonos que los expertos consideran insostenible.

Por su parte, Draghi también dio las primeras señales de un cambio de postura al señalar el mes pasado que la institución podría “ajustar los parámetros” de su programa de estímulos (QE), actualmente de US$ 70.000 millones mensuales.

La autoridad probablemente se mostró más precavida para evitar repetir el “mini taper tantrum” en los mercados estadounidenses en 2013, cuando el anuncio del entonces presidente de la Reserva Federal (Fed) Ben Bernanke sobre un cercano fin del alivio cuantitativo llevó al rendimiento de bonos de largo plazo subir considerablemente.

Por eso, a pesar del tono neutral de Draghi tras la reunión, el euro subió a sus máximos en dos años y los economistas seguían apostando que la salida del QE será anunciada en las próximas reuniones, septiembre u octubre, y tomará menos de un año.

Enfoque en el Brexit

En tanto, la autoridad monetaria del Reino Unido tiene que enfrentar las perspectivas inciertas para la economía del país tras la decisión de los británicos de salir de la Unión Europea.

El Banco de Inglaterra (BoE) rebajó las tasas de interés a 0,25% hace un año, después de la votación, y ahora enfrenta presión debido a la alta inflación que ya empezó a afectar los gastos del consumidor, el principal motor del crecimiento del país. A pesar de un sólido avance del PIB en 2016, en el primer trimestre del año en curso la economía se expandió apenas 0,2% trimestral, la cifra más baja entre los países de G7.

Y mientras que el BoE ha resistido la presión por ajustar su política monetaria este año, cuando el ritmo de inflación seguió una trayectoria alcista, una leve rebaja de junio hace casi imposible que el anuncio llegue en su próxima reunión de agosto.

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