Economía

Cristina se prepara para volver

La expresidenta de Argentina reinventa su imagen y lidera las encuestas senatoriales en Buenos Aires. Su inminente retorno enerva al macrismo.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Viernes 21 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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No es su costumbre, pero esta vez Cristina habla poco. Es un viernes de julio y, en el teatro Radio City, en Mar del Plata, miles de personas cantan el nombre de la expresidenta; ella tarda en aparecer y, cuando lo hace, no ofrece más que un saludo breve. Después, durante un cuarto de hora, se la pasa llamando por su nombre a sus invitados: un hombre que fabrica poleras, una mujer que tiene una ferretería, un taxista, un recién jubilado. Uno a uno los sube al escenario, los abraza, y después, cuando están todos de pie tras ella, les va pasando el micrófono.

El momento es íntimo. No parece el lanzamiento de una candidatura al Senado por la provincia de Buenos Aires, que concentra casi 40% del electorado argentino y es un territorio clave en las legislativas de octubre. Los marplatenses del escenario cuentan sus penurias cotidianas con una jocosidad idiosincrática y se lamentan del estado del país, que hace dos años puso fin a más de una década de gobiernos peronistas y eligió el cambio, llevó a la Casa Rosada a Mauricio Macri y dejó a la exsenadora, exprimera dama y exmandataria fuera de la vida política.

Pero Cristina quiere volver. Para lanzar su carrera, elige Mar del Plata, una ciudad que, dice, “es un símbolo: cuando a Argentina le va bien, a Mar del Plata le va mejor, y cuando a Argentina le va mal, a Mar del Plata le ha ido peor”.

Para ella, al país le está yendo mal. Su diagnóstico se basa en el aumento dramático de los precios (la inflación anual está sobre el 25%) y un desempleo que no baja del 9%.

Pero su discurso no incluye cifras ni indicadores.

“Si los ven tristes, desesperanzados y desunidos, este gobierno va a ser cualquier cosa. Por eso mi misión es darles esperanza”, señala, con la calculada emoción que caracteriza sus intervenciones públicas. “Es lo único que me mueve de estar acá: transmitirles fuerza y esperanzas y que estén todos unidos”.

Con la frente marchita

A sus 64 años de edad, la viuda de Néstor Kirchner quiere reinventar su imagen política y apoderarse del mensaje del cambio, pero el cambio para bien. No quiere que su candidatura proponga apenas un regreso a un pasado incómodo.

Para eso, su campaña senatorial se aleja de las figuras que acompañaron su último gobierno. La señal más fuerte es la exclusión de los rostros que conformaban La Cámpora, el grupo de jóvenes de izquierda que ocupó varios de sus ministerios en medio de su caída en las encuestas.

También dejó atrás a su partido, el Frente para la Victoria, y formó uno nuevo: Unidad Ciudadana. Con él competirá contra su exministro de Transportes, Florencio Randazzo.

A pesar de la división de los votos en el peronismo, casi nadie duda que Cristina volverá a la vida política. En las encuestas, supera por más de diez puntos a sus competidores más cercanos: el candidato de Macri, el exministro de Educación Esteban Bullrich, y a Sergio Massa, el líder del también peronista Frente Renovador.

El inminente regreso de Cristina enerva al gobierno. Fernández de Kirchner enfocará su campaña en lo que los argentinos llaman la grieta: las diferencias irreconciliables entre la derecha de Cambiemos y la izquierda del peronismo. La carrera podría dañar la imagen del presidente y politizar la agenda legislativa.

Para defenderse, la Casa Rosada y sus candidatos buscarán atacar a la expresidenta en su punto más débil: los casos de corrupción que persiguen el recuerdo de sus ocho años de gobierno.

La justicia en los talones

En abril pasado, Fernández transformó un problema en una oportunidad. El 13 de ese mes tuvo que comparecer ante tribunales en Comodoro Py, pero, si bien guardó silencio en la sala, a su salida habló por más de una hora.

“Me pueden citar veinte veces. Me pueden meter presa, pero no van a hacer que deje de decir lo que pienso”, señaló, en un tono desafiante, ante miles de sus adherentes que se congregaron para acompañarla.

No está claro si esa misma estrategia le brindará una victoria en octubre. Su retorno al Senado puede estar garantizado, pero no vale mucho si no trae consigo una derrota del macrismo, específicamente en Buenos Aires.

La piedra en el zapato de la exmandataria son los casos de corrupción en su contra: se le investiga por millonarias irregularidades en la adjudicación de obras públicas al empresario Lázaro Báez y, además, es procesada por asociación ilícita y fraude al fisco.

Aunque la evidencia contra Cristina es abrumadora (Báez se encuentra preso, al igual que su exministro de Obras Públicas, José López) no está claro que a los argentinos les preocupe demasiado la corrupción. El expresidente Carlos Menem pasó un año y medio en prisión por venta ilegal de armas y, un año más tarde, ganó la primera vuelta electoral.

Sí está claro que les preocupan los precios y el trabajo. Por eso esta vez, en el escenario marplatense, Cristina habla menos y escucha más. Su silencio le otorga más posibilidades de volver.

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